Hoy no habría que ir de funeral

Tengo un recuerdo de bastantes años atrás de Mestalla, el campo del Valencia, que nunca he olvidado. En el túnel de vestuarios, por donde salían los jugadores al campo, había un texto pintado en letras rojas sobre la pared blanca, por encima de nuestras cabezas, con una raya y un texto que decía: "Hasta aquí llegó el agua a la rió de 1957". Mató al menos a 81 personas.

Hoy hace un año que otra riada mató a 229 personas. Entre una y otra hay una diferencia fundamental: con los medios tecnológicos del siglo XXI habría podido salvarse a casi todo el mundo. Desde primera hora de la mañana del 29 de octubre de 2024 ya se veía, sin margen de error, que la lluvia principal, de cientos de litros por metro cuadrado, caería en las cabeceras de ríos y barrancos y podría inundar catastróficamente zonas donde no llovería nada. Y así fue.

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Lo afirmaba Victoria Rosselló Botey, doctora en física y jefe de Meteorología de À Punt, que explicaba a Francesc Garriga, en La Tarde de Catalunya Ràdio, como el alcalde de Utiel salvó cientos de vidas porque por la mañana, nada más oír en la previsión meteorológica la riada que le caía encima, envió a los estudiantes a casa. La misma meteoróloga y sus compañeros, después de contarlo por la tele repetidamente, salvaron vidas por el simple procedimiento de enviar whatsapps a amigos y conocidos para que se fueran a los pisos más altos que encontraran.

En estas condiciones, que Mazón dimita es un mínimo de higiene moral. Pero lo que corresponde es que se siente en el banquillo por haber ignorado la responsabilidad más básica de cualquier gobierno, que es proteger a la población. Y que Feijóo le haya estado apoyando durante todo este año le convierte en encubridor de un comportamiento indigno.