'EPIC FAILS'

El experimento del fútbol americano

Marc Amat
y Marc Amat

El 22 de junio de 1997 el Estadi Olímpic Lluís Companys era un mar de gritos enfervorizados. Bajo la mirada excitada de 30.000 espectadores, Jon Kitna, un joven quarterback de los Barcelona Dragons cedido por los Seattle Seahawks, tomaba el balón y firmaba el lanzamiento decisivo del partido. Las gradas estallaban de emoción. Kitna acababa de sellar una jugada que, junto a dos touchdowns además, había convertido al equipo barcelonés en el nuevo campeón de la Liga Mundial de Fútbol Americano. Por una noche, Barcelona aparcaba los colores azulgranas para vestirse de verde oliva. Pero sólo lo hizo durante una noche.

“El fútbol americano nunca ha conseguido arraigar en España”, asegura Cinto Ajram, director de la consultoría del Johann Cruyff Institute y experto en gestión deportiva. Mientras que en Estados Unidos el fútbol americano movía pasiones y millones, en Europa el escenario era totalmente distinto. De hecho, después de ese caluroso y emocionante domingo, la pasión por este deporte en Catalunya volvió a los caudales habituales, con registros de menos de 10.000 espectadores por partido y dificultades enormes para encontrar patrocinios. El negocio que había detrás empezó a resentirse y los directivos ligueros se pusieron nerviosos.

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Ya hacía años que los promotores de la exitosa National Football League (NFL) de Estados Unidos habían decidido apostar por el Viejo Continente. En 1990, y con el objetivo de seguir engordando sus bolsillos, habían creado la Liga Mundial, incorporando por primera vez a tres equipos europeos de nueva creación. La cosa no había funcionado y en 1998 intentaron dar un giro de timón infructuoso, fundando nuevos equipos europeos y rebautizando la liga con el nombre de NFL Europa. La operación fue un fiasco y, tras aguantar años acumulando pérdidas anuales de 30 millones de dólares, los promotores decidieron extinguir los Dragons y replegarse a Alemania, donde el deporte sí había logrado arraigar. “Desde 1997, cuando los Dragones se llevaron la World Bowl, la asistencia de los aficionados ha caído en torno a un 50%, hasta situarse en los 6.868 espectadores de media, la cifra más baja de toda la liga”, reconocía entonces Jim Connelly, director general de NFL Europa. La competición tenía las horas contadas. En el 2007 sus directivos e inversores echaban la toalla para siempre.

“En España y Europa es muy difícil intentar luchar contra el fútbol”, explica Ajram. Ellos lo probaron, pero a pesar de tener mucho dinero, no lo salió. “Cometieron varios errores primordiales -asegura el experto-. Intentar imponer un deporte con reglas tan complicadas en un sitio donde ni siquiera se practica en las escuelas fue una apuesta arriesgada”. Y recuerda: "Sin afición no se venden entradas, los patrocinadores no se interesan por el producto y las televisiones no apuestan por programar los partidos". Además, para el experto, NFL Europa no supo ofrecer tampoco un producto de calidad que atrapara a nuevos espectadores.

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Estos factores, sumados a los grandes costes fijos que comporta organizar una liga internacional de fútbol americano, condujeron a los directivos a anunciar la muerte de NFL Europa y volver a replegarse en Estados Unidos.

La lección

“Un deporte no puede imponerse a golpes de talonario en países donde no hay una afición que permita prever unas vías de ingresos suficientemente sólidas para aguantar el negocio”, dice Cinto Ajram, director de la consultoría del Johann Cruyff Institute. "Y, en nuestra casa, luchar con el mundo del fútbol es prácticamente imposible", concluye.