La peor pesadilla de las élites madrileñas
BarcelonaResulta ciertamente conmovedora la lectura de una pieza del diario El Mundo titulada "Intrahistoria de uno de los días más tristes de Almeida: del caos de la Vuelta a la amenaza sobre la NFL y la Fórmula 1... y con el enemigo Alberto de Mónaco como testigo". Dejando a un lado la afición del rotativo por los titulares kilométricos y enrevesados, aptos solo para entendidos en la materia, lo cierto es que permite captar cómo las protestas propalestinas de la Vuelta han metido el donde más le duele a las élites madrileñas porque han echado por los suelos la imagen de una ciudad apolítica y business friendly que llevan años esculpiendo con su hegemonía ideológica.
Gracias al periodista Carlos Guisasola descubrimos el pánico que han provocado las imágenes de las protestas entre las administraciones y los promotores de los grandes acontecimientos futuros que debe acoger la ciudad, como la Fórmula 1 o un partido de la NFL norteamericana, y también la aspiración a ser la sede del Mundial de fútbol de 2030. Por no hablar del sueño olímpico, que se ve que todavía colea en algunos despachos madrileños que se resisten a asumir el fracaso de la época Gallardón-Botella.
Gracias a El País también descubrimos otro motivo de enfado por parte de Almeida y Ayuso, y es que se ve que el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid se habían comprometido a gastar 400.000 euros en promover la imagen de Madrid durante la etapa final de la Vuelta. Y ahora, obviamente, después de la cancelación de la etapa, temen que tendrán que pagar el dinero igualmente.
En el relato turbocapitalista madrileño, las imágenes del domingo representan una especie de pesadilla, la de una sociedad que se moviliza y que no solo se conforma con su ración diaria de cañas y tapas.
