A Pedro Sánchez sólo le queda Cataluña

BarcelonaEl mapa de las autonomías quedó teñido prácticamente de azul en las elecciones autonómicas del 2023. Extremadura fue una excepción por los pelos –el PSOE todavía mantuvo su primera posición–, pero Guillermo Fernández Vara quedó desbancado por el pacto de PP y Vox. Aunque María Guardiola había prometido que no se aliaría con la extrema derecha, Génova no quiso desperdiciar la oportunidad de conquistar el poder de esta comunidad sólo por segunda vez desde el inicio de la democracia. Este domingo, Extremadura, tradicional feudo socialista, ha consolidado su giro a la derecha. Un fenómeno que ya se produjo en Andalucía con la llegada de Juanma Moreno al poder –él, a diferencia de Guardiola, sí tiene mayoría absoluta–.

Las elecciones extremeñas pueden ser la antesala de medio año horribilis para Sánchez si la tendencia es la misma en las demás citas: el 8 de febrero la hasta ahora portavoz del gobierno español, Pilar Alegria, medirá fuerzas con Jorge Azcón, actual presidente aragonés; después será Castilla y León y finalmente Andalucía, donde será la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, quien se jugará el tipo. Todo ello, mientras en el Congreso de los Diputados se evidenciará día tras día la debilidad del gobierno español, sin capacidad de aprobar presupuestos, y aflorarán las informaciones sobre las causas de presunta corrupción que afectan al PSOE.

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En este contexto, Cataluña se erige en el principal feudo de los socialistas con el presidente Salvador Illa al frente. A diferencia de las demás autonomías que según la demoscopia ya dan la espalda al sanchismo, en el Principado resiste. No sólo ganó las últimas elecciones al Parlament el PSC, sino que en las españolas del 2023 la contribución catalana fue clave para que Sánchez pudiera mantenerse en la Moncloa. Y sigue bien valorado entre el electorado: en el último barómetro del CEO, un 32% de los encuestados preferiría a Sánchez de presidente de España frente al 3% que optaba por Alberto Núñez Feijóo. Un porcentaje ligeramente mayor que el anterior sondeo, un 28%. De hecho, tras el líder del PSOE, los catalanes prefieren de presidente a Santiago Abascal (7%) y después a Yolanda Díaz (5%).

La lección para Feijóo

Aunque los resultados son muy duros para el PSOE, también lo son para el PP. El único motivo que tenía Guardiola para adelantar elecciones, después de no haber podido aprobar los presupuestos, era alcanzar la mayoría absoluta y desprenderse de la extrema derecha. Y esto no ha ocurrido, nada más lejos de la realidad. Tras estos comicios, Santiago Abascal, que se volcó en recorrer el territorio extremeño, está más fuerte que nunca y dibuja un escenario previo a unas eventuales elecciones españolas que es pésimo para el PP. El resultado certifica la incapacidad de Feijóo de despuntar frente al líder de la extrema derecha. Y ese es el único elemento al que se puede tomar Sánchez esta noche electoral y tampoco es menor.

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En esta situación crítica, el líder del PSOE sólo tiene dos palancas a su alcance: por un lado, intentar instalar el marco que las próximas elecciones españolas irán de elegir entre él o Abascal para movilizar el voto de izquierdas (el problema para los socialistas en Extremadura ha sido la abstención); y por otro, cimentar aún más la alianza plurinacional que le llevó a la Moncloa culminando los compromisos pendientes con Junts y Esquerra (el regreso de Carles Puigdemont, que Oriol Junqueras se pueda presentar y el modelo de financiación), lo que le daría una preciada estabilidad parlamentaria. Éste es el único capítulo posible del manual de resistencia.