La gobernabilidad del Estado

La estrategia de Sánchez para que se hable de lo que él quiere

El presidente español intenta huir de los temas delicados con propuestas que le distancian del PP

MadridA las puertas de un año con citas electorales en varias comunidades autónomas –Castilla y León y Andalucía y los interrogantes de Extremadura y Aragón–, Pedro Sánchez parece instalado en un marco de precampaña, aunque a nivel estatal insiste en que no avanzará los comicios y llevará la legislatura hasta el 2027 . ideológica que le distancian del PP, a fin de contrarrestar la presunta corrupción que le rodea y su fragilidad parlamentaria, acentuada ahora por las amenazas de Junts con romper las relaciones. Sánchez trata de imponer un relato que le beneficie, mientras que Alberto Núñez Feijóo se afana por retratar a un ejecutivo agotado que no tiene otro camino que convocar a los españoles a las urnas.

El último intento de desviar el foco ha consistido en plantear a la Unión Europea el debate sobre el cambio horario. Esta madrugada del domingo los relojes se retrasan una hora y el presidente español subrayaba el lunes que este hecho "altera los ritmos biológicos" y, además, carece de un impacto en el ahorro energético. Por este motivo, reclamó hacer valer una votación del Parlamento Europeo de 2019 que apostaba por no tener que cambiar las agujas dos veces al año. En el Estado, los grupos de la oposición se han tomado con cierta burla el planteamiento de Sánchez porque se ha interpretado que es un tema menor.

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Sánchez sorprendía con esta cuestión, pero semanas atrás ya había intentado marcar la agenda, por ejemplo, con el aborto. La Moncloa aprovechó una polémica votación del PP en el Ayuntamiento de Madrid sobre el falso síndrome posorato para entrar a fondo: ha reclamado formalmente a todas las comunidades autónomas que elaboren el registro obligatorio de médicos objetores de conciencia e iniciado el proceso para intentar blindar la interrupción voluntaria del embarazo en la Constitución. Aún en materia sanitaria, el PSOE también está intentando explotar el escándalo con los cribados de cáncer en Andalucía.

Hace dos semanas también recuperó la polémica sobre las universidades privadas con la aprobación de un real decreto que limitará la discrecionalidad a los gobiernos autonómicos a la hora de avalar la creación de nuevos centros. Lo que se pretende es revertir la infrafinanciación de las universidades públicas y evitar las consecuencias de la proliferación de universidades privadas de dudosa calidad: el nivel se ve resentido y se produce un efecto llamada para estudiantes con recursos, lo que tiene una incidencia directa en el precio de la vivienda.

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Precisamente, lo que debía ser una de las principales banderas del nuevo curso para Sánchez, la vivienda, se ha convertido esta semana en un problema dentro de la coalición. Sumar ha elevado el tono por la falta de ambición del PSOE en este ámbito –incluso ha sugerido que la ministra Isabel Rodríguez se aparte– y el jefe del ejecutivo del Estado se ha visto obligado a negociar con su socio de gobierno tomar alguna medida en relación con los contratos de alquiler que vencerán próximamente y que, en muchos de ellos el PP–, puede propiciar una subida de precios inviable para muchas familias.

Otro de los últimos quebraderos de cabeza imprevistos ha sido a cuenta del aumento de cuotas de los autónomos, que pese a estar prevista en la reforma del sistema aprobada con el PP en el 2022, ha cogido al sector con el pie cambiado. La ministra Elma Saiz ha tenido que recular y ya se plantea congelarlas.

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Contraste con Isla

Si se compara con Catalunya, Sánchez y el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, se encuentran ambos con enormes dificultades para sacar adelante los presupuestos de cara al 2026, si bien la forma de encarar esta situación de debilidad es bien distinta. Isla no está sometido a una operación de desgaste durísima como la que sufre el líder del PSOE porque la oposición independentista se encuentra en horas bajas –y una parte, ERC, es socio del gobierno–, mientras que la derecha española está envalentonada en todos los frentes posibles: en el Congreso, en los tribunales o en los medios de comunicación. No importa que la Fiscalía investigue la crisis de los cribados de cáncer en Andalucía o que Extremadura se vierta a elecciones anticipadas por la incapacidad del PP de sacar adelante unas cuentas –como Sánchez–, porque en determinados sectores mediáticos acaban predominando las maniobras de guerra sucia del entorno de Leire D Ábalos/Koldo/Cerdán.

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Sánchez deberá comparecer este próximo jueves en el Senado en la comisión de investigación sobre este caso y ya ha avanzado que responderá. Será el segundo presidente en ejercicio que declara en un foro de estas características, con el único precedente de José Luis Rodríguez Zapatero en la comisión de investigación sobre los atentados del 11-M el 13 de diciembre del 2004. El PP encontrará a un presidente en modo precampaña.