Los elefantes, con su aspecto gigantesco, las orejas como pámpolos, los magníficos colmillos de marfil y esta trompa tan característica, nos atraen desde pequeños. Los niños los ven como un animal simpático y cercano y, a consecuencia de su fuerza, su capacidad natural de aprender y una vida longeva, ha sido domesticado en algunas regiones del mundo. Aunque otros animales también tienen una boca o nariz alargada (desde algunas mariposas hasta huesos hormigueros), los elefantes son los únicos proboscidios vivos. Hay tres especies, aunque la mayoría de nosotros no los distinguimos y, a lo sumo, hablamos de elefantes africanos y elefantes asiáticos.
Pero, ¿por qué los elefantes tienen trompa? Según estudios comparativos y de simulación con fósiles de elefantiformes extintos de China –caracterizados por diferentes combinaciones anatómicas de mandíbulas alargadas, tamaño de colmillos y longitud de trompa–, los cambios ecoclimáticos del mioceno que les empujaron a migrar hacia territorios menos húmedos y más abiertos, sumados a las necesidades alimentarias, fueron elementos decisivos para que la selección natural actuara de forma positiva disminuyendo la mandíbula y favoreciendo el alargamiento de la trompa; una trompa sin ningún hueso interior ni articulaciones, pero a la vez prensil y muy versátil, tanto para arrancar vegetación aérea como a ras de suelo; es decir, una trompa todo terreno, como la de los actuales elefantes.
La trompa del elefante debe doblarse y debe ser flexible, y por eso debe tener una magnífica musculatura, muy bien controlada por el cerebro para ejercer un control psicomotor excelente. Debe servir tanto para enroscarse alrededor de una rama como para recoger una pequeña fruta de tierra. Y debe permitir inspirar agua –o incluso leche, en los cachorros– y soltarla directamente en la boca para beber, así como inspirar aire y levantar suavemente una pluma, si se le enseña cómo hacerlo. Sin poder equipararlo con la exquisita finura de la mano de un primate, la trompa de un elefante hace tareas impensables para muchos otros mamíferos… y no tiene articulaciones!
Piel arrugada
¿Y cómo es posible todo esto? Gracias a que tiene muchas arrugas en la piel que le permiten adquirir diferentes formas y, además, desarrollar una especie de dedos en la punta. africanos y los asiáticos: mientras que los africanos tienen dos excrecencias específicas que hacen de dedos y cogen muy cuidadosamente objetos pinzando entre estos dos sobresalientes, el elefante asiático sólo tiene una excrecencia, lo que le obliga a doblar el extremo de la trompa para enroscarla alrededor de un objeto.
con que la de los elefantes asiáticos tiene muchas más arrugas y mucho más finas que la del elefante africano, con surcos más profundos y espaciados (de media, 126 arrugas en elefantes asiáticos y 83 en elefantes africanos). Esta diferencia es genética, ya que en el feto de elefante, durante el desarrollo de la probóscide (alrededor de los 20 días, dentro de los 22 meses de gestación), ya se observa el primordio (el tejido en etapa de formación) de las arrugas, que es más elevado en los fetos de elefantes asiáticos que en los de elefantes africanos
Sin embargo, se siguen generando más arrugas después de nacer, con el uso de la trompa. en un lado de la trompa o en el otro según si el animal es diestro o zurdo, es decir, según si dobla la trompa hacia un lado o hacia el otro para enroscar un objeto y levantarlo por lo que se ha observado en elefantes tanto en la naturaleza como en cautividad, la proporción entre elefantes diestros y zurdos es del 50% , pero una vez determinado de jovencito, la trompa adquiere más arrugas al lado por donde la trompa se enrosca. genoma de los elefantes determinan la longitud de la trompa, así como la formación de arrugas y el hecho de ser zurdo o derechista.
Los elefantes también pueden usar herramientas humanas y utilizarlas para lo que quieren, por ejemplo, para ducharse en un zoo. Un artículo publicado recientemente analiza cómo Mary, una elefanta ya vieja del Zoo de Berlín (aproximadamente de la misma edad que la elefanta Yoyo, del Zoo de Barcelona, que ha muerto estas fiestas de Navidad a los 54 años), se ducha utilizando las mangueras del zoo cuando las dejan los empleados. Con la trompa, no sólo coge con destreza la manguera para mojarse los lados, sino que también, doblando la trompa, la coloca bien arriba para mojarse la espalda desde arriba. ¡Una verdadera ducha!
Eso sí, hay otras compañeras que quizás no están de acuerdo. Hay una elefanta joven, a la que Mary golpea con la trompa a menudo, que cuando puede la boicotea: dobla la manga hasta hacer un codo o la pisa expresamente para que deje de manar… y así enfadar a la otra !
Los investigadores todavía están pensando si esta actitud repetida de sabotaje y revancha es intencionada –lo que demostraría la complejidad cognitiva de los elefantes– o no lo es. En todo caso, la trompa de los elefantes debe ser arrugada para desempeñar su excepcional función. Gemma Marfany es catedrática de genética de la Universidad de Barcelona y jefa de unidad del CIBERER.
