Ficción

¿Por qué ver 'Querer', la serie que explora la violación dentro del matrimonio?

La ficción dirigida por Alauda Ruiz de Azúa se centra en el consentimiento en las relaciones sexuales de una pareja casada

BarcelonaEl debate del consentimiento ha estado muy vivo en los últimos años, pero todavía hay una última frontera infranqueable que es lo que ocurre dentro del matrimonio, agresiones que suelen ser más opacas o más difíciles de detectar. Esta cuestión está en el centro de Voler, la potente nueva serie de Movistar+ que llega este jueves a la plataforma y que está centrada en una mujer que tras 30 años de matrimonio denuncia a su marido por violación continuada. Alauda Ruiz de Azúa (Cinco lobitos), que dirige la ficción, también firma el guión junto a Eduard Sola (Casa en llamas) y Julia de Paz.

El concepto de consentimiento es desde hace tiempo uno de los estandartes de la lucha feminista. Su definición ha ido evolucionando con el paso del tiempo, y mientras hay voces que dicen que es difícil establecer cuando existe o no consentimiento en una relación sexual, la realidad es que, según la ley, hay límites claros: por ejemplo , el Parlamento de Cataluña aprobó en noviembre de 2020 una modificación de la ley de 2008 para erradicar la violencia machista que incluye el concepto deconsentimiento sexualcomo "voluntad expresa" desde la "libertad", una voluntad que debe mantenerse "durante toda la práctica sexual". En el ámbito español, la ley establece que "sólo se entenderá que existe consentimiento cuando se haya manifestado libremente mediante actos que expresen de forma clara la voluntad de la persona".

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Un matrimonio "normal"

Miren, interpretada por una impresionante Nagore Aramburu, lleva 32 años casada con Iñigo (Pedro Casablanc). Juntos tienen dos hijos y podría considerarse que son una familia de clase media-alta que vive cómodamente en Bilbao. La serie arranca con Miren en comisaría, aprovechando un viaje de trabajo de su marido para empezar los trámites de divorcio y denunciar a su pareja por violación continuada durante buena parte de su matrimonio. Esta decisión supone un descalabro para toda la familia, con sus hijos, Jon (Iván Pellicer) y Aitor (Miguel Bernardeau), ante la disyuntiva de apoyar o no a la madre.

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"La conversación sobre el consentimiento está en el centro de la actualidad. Nos estamos replanteando cuestiones que hace escasos 6 o 7 años eran impensables. En este marco, surgió esta idea de crear una historia sobre un caso de abuso sexual que limita con lo jurídico y lo familiar: una mujer denuncia que ha sido violada durante años por su marido. Eso sí, él nunca le pegó y ella no dijo que «no»", explica Ruiz de Azúa. El no verbalizar su negativa a mantener relaciones sexuales es una de las primeras cosas que le reprocha el hijo mayor a Miren.

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La directora detalla que tanto ella como sus compañeros de guión pasaron meses investigando sobre el tema que querían tratar, que es especialmente delicado. Se reunieron con abogados, asociaciones de víctimas y psicólogos, y asistieron a varios juicios. "No hay nada de lo que ocurre o se dice en la serie que no haya pasado una o varias veces en la realidad. El caso es un caso ficticio, construido, pero que podría ser perfectamente real", señala. Con delicadeza y rigor, la serie va pelando las capas de un matrimonio aparentemente "normal" en paralelo al proceso judicial.

A la hora de explicar el caso, la directora y guionista decidió que los espectadores tuvieran la función de jueces y sólo mostrar cuatro puntos de vista, los de la familia protagonista (Miren, Iñigo y sus dos hijos). "No hay flashbacks, no hay certezas absolutas. El espectador tendrá que sacar sus propias conclusiones como en un juicio, pero también reflexionar sobre cómo las sacamos cuando una historia así nos llega a la vida, al vecindario oa la oficina", argumenta Ruiz de Azúa.

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