Paul Newman y Joanne Woodward, ¿la mayor historia de amor de Hollywood?
La serie documental 'Las últimas estrellas de Hollywood' repasa la relación personal y profesional de una de las parejas más icónicas del cine
BarcelonaEn un Hollywood lleno de Brangelines y Bennifers, encontrar relaciones duraderas y estables entre actores no es tarea fácil. Seguramente por eso, el matrimonio de cincuenta años de Paul Newman y Joanne Woodward se ha mitificado hasta el punto de convertirse en el ideal al que todo el mundo, sea parte de Hollywood o no, tendría que aspirar. El relato rosa y esquemático de su relación –construido sobre la popular frase de Newman "¿Por qué tendría que buscar una hamburguesa afuera cuando en casa tengo un filete?"– ha obviado durante mucho tiempo los claroscuros y los problemas que los actores vivieron durante las casi seis décadas que estuvieron juntos. Las últimas estrellas de Hollywood, la serie documental dirigida por Ethan Hawke que llega este jueves a la HBO, es una aproximación profunda a una relación que, como todas, no fue siempre perfecta y que, quizás por eso, toca más al espectador.
La producción de HBO Max no es una docuserie convencional. Durante años, Newman quiso hacer unas memorias, un proyecto por el que empezó a trabajar con su amigo y guionista Stewart Stern, que grabó entrevistas con familiares, amigos y colegas de profesión del actor. En 1991 Stern tenía más de cien entrevistas grabadas, pero Newman le pidió que pararan el proyecto. Siete años después, el actor de El golpe cogió todas las grabaciones y las tiró a la basura. Casi dos décadas después, cuando hacía diez años que Newman había muerto por un cáncer, sus hijos pidieron a Hawke que hiciera un documental sobre su padre. A pesar de que buena parte de las grabaciones que hizo Stern se han perdido, Hawke descubrió que el guionista se había encargado de transcribir muchas de las entrevistas, un material que ha podido ser recuperado por el documental y al qeu ponen voz, entre otros, George Clooney, que locuta las partes de Newman, y Laura Linney, que lee los fragmentos que corresponden a Woodward, que sufre Alzheimer desde 2018. "Soy un romántico y crecí queriéndolos y adorándolos. Y me parecía que la gente estaba olvidando el milagro que eran. Eran unos artistas maravillosos, unos buenos ciudadanos, y cuidaban el uno de la otra", explica Hawke.
Un amor construido sobre un adulterio de cinco años
A pesar de que nunca fue un secreto, mucha gente olvida que el matrimonio de Paul Newman con Woodward no fue el primero de la vida del actor. Cuando en 1953 conoció a la que sería su mujer durante cinco décadas, Newman hacía cuatro años que estaba casado con Jackie Witte, modelo y aspirante a actriz a la que conoció cuando ella tenía 19 años. Durante los nueve años que estuvieron juntos tuvieron tres hijos: Scott, que murió de sobredosis en 1978; Susan Kendall, y Stephanie, nacida en 1954. Esta última, de hecho, aparece en el documental y confirma que su madre descubrió el affaire de su marido poco después de que ella naciese.
A pesar de la evidencia de la infidelidad, Witte se resistió a dar por muerto su matrimonio y siguió casada con Newman hasta 1957, cuando el actor le pidió el divorcio para formalizar su relación con Woodward. El 29 de enero de 1958, dos meses antes de estrenar la primera película que habían hecho juntos, El largo y cálido verano, la célebre pareja se casaba al más puro estilo Hollywood: con una ceremonia civil en Las Vegas. Antes de casarse, Woodward hizo prometer a su marido que siempre se responsabilizaría de los hijos que había tenido con su primera mujer. "En caso contrario –le dijo–, esto nuestro se ha acabado". El actor no se desvinculó nunca de sus primeros hijos y amplió la familia con las tres hijas que tuvo con su nueva mujer. En el documental, Stephanie Newman atribuye a su madrastra el triunfo de conseguir que todos se criaran como un único clan. La hija del actor, que lleva "Joanne" tatuado en uno de sus brazos, asegura que Woodward "es una de las mejores cosas" que le han pasado en la vida.
