Lambán y el club de fans de Peronella de Aragó
El expresidente aragonés pasa cuentas con Sánchez y Puigdemont en la presentación de sus memorias en Barcelona
BarcelonaJavier Lambán llegaba este lunes por la tarde al centro de Barcelona con los deberes hechos: cuando entró en el auditorio del Centro Aragonés, dentro del Teatro Goya, por la mañana ya había cargado contra la financiación singular y contra Pedro Sánchez por sus pactos con el independentismo. Podía, pues, dedicarse a hablar de su libro, Una emoción política (La Esfera de los Libros).Pero el expresidente aragonés aprovechó el acto para ajustar cuentas a fondo con el presidente español por haber convertido al PSOE en un "club de fans" y haber agravado la polarización en España. Él está en minoría, dice, pero no solo. "Después de los comités federales, en el tren de camino hacia Zaragoza, recibo mensajes de compañeros que me felicitan por ser crítico. Son los mismos que se han arrodillado ante la dirección", lamentó ante un auditorio con un centenar de personas.
En sus memorias, Lambán se confiesa nostálgico del PSOE de Bono y Rubalcaba (de quien dijo ayer, parafraseando a Estanislau Figueras, que se marchó para estar "hasta los cojones" de todo el partido) y, pese a ser acérrimo adversario de Sánchez , elogia a uno de los sanchistas más destacados y ahora caído en desgracia: José Luis Ábalos. "Fue un ministro que se llevó bien con nosotros. Pero han pasado tantas cosas...", afirmó. Las cosas son el caso Koldo y los escándalos vinculados al ex ministro de Transportes, ahora apartado del PSOE.
Amante de los Episodios Nacionales de Galdós y del cine, ahora que ya no es presidente de Aragón Lambán divide el tiempo entre sus nietas e investigaciones sobre la historia local. Este lunes el expresidente sabía que contaba con un público fiel y maño (algunos asistentes han matado el tiempo antes del acto comentando de qué pueblos de Aragón eran) e intentó hacerse perdonar por la derrota electoral del 2023 que le llevó a perder el gobierno aragonés, ahora en manos del PP . Sin embargo, no acabó de entonar el mea culpa. "El PP dijo que votar a Lambán era votar a Sánchez. No haré ningún juicio de valor, pero les funcionó", expuso.
Serrat estaba: es amigo de Lambán
Si las críticas de Lambán a Sánchez lo eran, por extensión, también a los socialistas catalanes, cayeron en saco roto, porque no había ninguna cara visible del PSC entre el público. Sí estaba Joan Manuel Serrat, con quien el expresidente aragonés mantiene amistad desde hace años (y de quien se ha confesado seguidor desde que era un adolescente). Desde Barcelona, una ciudad que es una "perla", Lambán se declaró "catalanófilo". Tan catalanófilo que, según explicó, en el 2016 fue a ver un recién investido a Carles Puigdemont con el testamento de Peronella de Aragó, casada con el conde de Barcelona Ramon Berenguer IV, bajo el brazo. Quería convencerle de que había dicho cosas sobre la historia de Catalunya y la Corona de Aragón de que "no eran ciertas". "Y un buen político debe conocer la historia y no construirla él mismo para crear relatos", argumentó.
Sin embargo, el pesimismo sobre la situación política en Aragón ha acabado dominando el acto. El sentimiento lo resumía un asistente que, antes de que empezara la presentación, comentaba: "A Aragón le falta autoestima. ¡Si tuviera la autoestima de Cataluña...!" No había muchos miembros del "club de fans" de Sánchez entre el auditorio, pero sí de la causa aragonesista, de la que Lambán se declaró firme defensor.
Ejemplares agotados
La visita del socialista aragonés ha ocurrido sin que haya mantenido contacto con el presidente de la Generalitat, Salvador Illa. Lambán le avisó de que plantará cara a la financiación singular en el congreso del PSOE, pero también le dedicó alguna florecilla y, además, le salió a defender de la polémica por su presencia en la Fiesta del Primer Aceite de Jaén en Sabadell (en declaraciones a los medios previas al acto, con lapsus incluido: dijo jamón en lugar de Jaén). Sea como fuere, la presentación fue un éxito: la editorial vendió todos los ejemplares disponibles en su stand. "¡Me lo has quitado!", exclamó, bromeando, un asistente que se quedó sin libro cuando una señora pagaba el último disponible, terminada la presentación.