Diàleg entre Carme Forcadell i Jordi Sànchez: "No leímos bien la realidad del país"
Expresidentes del ANC
BarcelonaDos expresidentes de la ANC, Carme Forcadell y Jordi Sánchez, atienden al ARA la semana de la Diada para reflexionar sobre la evolución del país y del independentismo en los últimos años. A lo largo del diálogo analizan por qué creen que, ocho años después del 1-O, los partidos soberanistas han perdido la mayoría absoluta en el Parlament y gobierna el presidente, Salvador Illa, además de hacer autocrítica cuando tuvieron responsabilidades.
¿Irá a la manifestación del ANC de este año?
— Carme Forcadell: Sí. De hecho, hemos ido todos los años. Además, no hemos logrado el objetivo, por tanto, toca.
— Jordi Sànchez: Y tenemos la oportunidad de, si no estás en Barcelona, ir a las demás convocatorias [de Girona y Tortosa]. Por tanto, no hay ningún argumento ni excusa para no ir.
Pero es evidente que ahora existe una desmovilización del movimiento independentista. ¿Por qué? ¿Cuál es su diagnóstico?
— JS: No sería del todo acertado comparar el 2025 con períodos anteriores por dos motivos. Primero, porque la intensidad de las movilizaciones que vivimos en los años del Proceso fueron excepcionales y únicas en Europa y no podíamos pretender que siguieran indefinidamente. Y, en segundo lugar, porque es muy diferente cuando tú estás en un proceso abierto, en torno al 1 de Octubre, que cuando ha pasado la meta que tú mismo has acabado provocando y no se han alcanzado los objetivos, existe una cierta desorientación de la gente.
— CF: Existe una diferencia con la movilización de antes del 1 de Octubre y con la de post-1 de Octubre. Antes del 9-N y octubre de 2017 había un movimiento in crescendo, la gente veía que se conseguían cosas, había muchas ganas e ilusión y, por tanto, se movilizaban masivamente. Ahora esto no está. Seguramente el post 1 de Octubre se gestionó mal. Evidentemente, todos somos responsables. En cualquier caso, también es normal que después de unos momentos tan álgidos y de pensar que lo teníamos cerca, si no se consigue, después haya desmoralización de la gente.
El presidente del ANC esta semana, precisamente en una entrevista en el ARA, decía que el movimiento independentista estaba en depresión absoluta. ¿Comparte esta expresión?
— CF: Está en depresión, no sé si absoluta porque yo soy optimista por naturaleza y, por tanto, me cuesta mucho decir en depresión absoluta pero, evidentemente, está de bajada. Es necesario un objetivo, hace falta una chispa porque la gente está ahí. Lo que ocurre es que está desmovilizada.
— JS: Es evidente que cómo culmina el 1 de Octubre la ilusión deja de estar presente porque llega la represión, la desorientación, las peleas entre las formaciones políticas y la decepción de la gente. Por tanto, es verdad que hemos pasado de ser industria de ilusión a tener una gran desorientación colectiva. También creo que debemos reconocer que es verdad que no existe la movilización que había, pero el independentismo sigue teniendo un apoyo que no es mayoritario pero que no es nada despreciable.
¿Qué factores explican esta desmovilización?
— CF: Creo que hay mucha gente que no ha ido a votar. Están enfadados, enrabietados, decepcionados con los partidos políticos y su respuesta con esta decepción es no ir a votar.
— JS: La división, el enfrentamiento entre familias u organizaciones independentistas. Esto a la gente no les gusta, se sienten fatigados y no lo entienden.
— CF: Hemos pasado de darnos las manos a lo largo del país sin preguntar de qué partido eras a insultarnos ya decirnos traidores si no piensas exactamente igual y eso ha hecho mucho daño. Creo que esto debe superarse y recuperarse la unidad de acción. Nuestro adversario no es otro independentista aunque no piense como yo.
¿Es necesario un cambio de liderazgo en Junts y en Esquerra?
— JS: Yo no quiero hacer hincapié en la urgencia o no de cambios en liderazgos. Esto llegará y cada organización y dirigente decidirá en su momento. Lo que debe haber es un cambio de actitud. Sería injusto pensar que el problema que hoy tenemos se reduce a dos nombres y apellidos, el presidente Carles Puigdemont y el presidente de Esquerra, Oriol Junqueras.
En su caso, Carme Forcadell, sí apostaba por una renovación del liderazgo de Junqueras.
— CF: Pero una vez ha ganado Junqueras en el congreso de ERC, pues todos con el Junqueras. Lo importante es reforzar el partido y apoyar lo que ha ganado.
A diferencia de cuando ustedes estaban al frente de la asamblea dentro del movimiento ahora hay un nuevo actor que es Aliança catalana, la extrema derecha. ¿Por qué crece?
— CF: Yo creo que aumenta la extrema derecha porque hay problemas que no hemos sabido afrontar, como el tema de la seguridad, la inmigración, temas sociales, el tema de la vivienda... Es decir, hay muchos temas que no hemos sabido afrontar o no los hemos afrontado bien. Y por tanto, hay unas formaciones políticas que dan respuestas muy simples porque saben que no deben gobernar. Estoy convencida de que si estas formaciones tuvieran que gobernar muchas cosas de las que dicen no las dirían porque no pueden hacerse.
— JS: Es muy complicado dar fórmulas. Me permito el lujo, ya que no estoy en ninguna responsabilidad política, de no lanzar recomendaciones, pero es evidente que éste es un factor que generará y genera enormes contradicciones. Lo que debemos hacer es que no sea un factor de división entre los que compartimos valores de fraternidad y democráticos. Es decir, que no quedamos divididos y enfrentados por qué respuesta debemos darles.
¿El Proceso hizo que todos estos temas no se abordaran?
