Pepe Rubianes en estado puro
La plataforma 3Cat ha estrenado El mundo de Pepe Rubianes, tres capítulos de media hora que recopilan todo el material documental que el actor producía en sus viajes. Iba siempre con una videocámara, otra de fotografiar, una grabadora de sonido y un montón de libretas. Lo utilizaba todo para dejar constancia de las vivencias, las anécdotas, los paisajes y las sensaciones que experimentaba en los viajes a Cuba, Egipto, Oriente Próximo, India y, sobre todo, en el África subsahariana, donde estableció un vínculo emocional muy especial con Kenia.
Quince años después de su muerte, Pepe Rubianes reaparece gracias a todo este archivo personal, en un formato que es un híbrido entre el documental de viajes y el monólogo en construcción. El planteamiento narrativo es excelente. La edición combina con ritmo todo el material audiovisual agrupado por zonas geográficas. Todo ello tiene un carácter doméstico y espontáneo que se combina con declaraciones puntuales de personas del círculo íntimo del actor que le acompañaban ocasionalmente en estas aventuras: su hermana Carmen, Albert Amigó, que era su guía de confianza en los viajes, y sus amigos Pep Molina, Maria Rosales, Juan Domingo de Cruz y Ernest Folch.
El montaje prioriza los instantes en que Pepe Rubianes se expresa con libertad y reacciona a la belleza del paisaje y las vicisitudes del viaje: “¡Me encanta este sitio! ¡Es como Cadaqués pero en bruto! ¡Leno de basura y sin pijos!”, exclama eufórico cuando acaba de llegar a la isla de Lamu. Las secuencias se alternan con breves fragmentos de los monólogos de Pepe Rubianes para demostrar cómo las experiencias de los viajes se incorporaban a sus espectáculos. El actor era un gran observador y un devorador de instantes. Se comportaba como un explorador voraz que anota cada detalle y hace dibujos en sus libretas. Narrativamente, hay un aspecto muy acertado que lo ata todo: la locución con la misma voz de Pepe Rubianes. El actor habla en primera persona como si nos fuera contando a los espectadores todo lo que vemos. Es como si nos ofreciera una proyección de sus vacaciones. Esto se ha logrado creando una voz sintética a través de inteligencia artificial gracias a su voz real. El relato reproduce lo que el propio actor escribía en los dietarios personales de esos viajes.
Más allá de la curiosidad por las expediciones de Pepe Rubianes, podemos conocer al personaje de una manera muy auténtica: su facilidad para conectar con la gente, crear vínculos y hacer reír. Esta parte exhibicionista y egocéntrica del actor que se siente con la necesidad constante de autofilmarse es obvia: cuando se levanta, cuando hace gimnasia, cuando escribe, cuando se encuentra con amigos... A pesar de ser un material de uso personal, Rubianes parece dirigirse siempre a un público imaginario que le observa. Es un jóman perpetuo. La única duda es hasta qué punto un material tan espontáneo y privado ha tenido que recortar y adaptarse a la sensibilidad y la corrección política actual. En cualquier caso, El mundo de Pepe Rubianes es una oportunidad para ver el último gran espectáculo del actor.