Patrimonio de agua dulce

Vistas panorámicas de 360 grados en el Empordanet

La torre del agua de Can Mario

25/08/2025

Qué buena vista que tengo del Empordanet, desde la torre del agua de Can Mario. Estoy en Palafrugell, el pueblo donde nació el prolífico escritor –y lo describió con todo detalle– Josep Pla, que es quien popularizó el nombre del Empordanet.

Estoy a una treintena de metros de altura respecto al pavimento de una gran plaza del núcleo de Palafrugell. Como telón de fondo veo Les Gavarres, bien alfombradas de alcornoques, sin las cuales esta torre no existiría –ahora verá por qué–. Y tengo el pueblo a mis pies. Entreveo callejones, pero sobre todo chimeneas, antenas parabólicas y algunas placas solares. Ahora bien, en realidad lo que tengo a mis pies –justo debajo– es un depósito de agua de dimensiones considerables. Tiene una capacidad de 56.000 litros, pero lleva tiempo vacío.

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No estamos en lo más alto de la torre. Coronándola hay un gorro de forma cónica con una veleta ornamentada con el emblema comercial de la empresa que la hizo construir, Miquel, Vincke & Meyer.

La empresa Miquel & Vincke se fundó en 1900 para hacer mayoritariamente tapones corcho de forma artesanal, y cada vez más de forma mecanizada. Tapones hechos de un corcho que, claro, procedía de las Gavarres. La construcción de la torre de Can Mario tiene lugar a principios del siglo XX, en un momento de importante crecimiento de la empresa. Es en esa época cuando la empresa alcanza la cifra astronómica de producir un millón de tapones al día. Además fabrica discos para tapón corona e inicia la fabricación de papel de corcho. Lógicamente, el número de trabajadores crece exponencialmente.

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Como toda empresa corchera, para poder funcionar necesitaba agua a raudales, para hervir, lavar, vaporizar... Por eso era muy importante este depósito, que tenía una función refrescadora y reguladora de la presión del agua –era necesario tener el agua a cierta altura para que cogiera empuje para poderla distribuir–. "Palafrugell tenía un sistema de suministro de agua muy defectuoso. Había cortes constantes, restricciones y, a menudo, no había suficiente presión. Muchas fábricas se buscaron soluciones, normalmente a partir de pozos y construyendo depósitos. Es el caso de Miquel & Vincke", explica Àngela Martí, responsable del departamento de difusión y colecciones. "La superficie de Miquel & Vincke era muy grande, y era necesario que el agua tuviera mucha presión para llegar a todas partes", añade Ángela.

Además, el depósito iba muy bien si había incendios –Palafrugell no disponía de servicios adecuados para combatir el fuego–. La empresa tenía su propio cuerpo de bomberos, que actuaba, si fuera necesario, también fuera de su recinto.

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"¿La torre ha peligrado en algún momento? Quiero decir, si en algún momento de sus más de cien años alguien ha querido derribarla", pregunto a Ángela. "No, aunque alguien propuso moverla. Ahora está protegida. Desde el 2000 es un Bien Cultural de Interés Nacional, gracias a una iniciativa ciudadana", me explica Ángela.

"Hasta cuándo funcionó, ¿el depósito de agua?", pregunto a Ángela. "Creemos que el depósito funcionó hasta la década de 1970; después se fueron cerrando secciones y sólo quedaban la oficina y la sección del papel, hasta los primeros años 80", comenta Ángela cuando descendemos a buen ritmo por la escala de caracol. La empresa cerró en 1993 –ya no era Miquel & Vincke, sino que pertenecía a la estadounidense Armstrong–. Ahora su sede acoge el Museo del Corcho de Cataluña, uno de los museos de visita imprescindible de nuestro patrimonio industrial.

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Ahora estamos en la plaza, desde donde observamos la torre, llena de elementos característicos del Modernismo, como molduras y motivos de hojas. "El hierro de la torre está remachado (sistema de unión de piezas mediante unos tallos a los que se hacen cabotes a ambos lados), una técnica que se utilizó en edificios como la Torre Eiffel –comenta Ángela–. Las piezas de hierro de la torre se transportaron de Barcelona a Palamós en barco”.

Cuando hace tramontana la torre tiembla un poco, aunque desde abajo no lo parece. Pero está bien fundamentada, ¡sólo faltaría! Eso sí: con viento y lluvia no dejan subir.

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En Palafrugell sigue existiendo industria del corcho, que se concentra prácticamente sólo en la producción de tapones de vino y cava. Parece que el tapón tiene una larga vida asegurada, aunque los materiales sintéticos le duelen.

Una muestra excelente de la arquitectura de hierro

La torre de Can Mario está hecha de una estructura metálica –pintada de un gris metalizado–, colocada sobre una base cilíndrica de obra de piedra. Se trata de una obra de gran singularidad técnica y estilística. Es una excelente muestra de la arquitectura del hierro.

Fue proyectada por General Guitart y Lostaló –General de nombre, no era militar–, el mismo que realizó la fachada modernista de la fábrica Miquel & Vincke. General Guitart es también autor de la Torre del Gobernador de Alella, y trabajó en las obras de la Casa de la Maternidad de Barcelona.

Su construcción (1904-1905) corrió a cargo de los talleres del arquitecto barcelonés Joan Torras i Guardiola, especializado en construcciones metálicas. Torras i Guardiola inició en Cataluña la corriente europea de la utilización del hierro como elemento estético y estructural.

Todo esto lo explica con más detalle la exposición sobre la historia de la torre de Can Mario y sus particularidades, situada en un túnel soterrado por el que hay que pasar por subir a la torre.

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