La artificialización de la costa hace peligrar las playas metropolitanas
La regresión estructural que sufren las playas metropolitanas a causa de los temporales, que son cada vez más frecuentes, obliga al Área Metropolitana de Barcelona (AMB) a reforzar, adaptar y replanificar cada año su gestión integral
Los más de once millones de personas que cada año disfrutan de la costa metropolitana quizás se han dado cuenta: de un año para otro, el mar avanza y traga varios metros más de playa. No es ninguna sensación. Sólo entre 2023 y 2024, el litoral metropolitano ha perdido un 20% de superficie y ahora algunas de las playas metropolitanas son unos 50 metros más estrechas.
Este fenómeno se debe a la emergencia climática, pero también a la artificialización de la costa, que ha aumentado la frecuencia y la intensidad de los temporales marítimos. Borrascas como elAline, la Monica o el Nelson han sido algunas de las culpables de los estragos que ha sufrido el litoral metropolitano en el último año. Se ha perdido arena, se ha desplazado a sitios poco habituales, se ha roto mobiliario urbano y se han creado desniveles significativos en las playas. ¿Qué se está haciendo para evitarlo?
De acuerdo con los convenios de colaboración firmados con los ayuntamientos metropolitanos, el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) es el organismo encargado de gestionar las playas metropolitanas y mantener el mobiliario, equipamientos e instalaciones, al mismo tiempo que también se encarga de la gestión ambiental, que incluye la protección y mejora de las zonas dunares, la limpieza de la arena y la retirada de residuos.
El ente metropolitano lleva años luchando contra el retroceso de la costa con diversas acciones. Una de las piedras angulares de su trabajo es estudiar la evolución y el comportamiento de los temporales que afectan al territorio. Son un factor externo clave en la planificación y logística de las playas. Gracias a la monitorización de los últimos temporales, el organismo ha llegado a la conclusión de que existe un cambio de tendencia. Cada vez existen más temporales fuera de la época habitual; hay menos levantadas, pero más garbinadas; y las corrientes marítimas de noreste y suroeste que aportaban sedimentos a las playas han disminuido.
Entre los municipios que, del verano de 2023 al de 2024, han perdido mayor porcentaje de superficie de arena en las playas se encuentra Montgat, con un 74,39% menos de espacio; Badalona, con una pérdida del 55,22%; y El Prat de Llobregat, con una reducción del 24,27%. En cuanto a las playas que más se han empequeñecido, cabe destacar la de las Barcas, en Montgat. Si en julio del pasado año tenía más de 20.900 metros cuadrados de superficie, en abril de 2024 no alcanzaba los 4.800, una reducción del 77,35%.
¿Cómo se actúa?
Las playas son espacios naturales dinámicos que actúan como “colchones flexibles” de arena que dependen de muchos factores externos como el viento, la presión atmosférica, la lluvia y especialmente los temporales de oleaje. La regresión estructural que sufre el litoral metropolitano ha comportado la desaparición de algunas playas, como las de Monsolís, de los Toldos, de Can Tano y la playa de Les Roques en Montgat, y la disminución drástica de la anchura de otras, como la del Puente del Petróleo y la de la Estación en Badalona.
El AMB ha adaptado la planificación, el emplazamiento de servicios y la limpieza dependiendo de los nuevos perfiles de las playas, que cada vez son más cambiantes.
Estos efectos derivados de la emergencia climática han agravado la situación de vulnerabilidad que ya vive la costa de la metrópolis desde hace décadas. La alta densidad de población, las infraestructuras junto al mar -desde líneas de tren hasta desaladoras- y la urbanización de los sistemas de dunas a lo largo del siglo XX han condenado las playas a una pérdida constante de arena y superficie. Ahora, con la suma de calor fuera de época y de los temporales más prematuros, el AMB ha tenido que reajustar y adaptar la planificación de la gestión de las playas a la crisis climática.
Espacios dunares, fauna y fondo del mar
Además, también se realizan estudios submarinos para ver el comportamiento y la dinámica de fondo del mar. Es decir, se estudian cómo influencian los fenómenos atmosféricos la superficie, pero también bajo el mar. La sección de Cartografía del AMB ha comenzado las topobatimetrías del litoral norte del área metropolitana: Sant Adrià de Besòs, Badalona y Montgat. Se trata de radiografías que se realizan con una embarcación (equipada con diferentes instrumentos, como sondas que emiten ondas sonoras y un GPS) y un topógrafo. Así se toman mediciones de hasta 30 metros de profundidad y en una franja de 400 a 500 metros de distancia desde la línea de la costa.
Estas franjas son las que más varían en caso de temporal y las que más influyen en las playas emergidas y, por tanto, son las zonas donde se acometerán muchas de las acciones correctoras para frenar el retroceso de la costa.
Otra de las luchas contra el retroceso de la costa es el mantenimiento, protección y dinamización de los espacios dunares. En esta línea, en junio de 2022 el AMB recibió el premio New European Bauhaus por la regeneración de las dunas y la reconexión con la naturaleza, con la participación de la ciudadanía. En el resto de playas metropolitanas también se adoptan diferentes medidas para potenciar la nidificación del sendero, como por ejemplo no cribar y no utilizar ningún tipo de maquinaria en las playas que se encuentran en las zonas de especial protección para las aves.
Antonio Balmón, vicepresidente ejecutivo del AMB, afirma que “la artificialización de la costa y la superposición de infraestructuras, como el Puerto del Masnou, nos provocan una regresión estructural del litoral y una pérdida de sedimentos, que nos ha obligado a replanificar y reajustar la gestión integral de las playas”. Es por ello que desde el AMB reclaman al Ministerio para la Transición Ecológica ya todas las administraciones competentes en el litoral un Plan de Estabilización "a medio y largo plazo que revierta esta regresión estructural y nos ayude a proteger unas playas metropolitanas que son espacios naturales, motor económico de los municipios y al mismo tiempo, espacios de ocio y ocio para la ciudadanía”.
“Este octubre hemos realizado el desmontaje del mobiliario y equipamientos para preparar las playas de cara a temporada baja. Esta planificación la hemos tenido que reajustar teniendo en cuenta que otoño es una época con cambios cada vez más contrastados: días de mucho calor que se alternan con algunos episodios de temporales”, ha explicado Balmón.
Tareas de retirada y desmontaje de mobiliario
Dado que la regresión estructural del litoral ha implicado la reducción de la anchura de las playas y algunas modificaciones en las pendientes, ha aumentado la vulnerabilidad y la exposición de diferentes instalaciones. Por este motivo, el AMB ha incrementado la superficie de limpieza manual, porque en las playas afectadas por la regresión no puede hacerla de forma mecánica: las fuertes pendientes, la reducción de anchuras y las rocas o restos de escombros imposibilitan el paso de máquinas con condiciones de seguridad.
De hecho, el AMB lleva ya varios inviernos dejando libres de mobiliario y equipamientos las dos primeras franjas más próximas a primera línea de mar, que son las más vulnerables en caso de que se produzcan temporales. Así espera reducir los daños y posibles afectaciones.
Por culpa de la regresión de las playas, y también por la frecuencia e intensidad de los temporales, el AMB ha ampliado el volumen de elementos que se retiran cada año, cuando termina la temporada: pasarelas, plataformas de madera y elementos de señalización que habitualmente se quedaban en la playa también se guardan hasta el próximo año. Ahora bien, el AMB recordó que gran parte de los equipamientos continuarán a disposición de los usuarios. De hecho, durante la temporada baja las playas también son un espacio público muy utilizado por la ciudadanía para acercarse a la naturaleza, para ir con niños y amigos o para hacer deporte.