El PP incorpora a la extrema derecha en el gobierno de Castilla y León

Mañueco da la vicepresidencia del gobierno, tres consejerías y la presidencia de las Cortes a Vox

Madrid"Que cara de vicepresidente se le está poniendo a Juan García-Gallardo", decía el presidente de Vox, Santiago Abascal, la misma noche electoral del 13-F. La extrema derecha fue la gran triunfadora de unas elecciones que el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, había avanzado por la mala relación con su socio de gobierno, Ciudadanos, y siguiendo las encuestas que le llegaban desde Madrid, que pronosticaban una mayoría absoluta del PP. Nada más lejos de la realidad. Los populares acabaron la noche salvando los muebles con una victoria ajustada ante el PSOE, pero quedaron atados de pies y manos a Vox. Por primera vez, la extrema derecha exigía entrar en un gobierno después de su crecida exponencial. Después de semanas de negociaciones, este jueves ha acabado siendo una realidad: Mañueco ha aceptado todas y cada una de las condiciones que había puesto Vox sobre la mesa y ha abierto las puertas del primer gobierno autonómico para la extrema derecha.

Vox tendrá la vicepresidencia del gobierno y tres de las diez consejerías de la nueva Junta que presidirá Mañueco. Pero, además, la formación ultra también asumirá la presidencia de las Cortes, que desde este jueves ya ostenta el procurador Carlos Pollán, y también la secretaría tercera de la mesa. "Hemos llegado a un acuerdo de legislatura con Vox en base a un programa al servicio de las personas de Castilla y León y que permita un gobierno estable y sólido", ha anunciado Mañueco en Twitter, solo diez minutos antes de que empezara la constitución del Parlamento. El pacto se ha sellado in extremis, según han explicado fuentes de la cúpula de Vox en el Congreso, que han recordado que este miércoles por la noche no había acuerdo. De hecho, como maniobra de presión, el líder de Vox en Castilla y León, Juan García-Gallardo, hizo público en su cuenta de Twitter la propuesta que habían puesto sobre la mesa de los populares para que Mañueco fuera presidente.

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Nieguan la violencia de género

En el pacto de gobierno (de 11 ejes y 32 acciones) ya se puede ver la huella de la extrema derecha. Entre las acciones que se han propuesto las dos formaciones está la de aprobar una ley de "lucha contra la violencia intrafamiliar". El PP se apunta, entonces, a negar la violencia machista, tal como siempre ha hecho Vox. También a la hora de hablar de inmigración, porque los dos partidos han firmado "promover una inmigración ordenada" que vaya en contra "de las mafias ilegales". Vox defiende devolver al país de origen a los inmigrantes que entran ilegalmente en el Estado .

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Los dos partidos se conjuran, además, para mantener una política de impuestos bajos y también un modelo educativo "basado en el mérito, el esfuerzo y la capacidad", que esté "libre de adoctrinamiento ideológico". Vox también ha firmado un eje que, a priori, va en contra de sus principios. El pacto de gobierno habla de asegurar "la cohesión, el equilibrio y la integridad territorial de Castilla y León", y lo ha firmado un partido que pide eliminar el estado de las autonomías. Pero, de hecho, también es contradictorio que la extrema derecha sea precisamente quien presida por primera vez un Parlamento autonómico.

Feijóo avala Mañueco y Tusk critica el pacto

El presidente de la Xunta de Galicia y aspirante a presidir el PP, Alberto Núñez Feijóo, ha bendecido el pacto, a pesar de que este miércoles dijo que la presidencia de las Cortes tenía que ser para el PP. Feijóo -que esta tarde ha sido proclamado como único candidato a presidir el PP- ha insistido en la tesis de las últimas semanas: dejar toda la responsabilidad a Mañueco, pero también culpar al PSOE de haber llegado hasta aquí. "Mañueco, en el ejercicio de sus responsabilidades, que son suyas e indelegables, ha tomado la decisión de dar estabilidad a la Junta de Castilla y León", ha afirmado este jueves desde Santiago de Compostela. También ha avalado el pacto el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y el presidente del PP en Catalunya, Alejandro Fernández.

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Ahora bien, los golpecitos en la espalda que ha recibido el presidente de la Junta en funciones por parte del PP estatal no los ha recibido de parte del partido a escala europea. El presidente del Partido Popular Europeo, Donald Tusk, ha lamentado la noticia, que ha calificado de "triste sorpresa" y ha dicho que espera que sea un "incidente" que no se convierta en una tónica en todo el Estado. "Pablo Casado era una garantía personal de mantener al PP en el centroderecha evitando este tipo de flirteos con los radicales, con movimientos de extrema derecha como Vox", ha dicho Tusk en la reunión de los populares europeos que han mantenido en Versalles, donde también estaba Casado, en calidad de presidente del PP español que todavía es hasta el congreso de abril. Algunos medios han explicado que Casado ha renegado de este acuerdo en este encuentro, pero fuentes de su entorno evitan confirmarlo. Lo que sí que recuerdan es que Casado ha rechazado gobernar con Vox en otras ocasiones, la última en la junta directiva de la semana pasada.

En cambio, el presidente del grupo popular en la Eurocámara, el alemán Manfred Weber, que se había mostrado muy crítico con los pactos con la extrema derecha, se ha puesto esta vez junto a Mañueco y Feijóo, y ha exigido al presidente español, Pedro Sánchez, no dar "lecciones". En este sentido, ha comparado el pacto con Vox con la alianza del gobierno español con ERC o EH Bildu. Sánchez ha calificado de "pesima noticia" el pacto en Castilla y León para la "democracia y para el PP", ha dicho también desde Versalles, donde se celebra la cumbre de jefes de estado europeos. En la misma línea, la ministra de Derechos Sociales y secretaria general de Podemos, Ione Belarra, ha asegurado que con este pacto "PP y Vox demuestran con este acuerdo que son indistingibles".

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