La negociación del nuevo Govern entra en la fase decisiva

Los fondos europeos, la acción exterior y las políticas sociales serán puntos calientes

NÚRIA ORRIOLS GUIU
y NÚRIA ORRIOLS GUIU

BarcelonaYa hace más de un mes del 14-F y los partidos independentistas todavía no han abordado el reparto de las carteras del Govern. Esta semana la CUP revelará finalmente si está dispuesta a entrar en el ejecutivo -ayer anunció un preacuerdo con Esquerra sobre la investidura-, mientras que Esquerra y JxCat empezarán a negociar bajo presión la distribución de las conselleries. Hasta ahora los dos socios de gobierno han discutido sobre la estrategia independentista y han empezado a esbozar los ejes del programa de la legislatura, pero sin cerrar ninguna carpeta -como explicó el ARA el viernes, las negociaciones están encalladas en el ente que tiene que coordinar la estrategia del Procés-. Si hasta ahora ha sido difícil, no se prevé más fácil el debate sobre el reparto del poder en la Generalitat, puesto que, sin haber empezado la negociación, ya se entrevén los obstáculos con los que se encontrarán los dirigentes de Esquerra y JxCat.

A pesar de que conjuntamente no lo hayan abordado, internamente las dos formaciones tienen su propia estrategia de negociación y saben cuáles son las preferencias a la hora de hacer gobierno. De entrada, si los cuperos quedan fuera del ejecutivo, se perfila un Govern repartido 50-50, que es la correlación de fuerzas actual, con Pere Aragonès al frente. El problema es la nueva distribución de carteras, puesto que los dos partidos coinciden en querer tener varias áreas de la gestión. El punto de partida de negociación de Junts es dejarlo todo como ahora pero al revés. Es decir, asumir todas las conselleries que pilotaba Esquerra, y los republicanos las suyas. Una petición con la que ya de entrada discrepan los republicanos. En 2017, durante la negociación para hacer el ejecutivo, ERC se quedó los departamentos sociales, que representan casi el 80% del presupuesto de la Generalitat, y ahora no quiere renunciar a todo el paquete. La discusión se traducirá en quién dirige las conselleries de Salud -JxCat anunció en campaña su apuesta por Josep Maria Argimon-, Educación y Asuntos Sociales -que ahora forma parte del departamento de Trabajo.

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Pero este no será el único nudo de la negociación. También lo será la vicepresidencia de Economía, que hasta ahora era de Aragonès. Los republicanos han dicho en campaña que aspiran a gestionar los fondos europeos para la recuperación a través de un comisionado mandado por el economista Miquel Puig, pero en Junts no se sienten atados a las promesas de campaña de Aragonès. Argumentan que hasta ahora los fondos estaban bajo el paraguas de Economía, en manos del vicepresidente, y que no hay razones para que no siga siendo así bajo la batuta de JxCat -probablemente de Elsa Artadi, que se perfila como número dos del ejecutivo-. También ERC querría retener la Agencia Tributaria de Catalunya, pero desde Junts defienden que tienen el derecho de gestionar las competencias que hasta ahora tenía ERC.

Definición de áreas

La idea para aplanar el terreno, según explican fuentes conocedoras de la negociación, no es tanto hablar de departamentos como de áreas del ejecutivo para concretar el reparto de competencias. Ahora hay conselleries macro que podrían acabar troceadas si así se facilita el pacto. Se trata de Trabajo, que engloba también Asuntos Sociales y Familias, así como Territorio y Sostenibilidad, además de Exteriores, Relaciones Institucionales y Transparencia. Junts quiere retener Territorio, pero las competencias de sostenibilidad podrían ir a ERC, puesto que propuso un nuevo departamento de Acción Climática. Podría pasar por una fórmula similar el caso de Trabajo, puesto que en campaña Junts reclamaba fusionarla con Empresa. El departamento de Exteriores también se podría separar, puesto que tiene dentro del área de Transparencia y de Relaciones Institucionales -con el liderazgo de la Comisión Generalitat-Estado-. Pero los dos partidos aspiran a quedarse el mismo trozo: la acción exterior del Govern, que Junts pretende que sea un punto de vinculación con el exilio. Políticas Digitales, con Administración Pública, también es otra conselleria que se puede acabar reconfigurando. Las conselleries que parecen intercambiables, hoy por hoy, son Justicia, en manos de ERC, e Interior, de JxCat. La dirección de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals, que se tiene que renovar, será otro caballo de batalla.

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La negociación, si llega a aquí, será cosa de dos, pero no se descarta una fórmula para que los anticapitalistas vean próximo el Govern a pesar de no estar en él: incorporar independientes de la órbita de la CUP. Los cuperos lo ven bien, pero avisan de que esto no hará que se sientan suyo el ejecutivo.