BarcelonaUno de los fenómenos curiosos de la política española reciente es este tipo de nostalgia del pujolismo, es decir, de la Cataluña de los años 80 y 90, que comparten la izquierda e incluso partes de la derecha (el feijóoísmo, por ejemplo) . Esta nostalgia era muy visible en la tertulia de este viernes de la Cadena SER, que precisamente presenta Àngels Barceló, una periodista que dio el salto a Madrid huyendo precisamente del pujolismo. "Catalunya era un país que lideraba España y era un ejemplo para muchos de nosotros, que nos parecía que allí nos traían mucha ventaja. Ahora la percepción que tengo es que van atrás", decía Javier Aroca, insigne representante de la progresía española. "¿Qué queda de la Cataluña grande del año 92, de ese espíritu de apertura, de riqueza?", se preguntaba retóricamente Carlos Sánchez, director adjunto de El Confidencial y voz autorizada del moderantismo ibérico. Y Barceló remataba acusando a los independentistas de "gobernar sólo para una parte de la población" (nunca he entendido cómo se puede hacer esto, la verdad).
La paradoja Isla
Todo ello era a raíz de no entender las reticencias de ERC en investir a Salvador Illa. En este sentido, la opinión de la jurista Mariola Urrea, que pedía comprensión para el debate interno de los republicanos, resultaba mucho más ponderada. Pero el caso es que siempre me ha fascinado esta nostalgia del pujolismo por parte de la izquierda española porque supone la aceptación de un sistema de equilibrios de poder en el que la Generalitat siempre debía estar en manos del centroderecha de CiU . Y la paradoja es que aquellos que añoran esa etapa son los mismos que ahora piden a ERC que haga presidente a Salvador Illa. Curioso, ¿no?
