Querido alcalde de Barcelona, felicidades. Ya es propietario y ya podrá bromear aquella: "No, la casa no es mía, ¡es del banco!" He leído que se compra la Casa Orsola, la que debía ser desahuciada, y así, pues, los vecinos que todavía estaban allí no serán movidos.
"Ya hemos trasladado la propuesta de compra a la propiedad, que se ha avenido a la venta en el marco del proceso de mediación", ha dicho usted. Y eso me hace aplaudir, porque quiere decir que ya ha llegado a ese momento de la negociación en la que "pasas una oferta" y, si se acepta, "signas las arras". Y se ha aceptado, porque la propiedad "ha aceptado vender por un precio de 9,2 millones de euros, que es un 30% por debajo del precio de valor de mercado en el barrio del Eixample". ¡Sí, señor! Hace mucha ilusión pensar que "compras bien". Pero ya se lo digo ahora, porque yo en la vida he ido cambiando mucho de casa. Siempre cuentan, que regatearemos. ¿Sabe lo de "negociable"? Lo ponen porque calculan que querremos rebajar un diez por ciento. Y leo también que usted (el Ayuntamiento) se quedará con el 51% del edificio "a través de un préstamo bancario que ya tiene el visto bueno gracias al aval del propio consistorio". Hombre, eso sí que me da envidia. En los autónomos los avales nos cuestan mucho, nos moriríamos por avalarnos a nosotros mismos. ¡Pero atención a la letra pequeña, alcalde! Le harán hacer un seguro de vida (si muere, el banco debe cobrar). Y aquí ya le digo yo que estrangulan. Después intentarán que se quede la alarma y una financiación de placas solares y una tele. ¡Ah! Y tendrá que ingresarles la nómina. Si no, el precio será más caro. Y aquí voy. ¿Le ha logrado fija o variable? ¿A qué tanto por ciento? ¡No, no me lo diga que me moriré de envidia! ¿Paga mucho de comunidad? ¿Lo lleva una gestoría?
Lo de la alarma yo al final no lo hice, pero yo, de usted, sí lo haría. No sea que ahora, en una casa tan bonita, se le metan ocupas...
