La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha acusado al PSOE de incumplir el acuerdo para reducir la jornada laboral a 37,5 horas, es decir; media hora menos a la semana. Díaz se ha quejado de que el partido de gobierno de España "defiende lo mismo que la patronal".
Yo encuentro, es cierto, que dedicamos demasiadas horas de nuestra vida a la producción. Pero cuando alguien como Yolanda Díaz habla de "reducir la jornada laboral" se está refiriendo a el trabajador, en genérico, no a la mayoría de nosotros. Reducir la jornada laboral de los maestros significa o bien dejar a los alumnos con media hora menos de clase (inviable) o bien contratar a más maestros (humo, inviable). Y naturalmente, ésta es una cuestión que debe pactarse –en el sistema capitalista– con la patronal. La gran patronal, que su pequeño trabajo tiene. Ningún perfumero, carnicero o labrador le podrá decir a los trabajadores que envuelven regalos, pican carne de canelones o riegan lechugas que deben plegar media hora antes. Medidas como la de Yolanda Díaz lo que hacen es incentivar a una sociedad de autónomos. Los únicos que no tenemos horas, porque lo único que tenemos es miedo. Si el patrón de tu empresa –seas tú o sea otro– piensa, justamente, que no da abasto y que se necesitan más horas, lo que haces, a menudo, es convertirte en accionista de facto. No quieres que la empresa tenga que cerrar, y para conseguirlo, si es necesario, regalas mano de obra. Tengo la incómoda sensación de que cuando Yolanda Díaz habla "de los trabajadores" sólo habla por un tipo deobrero hoy en extinción. Lo que tiene sindicatos y paga doble, paro, y ningún estrés, claro, por la baja productividad o resultados. El camarero que pone una cerveza en el repartidor, el repartidor que lleva un paquete en el carnicero, el carnicero que vende la carne picada en la canguro, la canguro que cuida a los niños de la periodista y la periodista que ahora mismo está redactando la noticia sobre Yolanda Díaz no tienen posibilidad alguna de reducir la jornada laboral en media hora.
