El gobierno nos acaba de presentar "el indicador de bienestar subjetivo", que pretende conocer "la satisfacción con la vida de los catalanes". Este indicador servirá, leo también, "para mejorar las políticas públicas". Han realizado cuatro mil encuestas y, al parecer, tenemos un 6,9 en felicidad, que es un notable. Los más "felices" destacan la salud, la familia, la vida personal y el bienestar emocional. Los más infelices, el dinero, el malestar y la salud. Los jubilados son los que más alto se puntúan, y lo entiendo mucho, porque creo que, cada vez más, más feliz te hace el simple milagro de seguir vivo, que es algo que, a los dieciséis años, mujeres por supuesta. Los felices no hablan de dinero, pero sí hablan de ellos los infelices.
Es evidente que el dinero no hace la felicidad. Pero es evidente que sin dinero eres infeliz, porque no tenerlos para comer o para la calefacción es muy triste. Es evidente que no te sientes querido si te quieren por tu dinero, pero es evidente que teniendo dinero eres una persona más estimable. Puedes hacer regalos, puedes invitar a comer, puedes vestirte bien e ir a la peluquería oa inyectarte bótox, puedes estar al día de libros (que te has comprado y has tenido tiempo de leer) y de cine, puedes tener la casa ordenada (porque tienes criada). Puedes viajar, puedes sobornar, puedes ser caritativo, puedes montar negocios... Siempre siempre puedes ser mejor con dinero. Sí, sí, ya lo sé. El dinero envilece, pero ¿a quién no le gustaría comprobarlo de primera mano? Tener dinero es deseable aunque sea por tener el privilegio de no mencionarlo en una encuesta sobre la felicidad.
