Territorio

Bajo el agua del Delta: "Estamos hartos de ser el territorio que siempre se expolia"

El delta del Ebro está desapareciendo por la falta de sedimentos y bajo la presión de la crisis climática. Este proyecto muestra este paisaje a través de una serie de imágenes intervenidas con agua del mar Mediterráneo, lo mismo que está invadiendo y erosionando la zona

Wayra Ficapal
y Wayra Ficapal

Delta del EbroEl delta del Ebro se ahoga. Hoy en día el 98% de los sedimentos que garantizan la existencia del humedal se quedan secuestrados en los embalses de Mequinenza y Ribarroja, lo que provoca una fase de retroceso y erosión del Delta sin precedentes. La desaparición del delta del Ebro es un proceso que se ha visto acelerado en los últimos años con el cambio climático, al subir el nivel del mar a consecuencia del deshielo de las masas polares, y con el incremento de la frecuencia y la gravedad de fenómenos climáticos adversos. Prueba de ello es el temporal Gloria que en 2020 subió las aguas del Mediterráneo alrededor de un metro. Entre el 20 y 23 de enero, las olas de más de ocho metros arrasaron la barra del Trabucador y rompieron esta estrecha y frágil playa de seis kilómetros de longitud y 120 metros de ancho que une la punta de la Banya con el continente . La tormenta borró playas y dunas, y el agua del mar penetró tres kilómetros tierra adentro e inundó 3.000 hectáreas de terreno. Cuatro años más tarde, el Delta sigue recuperándose de los efectos devastadores de esa borrasca a la vez que se enfrenta a otros problemas.

"El Delta está peor de lo que la gente piensa", asegura el campesino y presidente de la junta rectora del Parque Natural del Delta del Ebro, Dani Forcadell, en referencia a la ignorancia generalizada que rodea la problemática del Delta. Forcadell reflexiona: "Cuando trabajas en tu día a día no te das cuenta. No es hasta que vueltas, estás en los sitios y te informas de que te das cuenta de lo que está pasando aquí".

El 90% de los humedales del mundo se han degradado

La situación del delta del Ebro no es una excepción de este humedal. Según datos de SEO/Birdlife, los humedales conforman el ecosistema que más regresión ha experimentado desde el siglo pasado: hoy por hoy, casi el 90% de los humedales del mundo se han degradado o extinguido.

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"Se trata de un efecto antropogénico cuya causa principal es la repentina interrupción del flujo de sedimentos en los ríos a raíz de la proliferación de embalses en las cuencas hidrográficas a lo largo del siglo XX y en todo el planeta", resume el profesor de hidráulica de la Universidad de Zaragoza César González Cebollada en el libro Tierra tomada, que recoge distintas voces expertas en la gestión de los sedimentos en el mundo.

En España, a pesar de ser el tercer país con más humedales de importancia internacional, ha desaparecido entre el 60% y el 75% de la superficie húmeda original a lo largo de los 200 años anteriores a la década de los noventa. Estamos hablando de entre 280.000 y 500.000 hectáreas de humedales desvanecidos.

"La mala gestión del agua está detrás de la silenciosa desaparición de los humedales en España", apunta la entidad de conservación de aves SEO/BirdLife.

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Los beneficios de las aportaciones fluviales y de sedimentos al mar están más que estudiados: cada metro cúbico por segundo de agua del caudal medio que el Ebro vierte al Mediterráneo en época de puesta piscícola propicia al año siguiente unas capturas aproximadas de 114 kilos en la flota pesquera del entorno del Delta.

El mar Mediterráneo, con corrientes oceánicas modestas, es relativamente pobre en nutrientes. Por eso, la riqueza natural depende en gran medida de las aportaciones locales como la del Ebro. El problema es que la cantidad de agua y sedimentos que llega al mar es cada vez menor.

"Durante los últimos sesenta o setenta años sólo ha llegado un 1% de los sedimentos que llegaban hace medio siglo al Delta. Si no llegan sedimentos, el Delta no es que no avance, sino que retrocede con cada empuje que hace el mar ", subraya Jordi Parés de la Asociación Sediments.

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No asegurar sedimentos ni unos caudales funcionales –los que permiten mantener la funcionalidad de los ecosistemas vinculados al medio hídrico– en la desembocadura sólo ayuda a poner en riesgo la gran biodiversidad del Delta, lo que genera impactos en la fauna y la flora. Por ejemplo, y según los datos de SEO/BirdLife, un 83% de las poblaciones de aves de las Áreas Importantes para la Conservación de las Aves dependen del agua en el Estado español. En concreto, el Delta el Ebro, Doñana y la Albufera de Valencia suman más del 25% de las aves acuáticas invernantes censadas en España –una media de 600.000 ejemplares.

Un territorio históricamente expoliado

El problema es grave: el centenar de embalses del río Ebro pueden retener hasta el 60% del volumen anual medio de agua, presión que se suma a la reducción de caudales por el cambio climático.

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Por ejemplo, la sequía que ha vivido Catalunya durante el 2023 y el 2024, la peor del último siglo, ha provocado restricciones en el uso del agua del río Ebro. En abril de 2023 la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) recortó el 50% de la dotación de agua para los regantes del Delta del Ebro, lo que afectó a cerca de 21.000 hectáreas de cultivo, a menos de 'una semana del inicio de la campaña del arroz. La falta de agua dulce en los arrozales por estas restricciones ha provocado un aumento en la salinidad en la tierra que ha afectado al cultivo del arroz.

Además, la crisis hídrica que ha atravesado el país debido a la sequía ha vuelto a poner sobre la mesa un debate tan viejo como polémico: el trasvase del agua del río Ebro; esta vez hacia Barcelona.

