125 años de Barça y el futuro

En una esquina del Raval de Barcelona, ​​donde se encuentran las calles de Montjuïc del Carme y Pintor Fortuny, una placa recuerda que allí nació el Barça. He ido con la media sonrisa de pensar cómo en aquel lugar, hoy estrecho, oscuro y desconocido, nació una de las más brillantes, populares y mundialmente conocidas instituciones de la Catalunya contemporánea. Por decir toda la verdad, la visita me ha provocado la sonrisa y también el escalofrío de comprobar que ya he visto los 75, los 100 y los 125 años del Barça. Pero ésta es otra historia.

La historia de hoy es de la alegría por la continuidad histórica que enlaza la bandera catalana y la del Barça. La de los éxitos deportivos a base de cracks mundiales y jugadores de la cantera, la de las secciones, las peñas, la de la gente recién llegada que ha abrazado la catalanidad a través del barcelonismo, la de la emoción que he visto en los ojos de tantos extranjeros cuando supieron que era de Barcelona y del Barça.

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El futuro a partir de hoy debe seguir siendo todo esto, en un momento en que el fútbol se ha convertido en una industria, ya no se habla de clubes sino de sociedades anónimas, ya no se habla de colores sino de marcas y ya no se habla de partidos, sino de productos. Confío en que el Barça sabrá encontrar el camino para hacerlo compatible. Sirvan de guía las palabras de Johan Cruyff, en una entrevista de Enric Bañeres en La Vanguardia, en noviembre de 1990: "¿Cree que el Barça tiene la estructura adecuada a su magnitud o sería mejor que se convirtiera en una SA?" "Creo que cada país debe buscar soluciones propias. El Barça es más que un club, pero para llevar un club con un presupuesto muy alto, el más que un club no vale. Hay que imponer una gestión profesionalizada a todos los niveles". ¡Por muchos años, Barça!