"Cambié de vida radicalmente"

Tenían trabajos fijos y buenos sueldos, pero decidieron dejarlo todo y empezar de cero. Hablamos con cuatro personas que se atrevieron

Raquel Alba Rey
19/11/2016

"No entiendo la obsesión de ahora de ser competitivo. Yo no quiero ser competitivo. A mí, cuando era pequeño, mis padres me enseñaron a ser buena persona, no a luchar constantemente para ser mejor que los demás". Estas palabras las pronunció hace siete años un compañero de carrera a la salida del cine. Explicaba que estaba cansado de las horas interminables en la oficina -entonces trabajaba en una publicación deportiva- y del ambiente de tensión que se respiraba -era en 2009 y comenzaban los despidos en las redacciones-. Años más tarde me enteré de que había dejado el trabajo y, después de un tiempo de estudio, ahora impartía clases de español para extranjeros. No sé si la docencia lo habrá sacado del ambiente competitivo que tanto aborrecía, pero lo que sí parece es que hizo un intento de salir de una mecánica laboral que le ahogaba.

Las palabras del compañero periodista son lo primero que me viene a la cabeza cuando esta semana recibo Decididos. 10 experiencias de vida fuera de un entorno competitivo (Diéresis), el último libro de la periodista barcelonesa Ana Basanta. La obra reúne el testimonio de diez personas de todo el Estado que, en plena crisis económica, hicieron un giro radical a sus vidas. Algunos dejaron la ciudad para trabajar en el campo. Otros abandonaron una profesión con jugosos emolumentos para apostar por un proyecto personal de éxito incierto. Unos han triunfado y otros no tanto. "Lo que une a las personas que entrevisté para escribir el libro es que todos han elegido salir de su zona de confort. Se han negado a continuar en trabajos que les daban dinero pero no felicidad. Y se han arriesgado. Es difícil arriesgarse tal como están las cosas hoy. Son unos valientes ", explica Basanta.

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A continuación, extraemos cuatro testigos presentes en el libro. Hombres y mujeres decididos que nos cuentan cómo llegaron a la conclusión de que ser más competitivos no les haría más felices.

MARÍA CARPIO

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"La sociedad a la que pertenecía me daba asco"

La historia de María es casi cinematográfica. De hecho, ya se ha rodado una película con el mismo hilo argumental, La masai blanca (2005), basada en la autobiografía de Corinne Hofmann. Pero en nuestro caso, la protagonista no es empresaria suiza sino una trabajadora salmantina de la bolsa de Londres que un día decidió viajar a Tanzania. Cuando volvió a la City todo había cambiado: quería volver a África y formar parte de un proyecto de cooperación. "Mucha gente me dice que soy excepcional por haber renunciado a todo, pero ¿realmente crees que, de haber sido plenamente feliz, lo habría hecho?", confiesa María. "Ya no podía seguir formando parte de una sociedad que me daba asco. Ves claramente el vacío que te rodea cuando topas cara a cara con gente que pasa hambre". Dicho y hecho, María se trasladó a Tanzania. Tras unos inicios decepcionantes, la vida de María dio un giro definitivo al conocer a Mibaku Mollel, el maestro de una aldea masai. Hijo de una viuda masai, paria en una sociedad patriarcal y machista, Mikabu aspiraba a estudiar derecho -actualmente cursa la carrera- para defender a estas mujeres. El masai y María se enamoraron y emprendieron juntos dos proyectos de cooperación en Tanzania: la Fundación Carpio Pérez y la ONG Eretore. Se casaron en 2014 y viven juntos con su hija en Arusha, una ciudad entre el Kilimanjaro y el Serengueti. "A veces, me parece que estoy en un sueño cuando estoy en la boma [poblado masai] con ellos. Al final, se han convertido en mi familia, mi gente".

