El Barça no jugará en Miami, qué disgusto
Tener que ir a Miami a jugar un partido de Liga era una mala idea, pero el negocio del fútbol está tan necesitado de pasta que hicieron que pareciera una idea genial, por lo que el Barça lamenta doloridamente la "oportunidad perdida para expandir la imagen de la competición a un mercado estratégico".
Que sí, que cuando juega el Barça hay millones de personas en todo el mundo que dejan lo que están haciendo, incluso dormir, y los culés de la costa este americana estaban locos con el partido. Pero con ligas de 20 equipos, Champions, Copas, Supercopas españolas en este paraíso de los derechos humanos que es Arabia Saudí y constantes interrupciones por los partidos de selecciones, solo faltaba cargar más a los jugadores yendo a jugar contra el Villarreal en Miami (claro que, bien mirado, un avión a Miami no diez).
Los propietarios del negocio están haciendo realidad su sueño húmedo, que es que el fútbol sea como el baloncesto, con partidos cada dos o tres días, y caja cobre. Total, para los aficionados locales no hay que sufrir, que ya llevan años sabiendo que al no pagar, no mandan (no pagan al nivel que pagan las cadenas o los patrocinadores), y de ellos sólo se espera que hagan de figurantes para la tele y que no molesten con gritos de "Tebas, ¡vete ya!". En fin, de un fútbol en el que tu equipo juega la mitad de los partidos con una camiseta que no es la suya, ¿qué se puede esperar?
Si la Liga quiere crecer, antes de enzarzarse en partidos transatlánticos, que le pregunte a la Premier inglesa como lo hace para ingresar mucho más sin apretar mucho más. Miami no era "justo". Qué cosas hace decir la envidia.