PERFIL

Jaume Collboni, el discípulo de Iceta que defendía el derecho a decidir

El alcalde de Barcelona es, juntamente con Meritxell Batet, el miembro de la generación BlackBerry del PSC que ha llegado más lejos

BarcelonaLa trayectoria política de Jaume Collboni (Barcelona, 1969) siempre ha estado marcada, de una manera u otra, por el independentismo. Ahora veremos por qué. En la universidad fue líder estudiantil del AJEC, la Associació de Joves Estudiants de Catalunya (1992-1995), vinculada al PSC, en un momento en el que la fuerza hegemónica era el BEI (Bloc d'Estudiants Independentistes). Entró después a la UGT (1996-2005), en un momento en el que Pepe Álvarez abría el sindicato a nuevos sectores, del nacionalismo de CiU y también el independentismo de ERC, para así dejar de ser la correa de transmisión del PSC. Allá Collboni se formaría e impulsaría la creación de gabinete técnico del sindicato. Álvarez lo colocó en la dirección nacional, igual que haría con otros valores emergentes como Neus Munté.

En 2005 pasó a trabajar bajo las órdenes del que sería su mentor político, Miquel Iceta, como coordinador del grupo parlamentario durante los gobiernos tripartitos. Su ascenso es meteórico. En 2008 entra a la ejecutiva del PSC, en 2010 dirige la campaña (fallida) de reelección de José Montilla como presidente y en 2011 es nombrado secretario de comunicación y portavoz del partido (en sustitución de Iceta). En el ámbito personal, su boda con el productor televisivo Óscar Cornejo en 2011 dio lugares a imágenes curiosas como la de Belén Esteban y José Montilla en un mismo acto.

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Es en aquellos años, después del batacazo del PSC de 2010, cuando Collboni forma parte de los nuevos valores socialistas conocidos como la generación BlackBerry (por el moderno modelo de teléfono que usaban), que creen que ha llegado el momento de relevar el triunvirato formado por Montilla, Zaragoza e Iceta en la cúpula del partido. En este grupo está gente como Francesc Vallès, Meritxell Batet, Laia Bonet, Núria Parlon o Rocío Martínez-Sempere. A pesar de que estuvieron a punto de formalizar una candidatura alternativa a la de Pere Navarro, la iniciativa no llegó a cuajar, puesto que todos tenían acentos diferentes (Bonet era más soberanista, Martínez-Sempere más liberal, Parlon más izquierdista, etc.). Eso sí, su presión fue clave para que el PSC adoptara la defensa del derecho a decidir en el programa electoral a las elecciones del Parlament de 2012. En concreto se comprometían a "promover las reformas necesarias para que los ciudadanos y ciudadanas de Catalunya puedan ejercer su derecho a decidir a través de un referéndum en el marco de la legalidad".

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Collboni, no obstante, fue de los primeros en bajar del barco soberanista, sobre todo a raíz un viaje a Quebec, donde comprobó la decadencia de la provincia francófona de Canadá después de los referéndums de 1980 y 1995. En un marco de desbandada de los BlackBerry, Collboni se refugió en el grupo municipal después de imponerse en las primarias a varios compañeros de generación, como Bonet (a la que recuperaría tiempo después) o Martínez-Sempere. Por cierto, unas primarias abiertas donde fueron noticia imágenes con colas de pakistaníes que afirmaban que les habían dado una papeleta con el nombre de Collboni en el exterior del local de votación.

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En las municipales del 2015 el PSC saca su peor resultado histórico, solo 4 regidores, pero Collboni conseguirá entrar en el ejecutivo con Ada Colau. En 2017, no obstante, el 1-O entra en escena y Colau echa a los socialistas por la aplicación del 155. El dirigente socialista no lo olvidará nunca. En 2019 aquel joven sindicalista y favorable a un referéndum ya es un representante genuino del nuevo PSC post-Procés, muy conectado con el establishment y orientado en el centro político. Instigador de la operación Valls, aparta a Maragall, un independentista, de la alcaldía. Cuatro años más tarde, después de saltar del barco colauista meses antes de las elecciones, se ha cargado con una sola jugada a la misma Colau y Xavier Trias para cumplir su sueño: ser alcalde de Barcelona. Es, con Batet, el BlackBerry que ha llegado más lejos. Veremos ahora si el independentismo se vuelve a cruzar en su camino.