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OSCAR VEGA

"A mí lo que me da miedo es volver a llevar corbata"

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De lunes a viernes, Oscar llevaba siempre traje y corbata. Desde hacía más de 20 años, se movía en el mismo entorno profesional: multinacionales y bancos con sede en Madrid. En su currículum, cargos en Hewlett Packard, BBVA, NH Hoteles y Banco Popular. Cansado del estrés, pidió una excedencia de 10 meses para viajar con su novia, Nina. Relata que recuerda especialmente un instante de su periplo: "Estaba comiendo un bocadillo con Nina en Bariloche, en Argentina. Estábamos sentados bajo un árbol y, de repente, me pareció la comida más sofisticada que había hecho". Después de regresar del viaje, Oscar tenía claro que no quería continuar trabajando sometido a rankings de productividad. Dejó el trabajo en 2012, en plena crisis, y abrió su propia compañía, Made in Me, una tienda online que vende zapatos diseñados por los mismos clientes. Oscar comenta que ha perdido estabilidad y certezas laborales pero ha ganado otras cosas: "En una gran empresa, dependes de muchas cosas: de hacer la pelota, del posicionamiento, lo que digan los analistas... Cuando diriges tu eres dueño de las decisiones". Y añade: "Cuando dejé el trabajo de alto directivo, tenía claro que la decisión podía llevarme a perderlo todo y acabar currando de camarero en un bar. Pero eso ya me estaba bien. Lo que realmente me da miedo es volver a tener que llevar corbata cada día y trabajar para una multinacional".

PATRICIA PÓLVORA

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"Todo era maravilloso hasta que se rompió"

En el caso de Patricia, el cambio de vida fue desencadenado por una enfermedad. Hija del exilio uruguayo, desembarcó con su familia en Suecia cuando era muy pequeña. Después de una carrera académica brillante, consiguió un trabajo en Ericsson. "Llevaba temas internacionales y viajaba mucho. Me lo pasaba muy bien". Sin embargo, un día la vida aparentemente ideal de Patricia se resquebrajó. A los 29 años le diagnosticaron una artritis reumatoide y le auguraron un futuro en silla de ruedas. "Todo era maravilloso. Hasta que se rompió y un día ya no me podía mover", rememora Patricia, que añade:"El estrés emocional presiona tu cuerpo y, o te coge un ataque al corazón, o la cosa acaba estallando de otra manera. El cuerpo te va dando avisos. Pero si te duele, te tomas un antiinflamatorio y continúas trabajando... Y todo ello bajo una aparente capa de felicidad". La enfermedad hizo que la vida en Suecia de Patricia se volviera insufrible. Cada mañana tenía que meterse en una bañera de agua caliente para coger fuerzas para ir al trabajo. Finalmente, en 2006 pidió un traslado a Barcelona, donde, según los médicos, el clima cálido favorecería su salud. En Ericsson le concedieron el cambio de destino y unas condiciones laborales que se adaptaban a la enfermedad. Sin embargo, Patricia dejó el trabajo en 2014 para montar su propia empresa, Teterum, consagrada al mundo del té y con un componente importante de responsabilidad social (trabajan personas discapacitadas). "Estando en Ericsson había entrado en contacto con el mundo de las ONG, pero me daba cuenta de que, desde el ámbito de la gran empresa, los proyectos se trataban de manera impersonal y con poca implicación. Terminé desmotivada y decidí emprender un camino propio. Y, claro, es una aventura y todo es inseguro y cada día tengo miedo, pero compensa".

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XUAN-LAN TRINH

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"Renuncié a un buen sueldo para llevar una vida incierta"

Xuan-Lan, de origen francés, trabajaba en Barcelona como responsable del portal online de La Caixa. Tenía un buen cargo y, hace unos años, le encargaron un proyecto nuevo y ambicioso: crear el portal CaixaBank.com en el momento de la salida a bolsa del banco. El mismo día que Xuan-Lan presentó el proyecto a sus superiores, les entregó su carta de dimisión. "Entonces no tenía aún ningún plan laboral de futuro, lo único que sabía es que quería cambiar". Poco a poco fue perfilando una idea. Ella era una apasionada del vinyasa yoga y recordaba que en Nueva York, donde había vivido, se celebraban encuentros multitudinarios de esta actividad. Así nació su empresa, Free Yoga, que organiza clases de yoga en entornos urbanos. "Cuando la situación es difícil, descubres aptitudes tuyas que no sabías ni que existían". Ahora Xuan-Lan se siente afortunada: "No es ninguna coincidencia, es una elección. Me arriesgué renunciando a un trabajo y un sueldo para llevar una vida incierta, porque el yoga no se paga bien en España. Pero he trabajado duro para construir una nueva vida profesional", asegura Xuan-Lan, que concluye su historia con una reflexión: "Las personas a menudo corren detrás de objetivos previstos para un determinado modelo social. No se escuchan, tienen miedo a ser diferentes".