Puigdemont, coartada de Junts
1. Liderazgo. Toda la pantalla para Puigdemont. Parece que Junts va justo de referentes. Se trataba de anunciar la ruptura de relaciones con el gobierno de Sánchez. Y lo hizo él solo, con la expresión petrificada que ya hace tiempo que lo caracteriza, y sin siquiera convocar una rueda de prensa, como hubiera sido propio, si realmente se tratara de un gesto de gran trascendencia política. Nada de todo esto. Cuando se pierde pie, cuando el tiempo cambia y no se encuentra la ubicación, se pasa con mucha felicidad de hacer política a jugar a hacer política.
Se convocaba, en teoría, a un gran paso adelante, y lo que se ha visto es un partido desorientado que hace ruido apostándolo todo a la cada vez más desdibujada figura del presidente exiliado. ¿Acaso Junts vive fuera del mundo? ¿Qué sentido tiene que la actual dirección se parapete detrás de una imagen que en este momento ya es más memoria que presente? Más que una iniciativa política, parecía un ritual de confusión, de querer insinuar mucho sin intención de hacer nada. Y más aún después de la patética tocata y fuga de Puigdemont: regreso a Catalunya para volver a marcharse corriendo. Aquel día acabó de perder lo que le quedaba de carisma. Y puso a Junts en el impasse que este ritual de Perpiñán ha elevado a categoría. Todos callados ante el presidente, que anunciaba una imprecisa ruptura de relaciones con los socialistas como instrumento para relanzarse a sí mismo. Y de hecho lo único que está consiguiendo es hacer patente su alejamiento de la realidad.
Con esta entrega a Puigdemont, la actual dirección de Junts confirma su inseguridad, la obsesión por tener bajo control un partido que necesita una sacudida, una amplia renovación, para volver a jugar el papel de derecha catalana que heredó de la época del president Pujol, adaptándolo a las circunstancias actuales. Puigdemont es un icono deslucido de una etapa anterior que acabó en fuga por no saber leer la realidad y entender hasta dónde podía llegar. Es memoria del pasado, más que liderazgo para el futuro. Junts, pues, levanta acta de su desorientación, aunque algunas voces pérfidas sugieran que poner a Puigdemont en primer plano puede servir para acelerar su salida.
2. Retroceso. El escenario actual poco tiene que ver con el 2017. El espacio político tanto en Catalunya como en España se ha reconducido conforme a los signos de los tiempos. Y la derecha catalana juega a la confusión pensando quizás que así ganará espacio. Romper el tabú de Vox y de Aliança Catalana es un camino. Y parece que han decidido dar sus primeros pasos.
Las aportaciones a la mayoría de Pedro Sánchez eran conformes al principio del tira y afloja parlamentario, inevitablemente abierto a sorpresas y frustraciones. La ruptura, más retórica que concreta, podría ser una forma de forzar y obligar a afrontar temas que se resisten. Junts insinúa acercarse a la derecha, algo que ya ha hecho otras veces: forma parte del juego. ¿Pero realmente están dispuestos a hacer mayoría estable con Vox donde sea, y aquí con Aliança Catalana?
De hecho, el paso que insinúa Puigdemont es situarse en la línea de las derechas europeas, cada vez más cerca de legitimar a la extrema derecha y compartir gobernanza con ellas. Y aquí probablemente está el quid de la cuestión. Atrapado en la lógica del toma y daca, Junts se hace notar ahora con un gesto que los sitúa directamente en la vía de la normalización de Aliança Catalana y compañía, como la mayoría de las derechas europeas. Y aquí Puigdemont sirve de coartada para adornar la vergüenza.
Es difícil no ver este paso como un retroceso democrático. Creo que todavía hay una línea clara: la que separa las derechas autoritarias de los partidos democráticos. Y este exabrupto de Junts parece que empieza a marcar cierta predisposición. ¿Veremos una mayoría de Vox, PP y Junts en el Parlamento español? ¿Y realmente pueden creer que beneficiaría a Catalunya? Entregarse a Puigdemont no es más que una exhibición de impotencia: mitificar el pasado por incapacidad de afrontar el futuro. La necesidad de renovación de Junts es clamorosa y urgente.