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Vanessa Maxé i David Balbás: "Sólo si es buena para las personas, los territorios y el planeta, es movilidad sostenible"

Socios fundadores de Escuela de Movilidad Sostenible

La Escuela de Movilidad Sostenible hace posible que cualquier persona se convierta en agente de cambio en el marco de uno de los retos globales actuales de nuestra sociedad: alcanzar una movilidad sostenible. Lo hace a través de formación online y flexible, la cual permite elegir entre módulos, cursos, postgrados y másteres, así como del análisis y el desarrollo de casos reales y proyectos y visitas sobre el terreno para experimentar de primera mano todos aquellos temas tratados en los cursos.

Durante los últimos años se debate mucho sobre la movilidad sostenible, hasta el punto de haberse convertido en un concepto que muchas veces carece de un propósito real.

— Así es: al final parece significar cualquier cosa o, lo que es lo mismo, no significar nada en concreto. Tenemos combustibles sostenibles, autopistas sostenibles y aeropuertos sostenibles, ya menudo cuesta aclararse entre el greenwashing, las propuestas interesadas, el ruido mediático y las confusiones conceptuales. Necesitamos clarificar los conceptos, ordenar los objetivos y estrategias y clarificar las herramientas y los procesos que nos ayudarán a avanzar.

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¿Cuál es el concepto que defienden ustedes, desde la escuela?

— Nosotros intentamos sintetizar nuestra visión con el lema "Sólo si es buena para las personas, los territorios y el planeta, es movilidad sostenible". la gente mayor; o en nuestra salud, la cosa no encaja.

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¿Qué papel puede jugar la economía social a la hora de conseguir el reto?

— La economía convencional prioriza el capital y los beneficios. En cambio, para la economía social el capital es un medio y no un fin, priorizando las personas y el fin social, gestionando de forma democrática y comprometiéndose con el territorio y su comunidad. asociadas. Todo ello hace que la economía social reúna unas características clave para poder responder a los retos que nos plantea la movilidad sostenible.

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¿Y cómo hay que ir virando, por otra parte, de la innovación meramente tecnológica a una más social?

— Cuando pensamos en innovación nos imaginamos coches autónomos, inteligencia artificial y trenes supersónicos, etc., pero la innovación que realmente transforma nuestras ciudades no siempre viene vestida de alta tecnología. En la escuela creemos que las innovaciones más valiosas son las que nacen de procesos sociales y organizativos. Incorporar la perspectiva de género, de la infancia y las personas mayores; mejorar la coordinación entre los agentes y utilizar datos que ya tenemos para planificar de forma más justa y eficaz son sólo algunos ejemplos.

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¿Por qué es necesario asimismo crear entornos colaborativos para lograr el reto?

— Uno de los pilares de la escuela es la idea de que para conseguir transformar nuestros sistemas de movilidad necesitamos conectar cuestiones que hasta ahora se habían trabajado fragmentariamente. Conectar la teoría con la acción; las distintas disciplinas; las acciones que desarrollan las administraciones públicas; los distintos modos de transporte y el espacio público; las herramientas e instrumentos con los que actuamos para transformar la movilidad; etc. Esto implica dedicar tiempo y energía al trabajo en red y alianzas estratégicas con todos los agentes que desarrollan su actividad en el ecosistema de la movilidad sostenible. Actualmente, colaboran con la escuela cerca de 100 profesionales y 40 entidades de referencia.

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Un espacio de encuentro e intercambio

A la hora de responder qué aporta su proyecto a la innovación social que abanderan, Vanessa Maxé y David Balbás Alonso apuntan que, en primer lugar, "formación completa sobre todas las dimensiones clave de la movilidad sostenible y desde esa perspectiva que comentábamos de sostenibilidad fuerte que vaya más allá del ecopostureo ". También intentan ofrecer la máxima flexibilidad para que la formación se adapte a los diversos perfiles interesados, una diversidad que también se pone de manifiesto en el equipo docente con el que cuenta, "con experiencia real en proyectos de transformación desde todos los roles (político, técnico, ciudadano…) y en los que, en el marco de un ámbito tan masculinizado, casi el 50%". Los socios fundadores de la Escuela de Movilidad Sostenible también subrayan las innovaciones emergentes que surgen de forma indirecta en el seno del proyecto, "como las iniciativas de transformación, que después los participantes desarrollan en las formaciones en entornos escolares o procesos de participación, por ejemplo".