Paluzie se despide del liderazgo de la ANC cargando contra el diálogo, el Govern y los partidos
La entidad llama a "presionar" a ERC, JxCat y la CUP, y ya piensa en formar una "lista cívica" en el Parlament
Sant Cugat del VallèsÚltim gran acto político este domingo de Elisenda Paluzie como presidenta de la Asamblea. En mayo toca renovar los cargos del secretariado nacional y ella no puede repetir por estatutos porque ya ha cumplido dos mandatos de dos años cada uno. Paluzie se ha despedido desde el Teatro-Auditorio de Sant Cugat del Vallès con un mensaje contra la estrategia del diálogo, contra el Govern y contra los partidos independentistas. Su tesis es que estos partidos han cerrado un "pacto de estabilidad" con el Estado y que solo el independentismo civil lo puede frenar. Así, ha hecho un llamamiento a "presionar" a las formaciones para "desmontar el pacto" y "reprender la ofensiva por la independencia".
La ANC cree que ahora mismo la corriente política lleva al movimiento hacia una fase de pacificación del conflicto con el Estado y considera que la dirección que tiene que tomar es la contraria. "El Estado español no negocia. Al Estado solo se lo puede derrotar como hicimos el 1-O", ha proclamado la presidenta. Paluzie ha querido enmendar el trabajo del Govern en todos los frentes, también en el de la lengua, asegurando que la reforma de la inmersión propuesta es "un error" porque hace al castellano "vehicular en la enseñanza". "No os dimos nuestros votos para que hicierais esto", ha dicho.
La concatenación de reproches contra los partidos había empezado mucho antes de su discurso. El primero en tomar la palabra, el vicepresidente de la entidad, David Fernández Aguilera, ha sostenido que "el principal problema" para conseguir la independencia ya no es el Estado, sino "los políticos del 52%". Esta es una de las principales contradicciones actuales del movimiento. Nunca había tenido una mayoría tan amplia en el Parlament, pero tampoco había estado nunca antes tan dividido. Esta situación genera incomodidad en la ANC, que ha vuelto a elevar el tono contra ERC, Junts y la CUP: "Nunca una mayoría tan abrumadora había sido tan inútil".
Paluzie es presidenta desde marzo de 2018 y le ha tocado bregar con una de las fases más complicadas del Procés. La de la represión más descarnada y, sobre todo, la de la falta de unidad del independentismo para dar rumbo al movimiento. Durante este tiempo la entidad ha intentado arrastrar el centro de gravedad hacia posicionamientos más unilateralistas, pero no lo ha conseguido. La llegada de Esquerra a la presidencia de la Generalitat ha puesto la proa del Govern hacia la vía del diálogo a pesar de que no es una posición compartida por el otro socio del ejecutivo, JxCat. Sea como sea, este domingo Paluzie ha reivindicado el trabajo hecho por la ANC hasta ahora en movilizaciones o campañas como la de consumo estratégico –que le valió una denuncia– y ha intentado elevar la moral de sus socios con una metáfora montañosa: "No estamos en la cumbre, pero estamos en un campo base superior".
Nueva hoja de ruta
La asamblea ordinaria también ha servido para explicar la nueva hoja de ruta de la entidad para los próximos tiempos. La principal novedad es que se abre la puerta a hacer una "lista cívica" en las próximas elecciones en el Parlament. Una lista que, si el resto de los partidos independentistas no avalan, se acabará convirtiendo en una nueva ofrecida independentista que entrará en competición con las opciones actuales. Y es que los partidos también reciben varias advertencias en esta hoja de ruta. "Incrementaremos la presión sobre las instituciones", ha avisado Fernàndez. Además, combatirán que pacten con "partidos españolistas", en alusión a los acuerdos que ERC y JxCat mantienen con el PSC.
El acto ha sido una despedida y a la vez una bienvenida. La despedida, la de Paluzie. La bienvenida, la del ciclo de conmemoración del décimo aniversario del nacimiento de la entidad. Una irrupción fulgurante, puesto que una de sus primeras acciones fue organizar la multitudinaria manifestación de la Diada de 2012. Aquella protesta abriría el ciclo de movilizaciones masivas del Once de Septiembre. Unas protestas que han ido menguando en los últimos años a pesar de que la pandemia no ha acabado de permitir medir con precisión si es culpa del virus o de la desmovilización independentista. Seguramente, la gran prueba de fuego que sí que permitirá calcularlo será en el mes de septiembre.