Carlota Pi: "En nuestra empresa no hay horarios, todo el mundo puede hacer lo que quiera"

Carlota Pi es madre de tres niñas pequeñas. Cuando le tocó a ella se negó a tener que elegir entre la maternidad o una carrera profesional y, por ello, quiere lo mismo para sus empleados, e incluso ha montado una guardería en la sede de la empresa que codirige.

Ustedes comenzaron por una factura de 700 euros de luz que le llega a la madre de uno de los fundadores de la compañía...

Sí, vimos que hay un servicio que es universal y esencial, como la luz, pero que los usuarios no pueden hablar con las compañías eléctricas desde una posición de cliente-empresa, sino que lo hacen como prisioneros. Decidimos que teníamos que hacer algo y poner al cliente en el centro de nuestra empresa.

¿De dónde sacan la energía que venden?

Compramos la energía en un mercado mayorista, en una especie de Mercabarna de la electricidad. Las empresas productoras de electricidad -ya sea proveniente de central nuclear, de ciclo combinado, de carbón o de renovables...- la depositan allí. Nosotros sólo compramos la que es totalmente verde y alquilamos el transporte y la distribución al operador que hay en cada una de las zonas para llegar al cliente final. Todos compramos al mismo precio en el mercado mayorista y tenemos el mismo coste de distribución que las otras empresas. Por lo tanto, podemos competir en precio.

¿Cómo lo hacen para ser competitivos?

Gracias a la tecnología. No sabemos si somos una eléctrica o una empresa tecnológica. Tenemos un gran conocimiento del cliente gracias al big data, los contadores inteligentes y el business intelligence... Como somos 100% digitales, generamos economías de escala y podemos ofrecer un mejor servicio.

La digitalización se caracteriza por poner al cliente en el centro, conocerlo y ofrecerle el producto que necesita, haciendo casar la oferta con la demanda.

Exactamente, nosotros no vendemos luz, vendemos una relación, que se fundamenta en la escucha. Escuchamos a nuestros clientes con lo que nos dicen a través del teléfono, analizamos los patrones de comportamiento que tienen y los situamos en el centro de todo lo que hacemos.

¿Cómo?

Sabemos que dentro de 10 o 15 años todo el mundo podrá producir electricidad en su casa y almacenarla. Nadie considerará la opción de trasladarse a un piso sin placas solares fotovoltaicas para producirse la energía. Los ciudadanos dejarán de ser consumidores pasivos para ser clientes productores, lo que se conoce como prosumidor. Nosotros seremos una plataforma en la que la gente podrá intercambiar esta energía. Es una visión muy sofisticada para la gran mayoría de clientes actuales, que se sienten abonados-prisioneros de una eléctrica de las de toda la vida.

¿Han construido una guardería en su empresa?

Hemos generado un ecosistema en el que las personas se pueden desarrollar de manera integral. Las personas completas desde el punto de vista personal y profesional aportan mucho más. Yo misma soy madre y cuando tuve mi primera hija me vi obligada a tener que elegir entre la maternidad o la carrera profesional y no quise. Cuando nos trasladamos a las nuevas oficinas, la responsable de big data estaba embarazada y le ofrecimos la posibilidad de llevar al niño a la empresa. Después tuvimos 3 bebés más, y me hizo mucha ilusión cuando tuvimos a Àlex, ya que era el padre el que trabajaba con nosotros.

¿Buscan trabajadores felices?

Es importantísimo. Por eso decidimos que no queríamos tener horarios. En nuestra empresa no hay horarios. Si alguien quiere hacer de 9 h a 13 h y de 15 h a 19 h también lo puede hacer, porque cada uno puede hacer un poco lo que quiera.

¿Trabajan por objetivos, entonces?

Sí, organizamos la compañía en torno a un objetivo que decidimos a 12 meses, que es nuestro largo plazo. Seguidamente, nos preguntamos cuáles son los proyectos que tenemos que hacer para que en 12 meses podamos estar donde queremos estar. Los equipos piensan sus proyectos y luego se presentan conjuntamente para alinearlos y establecer las variables para medirlos. Una vez hay una hoja de ruta clara y todo el mundo está implicado al 100% en los proyectos y en las variables que se medirán, ya no hay que preguntar a la gente a qué hora llega y a qué hora se va.

¿Esto los diferencia de las grandes empresas?

No tenemos nada que ver. Logramos objetivos en un trimestre que una gran compañía con 70.000 trabajadores, jerarquizada y burocrática, tarda un año en alcanzar. Tienen una inercia que hace que su capacidad de maniobra sea mucho más lenta.

Jaume Gomà, de Ulabox, dice que no recomienda a la gente que emprenda si es que no hay algo que les quema por dentro. ¿Usted piensa igual?

Emprender es lo mejor que he hecho nunca, y trabajo mucho más que si fuera por cuenta ajena. Abrazas tu caos y aceptas que vives en una montaña rusa emocional. Cada día caminas por la cresta y no sabes de qué lado acabarás cayendo. Aunque en cantidad trabajas mucho más, en calidad no tiene color. No tiene precio poder dedicar todo tu tiempo y energía en hacer lo que te motiva. En el fondo, Jaume y yo pensamos igual.