A pesar de la felicidad de poder oficializar la relación con el amor de su vida, Newman reconoció en varias ocasiones haber sentido una gran culpabilidad por el hecho de abandonar a Witte. "Es una culpa que cargaré conmigo el resto de mi vida", aseguraba en el libro Paul Newman: a life.
El alcoholismo que casi acaba con el matrimonio
A pesar de haber sido elevados a los altares como una pareja modelo, también tuvieron altibajos, propiciados principalmente por el consumo de alcohol de Newman. El documental detalla que el actor se refugiaba en la bebida para esconder su rabia y la culpa que arrastraba por cómo había acabado con su primer matrimonio y cómo esto había afectado a sus hijos. Una de las muchas veces que Newman perdió el conocimiento debido a la bebida, Woodward cogió a las niñas y se trasladó a una nueva casa. Cuando Newman localizó a la familia, le pidió a su mujer que lo perdonara, pero ella se negó. Durante varios días, él durmió en la entrada de la casa hasta que su mujer accedió a volverle a hablar.
El alcohol no desapareció del todo de sus vidas. Cuando se reconciliaron, él se comprometió a dejar las bebidas de alta graduación pero no la cerveza. "¡El tío se bebía una caja de cervezas a la hora de cenar!", explicaba Hawke durante la promoción de la serie documental. El director de Las últimas estrellas de Hollywood asegura que si incluyó el alcoholismo de Newman en la serie documental no fue para chismear sino para mostrar que, a pesar de ser una figura reverenciada, el actor también era una persona en construcción con sus errores.
Fama a ritmos diferentes
Las últimas estrellas de Hollywood no solo se fija en la vida personal de la pareja, sino también en la profesional. De los dos, actualmente Paul Newman sigue siendo el que tiene más reconocimiento por parte del público, pero en realidad Woodward fue quien logró antes el éxito profesional. Poco después de hacer su primera película juntos, ella ganó Oscar a mejor actriz por The three faces of Eve, drama sobre una mujer que sufre un trastorno disociativo de la personalidad. Durante los años 50 y 60, Woodward se convirtió en una intérprete respetada mientras Newman, que en el documental confiesa que siempre tuvo problemas de autoestima y empezó su carrera a la sombra de Marlon Brando, intentaba descubrir qué tipo de actor era.
Con el paso del tiempo se dio la vuelta a la tortilla: la carrera de Newman empezó a despuntar gracias al El vividor (1961), y Woodward, que odiaba todo lo que tuviera que ver con la promoción de las películas, quedó en un segundo plano, aunque la industria siguió reconociéndola con nominaciones y premios. A lo largo de su vida, Newman y Woodward actuaron juntos en ocho cintas, además de las cinco producciones en las que Newman dirigió a su mujer.
En una entrevista con el New York Times en 1981, Woodward, que acaba de volver al teatro, reconocía que la familia había jugado un papel fundamental en el hecho de que ella decidiera retirarse un poco de la profesión. "Inicialmente tenía el sueño de ser una gran estrella del cine. Este sueño empezó a desaparecer cuando cumplí 30 años y me di cuenta de que yo no sería este tipo de actriz. Además, dejé en un segundo plano mi carrera por mis hijos. Al principio estaba un poco resentida, algo que no era muy bueno a la hora de estar con los niños. Paul estaba muy a menudo fuera de casa rodando. Yo no lo acompañaba por los niños. Lo hice una vez y me sentí sobrepasada por la culpa", explicaba. Con Las últimas estrellas de Hollywood, Woodward no solo es reconocida como pareja y colaboradora indispensable de Newman, sino también como una de las grandes actrices del cine clásico.