Laboral

Desempleados a los 50 años: "A mis padres les choca mucho que no trabaje"

El ARA habla con tres testigos que afrontan el paro de larga duración, en el que predominan las personas que superan la cincuentena

MADRID"Este año ha sido durísimo. Ver que tienes que pedir dinero a los padres, cuando ellos vienen de una época de sobreesfuerzo, en la que si tenías que migrar e ir a la mina, te ibas. Es una generación [la de mis padres] que no está preparada para el paro. Les choca mucho que yo no trabaje". Miguel Ángel (51 años) resume así los últimos dieciséis meses. Es el tiempo que lleva sin trabajar. Este vecino del barrio madrileño de Manoteras, en el distrito de Hortaleza, ha pasado por varios trabajos a lo largo de su vida, sobre todo vinculados al sector servicios y la limpieza, pero el pasado mes de junio se quedó sin él. Desde entonces, pese a buscar activamente, no ha encontrado nada. Solo en abril logró algo esporádico como jardinero, pero a los pocos días se esfumó. Ahora, el paro se le ha terminado.

Aunque en España la tasa de paro es superior entre la población joven (en 2022, el grupo de edad que lo sufrió más fue el de entre los 20 y los 29 años), son las personas adultas las que ven más complicado reincorporarse al mercado laboral. Sobre todo las mayores de 50 años. Basta con echar un vistazo a los datos de parados de larga duración. En España casi 760.000 personas llevan dos años buscando trabajo y 361.600, el 47%, tienen más de 50 años, según datos del segundo trimestre de este año. Y la situación afecta más a las mujeres que a los hombres.

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Taxa d'aturats de llarga durada per franges d'edat
Percentatge respecte al total d'aturats a Espanya l'any 2022

Si se echa la vista atrás, los picos de personas paradas de larga duración coinciden con la época de la Gran Recesión y también con momentos en los que sectores concretos viven una crisis estructural. "Personas que se quedaban en paro con 50 o 55 años y que provenían de la construcción, la mina o de grandes fábricas que cerraron. Más recientemente lo hemos visto con las reestructuraciones bancarias", detalla el catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona, Raül Ramos, que añade que pese a ser personas con muchos años de experiencia, la habían obtenido en un solo puesto de trabajo: "Vieron muy difícil recalificarse".

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"El entorno no deja de decirte: ¿No encuentras trabajo?,¿No encuentras trabajo?", explica Miguel Ángel, quien reconoce que no se esperaba encontrarse con 51 años y "perderlo todo de la noche a la mañana". Este vecino de Madrid no había tenido demasiados problemas en encontrar trabajos gracias a una discapacidad reconocida, que ya no tiene, fruto de un problema de salud mental: "Creo que para ciertas empresas fui el niño de oro. Recibían muchos incentivos fiscales".

Evolució de la taxa anual d'aturats de llarga durada a Espanya i UE-27
Percentatge sobre el total de la població activa en àmbit espanyol o UE-27
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Tampoco se lo esperaba Elena (57 años): "Fue un despido improcedente y a día de hoy aún desconozco la razón. Lo vi todo muy negro", recuerda sobre el momento en que con 50 años la echaron del trabajo. Vecina también de Madrid, esta profesora y pedagoga de formación trabajó durante unos años en el sector educativo, en concreto en un centro de menores, y puntualmente en escuelas. Cuando tuvo a sus hijos, decidió tomar una parada voluntaria para dedicarse a cuidarlos. "Me despegué de la vida laboral y luego no me reincorporo a mi sector, sino a una empresa", detalla Elena.

Volver a empezar

Elena pasó por dos lugares distintos y fue en el segundo –estaba en un hospital, en el departamento de gestión de compras– donde después de nueve años la despidieron. "La etapa más difícil ya había pasado: cambios en el departamento, aprender algo de nuevo, como en todos los trabajos, y cuando por fin ya sé qué es un catéter, me veo fuera y pienso: «¿Ahora qué hago?» ", recuerda Elena. Hacía años que no se dedicaba a la educación y la actividad administrativa era lo último que había hecho. "No sabía ni por dónde empezar, ni en qué sector volver a solicitar trabajo", explica. Hasta que no pudo reincorporarse de nuevo al mercado laboral, en un nuevo trabajo –el actual– pasaron un año y cuatro meses.

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Tanto Miguel Ángel como Elena sitúan la edad como un requisito que les jugó a la contra: "[Las empresas] saben que conocemos mucho mejor los derechos [laborales]", comenta el primero. "Creo que [las empresas] piensan que les sale más rentable contratar a alguien más joven al que ven con menos requisitos: si no tiene hijos, quizás tiene más disponibilidad, puede hacer más horas, moverse lejos...", reflexiona Elena, que explica que aunque era consciente de que en el sector de la gestoría y la administración, donde volvió a buscar, había mucha gente joven y muy preparada, tenía confianza en sí misma: "Yo tenía mucha experiencia. Estoy segura de que el filtro no era la formación, sino la edad".