"Estamos hartos de ser el territorio que siempre se expolia", dice Júlia Albacar, quien explica que ella forma parte de una generación que se ha criado entre manifestaciones cuando hace más de veinte años la gente de las Tierras de el Ebro salió a la calle a protestar contra el Plan Hidrológico Nacional y el trasvase del Ebro que impulsó en 2001 el gobierno de José María Aznar y derogó en 2005 el gobierno de José Luis Zapatero. "Aquello sirvió para generar una conciencia territorial –destaca Albacar–. Se generó una sensación de que nos estaban tomando algo que es nuestro y que teníamos que defender".

El debate sobre la gestión del Ebro no sólo tiene que ver con la crisis climática, hídrica y energética, sino también con una cultura de los recursos desfasada. No podemos olvidar la campaña Agua para todos que el PP diseñó a finales de los noventa para impulsar la política de trasvases entre cuencas y así posibilitar tanto la agricultura intensiva como el modelo de complejos turísticos, muy rentables para los inversores, en Alicante, Almería, Murcia y Valencia, con mensajes como "el agua se pierde en el mar". Una idea que hoy el PP y Vox siguen argumentando en su intento de recoger votos.

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El sociólogo y antropólogo Bruno Latour define muy bien esta cosmología del "antiguo mundo" en el que "lo más importante era utilizar los recursos para desarrollarse". Esta forma caduca de relacionarnos con la naturaleza es la que quiero manifestar con el proyecto El paisaje invisible.

Salvar el delta del Ebro

"El Delta se puede salvar", sentencia el activista Josep Bertomeu "Polet". Aunque no es viable volver a las condiciones naturales del delta del Ebro antes de la construcción de las grandes presas, todavía es posible mejorar su situación.

A pesar de la constatación de su degradación y de la relevancia del humedal en cuanto a su biodiversidad, las administraciones competentes –el ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), a través de la CHE y la Generalidad de Cataluña a través de su departamento de Territorio y Sostenibilidad– en las últimas legislaturas no han adoptado las medidas necesarias para revertir la situación.

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"Los políticos vienen aquí a hacerse la foto, pero luego nadie hace nada", se queja Montse Masià, vecina de Poblenou del Delta.

Desde la Asociación Sediments denuncian en este sentido que la última propuesta que la Confederación Hidrográfica del Ebro anunció en noviembre del 2023, una prueba piloto para movilizar sedimentos del embalse de Riba-roja, sólo es "un intento de lavar su imagen ante la presión ejercida por las entidades ambientalistas del Delta, y no aporta una solución real porque quieren mover sedimentos sin asegurarse de que superen el obstáculo de la presa".

En un manifiesto firmado por dieciocho organizaciones ecologistas explican que "una gestión integral de los sedimentos implicaría utilizar métodos como el bypass por hidrosucción hasta las presas de Mequinenza y de Ribarroja o abrir –con carga de agua y sedimentos– las compuertas de los embalses de Ribarroja y Flix para realizar vaciados que podrían generar suficiente corriente de agua para arrastrar los sedimentos" .Para llevar a cabo esta última solución es necesario que los desagües de fondo de las presas hidroeléctricas estén en un buen estado de mantenimiento, lo que, según subraya la Asociación Sediments, no es así en el caso de los embalses de Mequinenza y Ribarroja, por los que hace muchos años que no circula agua.

Por este motivo, esta entidad medioambiental ha denunciado a Endesa, la empresa eléctrica concesionaria que gestiona los embalses, por riesgo catastrófico debido a las deficiencias en el mantenimiento de los desagües de fondo del embalse de Ribarroja y por delito ambiental por la carencia de sistemas y protocolos para la transferencia de sedimentos en la gestión de los embalses del tramo final del río Ebro. La Fiscalía de Medio Ambiente ha trasladado el caso a los tribunales, tras aceptar a trámite la denuncia por el presunto delito ambiental en la gestión de los embalses del tramo final del Ebro, y actualmente se han abierto diligencias previas en el juzgado de instrucción número 1 de Falset en contra de la compañía eléctrica. "Hay formas de hacer llegar sedimentos al Delta", insiste Polet, quien reitera: "El delta del Ebro es el más salvable y el que desaparecerá antes".

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La tierra se hunde, y en los próximos ochenta años el agua del mar destruirá la riqueza natural y económica del humedal si no hay un cambio en la gestión de la cuenca.

*Este proyecto ha sido posible gracias a una beca de National Geographic Society y el acompañamiento del Espacio de Artes de Roca Umbert Fábrica de las Artes.

Fotografías inundadas por cuestionar el relato

El paisaje invisible es el título de este proyecto fotográfico, en el que he estado trabajando estos últimos años. Todo empezó el verano del 2019, cuando con la familia pasamos unos días en el delta del Ebro. el paréntesis de las vacaciones, el compartir tiempo con la gente querida o la mirada pausada que me regala la cámara, pero aquellos días me sentí profundamente conectada a la tierra.

Desde entonces he estado documentando el ecosistema frágil del Delta. Primero fotografiándolo. , las imágenes se van degradando y el paisaje se vuelve invisible.

"Tradicionalmente, la representación visual que se ha hecho del paisaje desde la fotografía ha sido mediante idealismos y reducciones que hemos heredado de la pintura y el cine, partiendo de una idea de naturaleza que en todas sus variaciones siempre ha implicado una teatralización de lo salvaje, lo silvestre; para dramatizarlo o para sacralizarlo", contextualiza el comisario expositivo Andrés Hispano, que explica: "A lo largo de los siglos XIX y XX, esta representación quizás fue útil, pero ahora que el paisaje está en crisis, este lenguaje visual está modulando nuestro vínculo con el entorno, una manera de relacionarnos con la naturaleza que ha quedado desfasada, por lo que es necesario cambiar el relato para enriquecer esta relación paisajística".