La lacra del paro juvenil se descontrola con el covid

La tasa de desocupación de los jóvenes de hasta 24 años triplica la del global de la población en Catalunya

Antes de estallar la crisis sanitaria, los jóvenes ya se habían convertido en el colectivo más vulnerable, después de relevar en este ranking a los mayores de 75 años, que es con quienes se ensañó la crisis bancaria anterior. Lo que ha hecho la pandemia es castigarlos todavía más y evidenciar que hacen falta soluciones políticas para frenar la actual sangría de paro juvenil. Normalmente la tasa de parados de este colectivo dobla la del global de la población en cualquier país, pero los últimos datos de la Encuesta de Población Activa alertan que en Catalunya casi ya la triplica. El 2020 se cerró con una tasa de paro entre la población de hasta 24 años del 38,1% (11,9 puntos porcentuales más que en 2019), mientras que en el total de la población se situó en el 13,9%.

"Es una situación anómala que tendrá consecuencias a largo plazo tanto a nivel de salarios como de paro e incluso de pensiones", alerta el profesor de economía aplicada de la Universitat de Barcelona Raül Ramos, que lo ejemplifica. "Imaginemos un joven recién graduado en Derecho que no encuentra trabajo de su ámbito y acaba cogiendo un puesto de trabajo en un supermercado porque por su situación familiar necesita sí o sí tener ingresos. Si de aquí a dos o tres años continúa en el mismo trabajo difícilmente se recolocará en el sector por el cual se había formado", alerta. Esto acaba provocando –añade el experto– lo que se conoce como fenómeno de sobrecualificación laboral, que se acentúa en épocas de crisis.

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Para revertir esta situación, según Ramos, hacen falta políticas activas de empleo que funcionen, es decir, que detecten las vacantes de trabajo. Para conseguirlo, sin embargo, se tiene que incrementar la inversión en políticas laborales, como han hecho países como Dinamarca. "Actualmente la mayor parte de dinero de esta partida se va a bonificaciones de contratos o prestaciones de paro", detalla.

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El otro caballo de batalla es la desocupación de larga duración. En Catalunya, un 18,5% de los parados a finales del 2020 hacía más de un año que buscaban trabajo y otro 17% ya hacía dos que no trabajaban. "Los de edad más avanzada difícilmente se recuperarán en el mundo laboral pero para los que están alrededor de la cuarentena se tiene que hacer presión para que ganen autoconfianza y hay que acompañarlos con formación práctica", apunta Ramos.

A la espera de la reforma laboral

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A pesar de que es competencia de Madrid, la reforma laboral también sacudirá la próxima legislatura del Govern y marcará las pautas en materia de trabajo que tendrán que seguir Cataluña y el resto de comunidades en los próximos años. La reforma es entre las exigencias históricas de Bruselas, que usará los fondos europeos para continuar presionando en esta dirección. Entre otros aspectos, el ejecutivo central tendrá que buscar la manera de bajar el alta temporalidad, que hace años que se ha enquistado en el mercado laboral estatal y que en 2020 se cerró con una tasa del 24,6%. En Catalunya cuatro de cada diez contratos temporales firmados el año pasado (en total se hicieron casi dos millones) tenían un duración inferior a un mes.

Todo esto en medio de una pandemia en la que tanto el gobierno español como el catalán tendrán que tratar de evitar que los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) actuales, que inicialmente finalizan el 31 de mayo, acaben convirtiéndose en despidos definitivos y poniendo en riesgo la continuidad de muchas pequeñas y medianas empresas, que son precisamente el principal motor económico de Catalunya. "Es clave que ahora se ponga el foco en las empresas y no tanto en los trabajadores, las compañías tienen que tener ayudas para que ajusten las plantillas a la situación actual sin aumentar el número de parados y teniendo en cuenta que las exportaciones se están recuperando en algunos países", señala el profesor de la UB.

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Según los últimos datos del ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, en Catalunya se cerró enero con 171.139 empleados en ERTE. A esto se le tiene que sumar que la crisis sanitaria ya se ha cobrado durante el 2020 132.100 parados en el Principado y que Catalunya es la comunidad autónoma donde más creció el desempleo en cifras absolutas (uno de cada cuatro nuevos parados en España era catalán) y la tercera en porcentaje (+32%).