— CF: No, yo creo que el Proceso nada tiene que ver, precisamente durante el Proceso se aprobaron muchas leyes sociales. La renta garantizada, la ley del cambio climático o la de recuperación de la memoria histórica, por ejemplo. No tiene nada que ver. Vamos, estoy convencidísima.
— JS: Creo que este tema no podemos mirarlo sólo desde la óptica catalana. Miremos a España, Francia, Italia, Alemania, Grecia, incluso, a los nórdicos. El problema es que los actores políticos y la agenda política del siglo XX, que fue tan importante para afianzar los estados del bienestar, no se han actualizado, no se han puesto al día. Y el mundo ha cambiado. Y Cataluña en los últimos veinte años ha cambiado radicalmente. De repente somos 8 millones y el modelo económico que había permitido las políticas sociales ha quedado limitado, aparte, en el caso de Catalunya, del déficit histórico y una financiación maltratada. Y, efectivamente, no han realizado los deberes ni las formaciones políticas ni las instituciones ni el sector empresarial ni el mundo asociativo.
¿El independentismo debe tener un rol de pacto en Madrid? El presidente actual del ANC se quejaba de ese rol.
— JS: Yo creo que lo básico es que los partidos políticos mantengan una coherencia entre lo que dicen y lo que hacen. Es obvio que si tú estás en un relato de máxima confrontación y de ruptura en España no tendría ningún sentido o mucho sentido trabajar en pactos. Pero no es éste el momento en que me parece que ningún partido defiende que está. No tenemos la mayoría institucional en el Parlamento por parte de los independentistas. Por tanto, el momento ha cambiado. Creo que el problema no es tanto si se pacta o no se pacta con Madrid como si se explica y explica bien. Y también existe una urgencia en construir y defender a la nación en sus esencias básicas, no sólo en la lengua sino también en temas que tienen que ver con infraestructuras. Entonces, evidentemente, la independencia como dice la Asamblea es la solución, mucha gente lo cree, pero tampoco es contradictorio avanzar en otros aspectos del mientras tanto.
— C..F: Todo forma parte también del momento y de la ilusión. [En nuestra época] El independentismo en Madrid tenía el papel de decir que estaría allí dos meses porque pronto ya seríamos independientes, o frases de éstas. También hay que tener en cuenta el papel que tenían los partidos políticos en ese momento en Catalunya: era diferente, había unidad de acción y estaban trabajando por el 1-O y antes por el 9-N. Ahora, las formaciones aquí no están en esa línea. Por tanto, no creo que se pueda atribuir la situación actual del independentismo a lo que hacen los partidos en Madrid, sino que lo que hacen allí responde a su línea general de aquí.
Como actores principales en los años del Proceso, ¿qué error cree que usted cometió?
— CF: Seguramente muchos. Uno fue sobrevalorar nuestras fuerzas o ser muy ingenuos. Recuerdo que decíamos que seguro que Europa nos ayudaría porque no permitiría que pegaran a sus ciudadanos o pensar que España no sería capaz de pegar a la gente que iba tranquila y pacíficamente a votar. No pensaba que la represión sería tan dura, pensaba que pagaríamos un precio, pero que no sería tan duro. No valoramos suficientemente la fuerza o lo que significaba para España la unidad de España, que pasaba por encima de la ley y la verdad.
— JS: Hubo otro, que a mí me sabe especialmente mal, que es no haber leído bien la realidad del país, donde una parte de la población, una parte de los catalanes, se sintió amenazada por su propia identidad y por su propia seguridad. Aquí distraimos mucho porque bastaba con mirar televisiones como la Sexta, Antena 3, Cuatro, TV1, TV2, todas las que están fabricadas desde Madrid. Había un discurso que nosotros creemos superado que era el de la división identitaria. Muchos abrimos los ojos de forma sorprendente ese 8 de octubre, en la movilización de los sectores contrarios al 1-O. Esto no quiere decir que tuviéramos que cambiar de propuesta, sino simplemente estar atentos y explicar que el 1-O no era de unos hacia otros sino de todo el país. Lo dimos por supuesto y eso nos hizo daño. Y también creo que existe un tercer error que es que los partidos políticos tomaron toda la dirección del Proceso y la fuerza de la gente quedó absolutamente supeditada aprovechando una cierta desorientación a partir de la represión de mediados de octubre. Entran en unas dinámicas de confrontación y existe una oportunidad el 3 de octubre que no es aprovechada.
— CF: Sí, estoy de acuerdo, yo no era presidenta del ANC, tú sí que lo eras y lo puedes decir, pero yo creo que desaprovechamos el 3 de octubre. [...]. Algo que ahora tengo clarísimo y que quizás cuando era presidenta del ANC no tanto, es que no habrá independencia si no hay desobediencia. Esto no lo trabajamos ni lo valoramos como lo valoro ahora.
— JS: Pero el reto lo seguimos teniendo en cómo somos capaces de volver a construir un discurso de país en positivo ilusionante, constructivo, que sea inclusivo de todas las sensibilidades y procedencias y volver a generar confianza y orgullo.
— CF: Hay que reconstruir el país. Recuperar todo aquel consenso que teníamos en torno a la lengua. Que la enseñanza debía estar en catalán nunca, nunca hasta ahora se había puesto en cuestión.
— JS: Y reconstruir lo que requiere es no sólo la unidad entre el independentismo sino buscar todos los hilos rojos que unen el catalanismo. Tiene que haber transversalidad en torno a la lengua, las infraestructuras, el crecimiento del país y la cohesión social. Es lo que este país necesita y sin eso será muy difícil que el independentismo pueda avanzar.
¿Volvería a primera línea política?
— CF: Ahora, de momento, no.
— JS: Si se entiende primera línea como política de partido, no. Es una etapa cubierta.