Cuentan en Catalunya Ràdio que la DGT actualizará algunos pictogramas de las señales de tráfico. Por ejemplo, la señal del ciervo que representa "animales salvajes" será cambiada por el de un jabalí. Esto es una mala noticia. Quiere decir que se perpetúa su presencia. También cambiarán el de la máquina de tren con chimenea, que indica que cerca hay un paso a nivel, o una vía (acabo de hacer el examen teórico y ya no me acuerdo), por el de un tren más moderno, sin fumarola. Y también lo que indica "escolares cerca", que es el de un niño que corre cogido de la mano de una niña, más pequeña.
Los pictogramas son esto: pictogramas. Son representaciones esquemáticas y, aunque hoy en día los trenes no funcionen con caldera, todos nosotros entendemos "tren". Con los pictogramas modernos, por ejemplo, a menudo cuesta distinguir entre un autobús y un tranvía. Pero el del niño que corre cogiendo a la niña es otra cosa. Las declaraciones de la portavoz de la DGT iban encaminadas a asumir las nuevas realidades, y la igualdad, al menos entre pictogramas. Si el niño que coge a la niña (que es más pequeña) está demostrando poder y dominio del hombre sobre la mujer, podemos poner una niña que coge a un niño, más pequeño. Pero entonces alguien nos dirá que la niña está desempeñando el rol de cuidadora y que esto es perpetuar los clichés. Si ponemos a una niña que coge a otra niña más pequeña, nos pasará lo mismo. ¿Nos preguntaremos dónde están los niños que no cuidan a los pequeños? Si ponemos, en fin, a un niño cogido de la mano de otro niño, más pequeño, diremos que en las señales de tráfico sólo hay machirulos.
Entiendo que hay mujeres embarazadas y hombres embarazados, porque vivimos en un mundo apasionante, pero en el pictograma de los asientos preferentes del tren, que representa a una mujer embarazada, no le pondría barba, porque ya se entiende que a un hombre embarazado también le dejaremos sentar. Me parece bien dar visibilidad a la mujer. Pero no en la mujer pictograma.
