Echarse mierda encima
El pasado martes 12 de diciembre, la empresa Campofrío sorprendió con su anuncio de navidad. No porque incluyera a un famoso o por su originalidad, sino porque estaba creado por una inteligencia artificial. O al menos eso decía la compañía, porque el anuncio tenía trampa. En realidad no era el anuncio de Navidad, que sale un par de días después, es solo un anuncio para que se les echen encima hordas de personas a través de las redes sociales por usar una IA. Y así ha sido: “Mierda”, “soso”, “aburrido” son algunos de los adjetivos que han dedicado al mencionado anuncio en X, el antiguo Twitter.
Su estrategia era hacer ruido, generar un mal sentimiento para luego recuperar a todo esa gente con un buen final. Espero que los creativos detrás de la campaña tengan éxito y cumplan sus expectativas, pero me surge una duda ¿Es necesario polemizar para tener un altavoz en las redes sociales? Aunque solo sea un juego, ¿da más visibilidad el odio que otros sentimientos? Al poco de preguntármelo, yo mismo me respondo con una palabra larga y de la que desconozco su significado: Hematocrítico.
Miguel López, conocido con el apodo de Hematocrítico, era una de las personas más creativas en las redes sociales y, lamentablemente, murió hace unos días con 47 años. Apenas intercambié un par de mensajes con él, pero era alguien fácil de relacionar con la originalidad. Con una pluma muy afilada y una imaginación única, consiguió que su impronunciable nombre quedara ligado al buen rollo. El día que murió, se desató una ola de agradecimiento a su persona por los buenos momentos que nos hizo vivir con sus comentarios sobre cuadros o sus personajes inventados.
Esto me hace pensar que quizá el odio es un muy efectivo, pero a la vez, efímero. A raíz del anuncio de Campofrío, un amigo me recordó que El Gran Wyoming utilizó la misma estrategia hace unos años. Grabó un vídeo falso en el que su comportamiento era lamentable, para luego anunciar que todo era un montaje. Estoy seguro de que en aquellos días todo fue una gran polémica, pero en mi cabeza apenas queda rastro de aquello.
Sin embargo, quiero pensar que los buenos momentos, las risas y la buena gente que conocemos a través de las redes sociales, como Hematocrítico, sí dejan huella.
Por eso, y con todo el respeto a los publicistas de Campofrío, espero que su campaña tenga poca resonancia y no se multipliquen los anuncios en redes sociales basadas en la polémica. Ya bastante odio tenemos en el día a día de redes como X, para encontraros aún más promovido para vender una marca.