El nuevo Govern

Junts cuestiona la legitimidad de Aragonès y ERC los compara con Vox

Los ex socios de coalición protagonizan el primer encontronazo por la constitución del nuevo gobierno de los republicanos

BarcelonaLa primera jornada del nuevo gobierno de Pere Aragonès no dista mucho de la dinámica de esta legislatura, caracterizada por los encontronazos con Junts. Con los de Laura Borràs fuera del Govern, los choques han seguido este lunes, pero con una dialéctica mucho más inflamada que hasta ahora. Junts per Catalunya ha cuestionado la "legitimidad política y democrática" del nuevo ejecutivo monocolor de Esquerra porque ha perdido su apoyo y el de la CUP, mientras que los republicanos acusan a los de Borràs de hacer un discurso "populista" parecido a la extrema derecha de Vox. El buen clima no parece que tenga que reinar entre el nuevo gobierno de la Generalitat y JxCat como nueva formación en la oposición.

La primera en disparar ha sido la presidenta del partido, Laura Borràs, en una entrevista a RAC1, en la que ha tildado de "artificio" el gobierno de Aragonès después de que haya incorporado a consellers de Esquerra pero también a ex dirigentes del PSC, CDC y Podemos. A su parecer, este no es el ejecutivo que representa al "80%" de los ciudadanos favorables al derecho a decidir, como dice ERC, sino un ejecutivo con "33 diputados" y un "21% de apoyo en el Parlament". Borràs ha defendido que el president se someta a una cuestión de confianza en la cámara después de que la situación haya "mutado" respecto a la investidura, cuando Aragonès tuvo el apoyo de Junts y la CUP. "La legitimidad democrática nace y emana del Parlament –ha dicho–. Es el presidente legítimo, pero fue presidente con unos votos que ya no tiene". En la misma línea se ha expresado el secretario general del partido, Jordi Turull. En caso de que Aragonès no lo haga –y no lo hará–, Junts reclama elecciones.

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La cuestión de confianza es un instrumento parlamentario que está previsto en la ley de presidencia y del Govern, y es potestad del president. Es decir, depende del jefe del ejecutivo decidir si somete a debate de nuevo su programa en el Parlament. Si reúne la mayoría relativa de los votos la supera, y si no, queda cesado. Pero este instrumento no está al alcance de la oposición. Los grupos que no están en el Govern tienen otro: la moción de censura, que consiste en presentar a un candidato alternativo para desbancar al president. Junts per Catalunya –que sí tiene facultades para activar esta opción– no ha dicho nada de ello, ni se prevé ahora mismo ningún diputado capaz de reunir el apoyo de la cámara. "No queremos pasar pantallas", ha dicho este lunes Borràs cuando se le ha preguntado.

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La cuestión de confianza más reciente, y que este lunes desde las redes se han encargado de recordar dirigentes de Junts, es la de Carles Puigdemont en 2017. El ex president en el exilio decidió someterse a una cuestión de confianza en septiembre de 2016 –fue investido en enero del mismo año–, una vez la CUP rechazó aprobarle los presupuestos. "No puedo seguir gobernando como si dispusiera de la misma mayoría que me invistió. Las cosas han cambiado y yo no tengo ningún interés en alargar injustificadamente el mandato", dijo el entonces president, que anunció el "referéndum o referéndum" para ese mismo mandato con el objetivo de recuperar el apoyo de los anticapitalistas.

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En un largo hilo en Twitter, el propio Puigdemont ha reconocido este lunes que Aragonès "tiene derecho a hacer cambios relevantes en relación con lo que fueron en su día sus compromisos de investidura y a alterar las mayorías políticas que lo apoyan", pero también tiene "el deber de democrático de volver a someter su programa de gobierno a la aprobación del Parlament y así poder emprender la nueva etapa reforzando su legitimidad o convocar elecciones". Por si había dudas, ya ha quedado claro que Junts optará por hacer oposición dura al nuevo gobierno monocolor de Esquerra.

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Reacción de Esquerra

La presión de Junts no ha gustado de entrada a los republicanos. "Usar estos términos es lenguaje populista. De hecho, Vox lo usa habitualmente en el Congreso de Diputados", ha dicho a RAC1 la consellera de Presidencia, Laura Vilagrà, que ha cargado contra los de Borràs por haber cuestionado la legitimidad de Aragonès para seguir gobernando. Es, remarcan, una atribución que le da el Estatut, y descartan una vez más que el president se someta a una cuestión de confianza. Más tarde la portavoz y secretaria adjunta de los republicanos, Marta Vilalta, ha rebajado el tono y ha asegurado que intentarían llegar a acuerdos con Junts. "Hemos gobernado en coalición hasta esta semana", ha recordado, y ha deseado que no hagan una "oposición destructiva".

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De hecho, ha sido este mismo lunes cuando el cese de los consellers de Junts se ha publicado en el Diari Oficial de la Generalitat (DOGC) y se ha nombrado a los nuevos: Joaquim Nadal (Investigación y Universidades), Carles Campuzano (Derechos Sociales), Gemma Ubasart (Justicia, Derechos y Memoria), Juli Fernàndez (Territorio), Meritxell Serret (Acción Exterior), Natàlia Mas (Economía y Hacienda) y Manel Balcells (Salud). Este martes a primera hora tomarán posesión, se reunirán después por primera vez en consejo ejecutivo y por la tarde se hará el traspaso de carteras. A mediodía comparecerá el president por primera vez después de la remodelación del Govern.

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Para los republicanos, pues, empieza una nueva etapa en el Govern –"No abandonamos ni dimitimos de nuestras responsabilidades", ha dicho Vilalta–, que ya se augura muy difícil en el Parlament. El primer reto son los presupuestos de 2023, que preparaba el conseller saliente Jaume Giró. Sin poder contar con Junts –a pesar de que todavía no han cerrado la puerta definitivamente–, a los republicanos solo les queda sumar con los comuns y el PSC o hacer una prórroga. De momento vetan a los de Salvador Illa como un aliado, de forma que ahora las cuentas de 2023 están en el aire. "Es una irresponsabilidad", ha dicho la portavoz de los socialistas, Elia Tortolero. "Seguiremos tendiendo la mano, y esperamos que recapaciten", ha insistido. La legislatura entra en dimensión desconocida.