Proceso

Escocia ya no es un espejo para Cataluña

Las cuestiones que ocupan la agenda política catalana retratan una realidad bastante diferente a la de Escocia

Barcelona"Después de lo que ha pasado en Escocia y Reino Unido, el Proceso catalán continúa y va hacia delante. Nos sentimos reforzados por el buen ejemplo de una democracia europea que ha dejado votar. Este es el camino". Así se expresaba Artur Mas en noviembre del 2014, pocos días después de la consulta del 9-N, la antesala del referendo que lideraría Carles Puigdemont tres años después. Desde entonces y durante los años álgidos del Proceso, Cataluña se reflejó en varias ocasiones en el caso escocés. 11 años después de ese momento, la realidad que vive el país y los temas que ocupan la agenda política catalana le alejan de quien fue un modelo a seguir.

En el pacto para la investidura de Salvador Illa, ERC y el PSC acordaron impulsar una Convención Nacional que impulsara un "amplio debate" para abordar "la resolución del conflicto político" entre Catalunya y el Estado. Aunque Illa ha repetido que quiere cumplir con todos los acuerdos, por ahora no se ha puesto en marcha este pacto y el presidente ha dejado en un segundo plano aquellas cuestiones que quieren volver a llevar el conflicto político a la orden del día. En el ámbito nacional se ha centrado en medidas en torno a la lengua y la cultura. Además, los partidos independentistas han situado temas como la financiación, Cercanías o la migración en el centro del debate y de las negociaciones con el Estado.

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En este cambio de cuestiones que ocupan la actividad de los partidos independentistas, Escocia cae rápidamente como referente, sobre todo en el ámbito de la lengua, ya que más allá del gaélico escocés no existe un conflicto en este sentido. Sin embargo, sí existe un acento propio, que la profesora de ciencia política de la UOC y experta en Escocia Núria Franco advierte que "es muy importante" para los escoceses a la hora de aceptar si alguien angloparlante es escocés o no. Ahora bien, en el caso de la migración "nadie espera que se adopte un acento, sino que se hable un idioma", apunta.

La cuestión migratoria

El reto migratorio es también una cuestión que centra la agenda actualmente en Cataluña, después de que Junts reclamara las competencias de inmigración al gobierno español y por el crecimiento de población que vive el país al ser atractivo para migrantes tanto del Norte Global como del Sur Global. Pero la realidad en este ámbito respecto a Escocia es "totalmente contraria", según Marc Sanjaume, profesor de ciencias políticas en la UPF especializado en conflictos nacionales y étnicos. Franco retrata que, pese a que ambos países tienen un crecimiento vegetativo similar, Escocia no atrae a inmigración, y Sanjaume sitúa justamente como una de las prioridades para el país poder tener programas de atracción de talento para contrarrestar que es una nación "menos atractiva" en el ámbito económico y laboral para los inmigrantes respecto a Inglaterra.

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En el ámbito político, los escoceses tienen una postura más abierta a la inmigración que los británicos. Franco lo achaca a dos motivos: por un lado, porque a diferencia de lo que ocurre en Catalunya, en Escocia "la inmigración no es un reto" y, por tanto, "es difícil ponerte racista cuando no tienes a nadie contra quien gritar". Por otro lado, porque uno de los pilares del independentismo escocés y del Partido Nacional Escocés (SNP) es "que Escocia tiene unos valores políticos distintos al resto del Reino Unido", lo que hace inherente al proyecto nacional un ideario "más bien progresista y abierto". De hecho, Alba, la formación fundada por el exlíder del SNP Alex Salmond, que apuesta por unos postulados más restrictivos en políticas sociales, no ha conseguido ningún diputado en las diversas elecciones a las que se ha presentado, y los pocos representantes públicos que mantiene en estos momentos son miembros del SNP que han realizado el cambio de formación. Está por ver hasta qué punto se cuela el discurso xenófobo en los partidos independentistas catalanes y si la extrema derecha aumenta su representación en próximas convocatorias electorales, lo que supondrían más diferencias respecto a Escocia.

Las similitudes también se difuminan en el uso de las competencias no transferidas. Aquí, pese a no tener competencias en ciertos ámbitos, se intenta incidir en ellos: "Catalunya quizás no tiene competencias sobre migraciones, pero hace uso de la política educativa, cultural y sanitaria para desarrollar una política de integración", retrata Franco. Por el contrario, en el caso británico "las fronteras son más marcadas", y en una cuestión reservada a Londres no se incide desde Edimburgo. Sin embargo, eso no quita que Escocia pida puntualmente la cesión de nuevas competencias, como también hace ahora Catalunya.