Breve conversación con un comandante ucraniano sobre las elecciones europeas

“Todo el mundo está muy cansado”, dice por WhatsApp el soldado Baloo, comandante del ejército ucraniano destinado en el frente de Donetsk. Hace semanas que es la respuesta que me envía cuando le pregunto cómo se encuentra. No descubrimos nada: después de dos años y medio de guerra, y sin gente suficiente que los reemplace, las tropas de Volodímir Zelenski están exhaustas y moralmente tocadas.

La breve conversación con el soldado Baloo –nombre de guerra– acaba derivando en las elecciones europeas. “Ojalá en las próximas los ucranianos podamos votar”, escribe. Y envía enseguida otro mensaje: “Pero, sinceramente, no creo. Me parece que Ucrania nunca será de la Unión Europea”. "¿Por qué?", ​​le pregunto. Envía una imagen al chat de WhatsApp: un burro persiguiendo una zanahoria. Sigue escribiendo. “Me temo que estén jugando con nosotros. Y me da miedo que Europa se acabe olvidando de nosotros”.

Cargando
No hay anuncios

Las banderas europeas están bien presentes en Ucrania desde que estalló la invasión rusa. Mostrarla es un gesto de reivindicación frente a la amenaza imperialista de Vladimir Putin. Soldados y civiles agradecen a menudo el apoyo de la Unión Europea y admiten –algunos con mayor fe que otros– que su país también está luchando por Europa y por el futuro europeo. En Kiiv se ha celebrado cada uno de los pasos para iniciar su andadura –y periplo– para formar parte algún día del club comunitario.

Las guerras, cuando se estancan, acentúan la fatiga y las dudas, como las del comandante Baloo. La situación en el frente es tan delicada que Ucrania no puede permitirse dudar. La situación global es tan incierta que Europa tampoco puede permitirse dudas en Ucrania. Y menos olvidarse.