Competir con "300 currículums"

"Voy a Infojobs y antiguamente si tenía que buscar trabajo, tardaba unas semanas. Ahora me apunto, me apunto, me apunto y nada. Además, para un solo sitio hay 200 o 300 currículos". Aparte de este portal web, Miguel Ángel también ha acudido a las oficinas públicas de empleo, como el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), donde siente que le han tratado con "frialdad". "No te sientes bien", dice. También opta por la vía más tradicional y deja currículos en persona. Sin embargo, en lo que tiene más "fe" es en las asociaciones, como la de vecinos de su barrio, esta es una de las que ha puesto en marcha el proyecto Barris en Moviment, donde se llevan a cabo acciones de información, acompañamiento y formación para mejorar la búsqueda de empleo.

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A través de este proyecto, Miguel Ángel ha encontrado, también, motivación: "Solo veía el trabajo como una manera de pagarme las cosas. Yo no he tenido vocación". Él no acabó el COU y ahora dice tener ganas de volver a estudiar. "He visto que tengo habilidades sociales para mediar en conflictos", explica. Según datos del INE, en el 2022 un 24,4% de los parados mayores de 55 años tenían estudios primarios incompletos, mientras que solo un 6,1% una educación superior.

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Xiamara (60 años) también ha encontrado fuera del circuito institucional un espacio de orientación laboral: en Cáritas Barcelona, en el proyecto Feina al Cor. "Le conocí por una vecina", explica. Ha trabajado de reponedora de supermercado durante muchos años, tanto en República Dominicana, de donde es originaria, como en Barcelona, donde también ha realizado trabajos vinculados a la limpieza. En junio del 2022 se acabó el contrato y desde entonces no ha encontrado nada más. Como Miguel Ángel, agotó los pocos meses de desempleo acumulado y ahora cobra el subsidio para personas mayores de 52 años.

"Un trabajo para una persona de mi edad es muy difícil, y mira que yo me siento muy fuerte para trabajar. Todo lo que me sale es de limpieza o cuidar a personas mayores", explica Xiamara. De hecho, ha aprovechado este tiempo para realizar un curso de geriatría.

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Impacto en la salud mental

Quien también se hartó de enviar currículos, sobre todo por internet, fue Elena, aunque recuerda que solo obtuvo una respuesta. De hecho, el trabajo actual lo acabó encontrando a través de contactos personales. "Fue la etapa más difícil. Tienes angustia porque te preguntas el motivo del despido. También porque quieres apresurarte a encontrar trabajo porque el tiempo corre y cada mes es un mes menos de paro. Pero además, piensas que aún te quedan 15 años de trabajo efectivo por delante: ¿Cómo quieres que no siga trabajando?", recuerda que se preguntaba. "Dejé de examinar qué había hecho mal, si es que había hecho algo mal, porque acabas con una autoexigencia mucho mayor que la propia exigencia del mercado", recuerda Elena, que sostiene que "asumió que muchas veces lo que piden las empresas no es lógico ni razonable".

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"Me siento muy impotente y lo que me gustaría es sentirme activa. Ahora salgo a la calle, camino, vuelvo a casa, pero mi cuerpo no está hecho para eso", piensa Xiamara. "Cuando vas a un taller de empleo, creo que los hacen [los talleres] para que la gente no se suicide, el 90% sabemos que igualmente no encontraremos trabajo", apunta, contundente, Miguel Ángel.

Formación y diversificación

En 2022, de media, las ocupaciones donde más tiempo había pasado entre que una persona se quedaba sin trabajo y encontraba una nueva eran las llamadas "elementales", desde trabajadores de la limpieza hasta peones de industria o de la construcción. En este caso, el 51,8% de los parados llevaban más de dos años buscando trabajo, según datos del INE. También en aquellos trabajos vinculados a la restauración y las ventas, como un supermercado, donde el 24% de los parados vinculados a esta actividad llevaba entre uno y dos años buscando trabajo y otro 24% más de dos años.

"[Mientras estaba en paro] estuve en un par de programas [de empleo] protegidos por ser mujer mayor de 45 años", recuerda Elena. Uno, a lo que antes se llamaba INEM –el actual SEPE–, y el otro en la compañía de recursos humanos Addeco. Desde hace unos años, el énfasis se ha puesto en la formación a lo largo de su vida, apunta el catedrático de la UB. "El objetivo europeo es que uno de cada dos trabajadores forme parte de estas formaciones", explica. A ojos del experto ayudaría a reducir el bolso de parados de larga duración, sobre todo adultos. Sin embargo, reconoce que el reto es que estas formaciones no sean vistas por quien las percibe como "poco útiles" para su vida laboral. "Hay que trabajar para ofrecer cosas que contribuyan, no que supongan una presión, obligación o pérdida de tiempo", apunta Ramos.