¿Cómo fueron los últimos minutos de UPyD?
El partido de Rosa Díez representó valores similares a los de Cs
BarcelonaPreviamente al salto a Madrid de Ciudadanos, UPyD había intentado representar valores similares a los del partido naranja. Llegó antes al Congreso de Diputados a pesar de haber nacido dos años después del partido naranja. Y su trayectoria también fue más breve: un total de ocho años. El 8 de febrero de 2016 su fundadora, Rosa Díez, anunció que se daba de baja y pidió para su partido “un final digno”.
UPyD nunca llegó a las cotas de representación que ha tenido Cs –que llegó a los 57 escaños el 28-A–, pero consiguió entrar en el Congreso en un momento de fuerte bipartidismo. PP y PSOE contaban con el 83,83% de los votos en las generales de 2008, cuando UPyD obtuvo un escaño. En 2011 pasaron a cinco, pero en 2015 se quedó sin representación, la misma noche en la que Cs entró en el Congreso con 40 diputados.
Cs lo borra del mapa
La desaparición de UPyD va unida precisamente al auge de Cs en las urnas. El partido naranja, entonces capitaneado por Albert Rivera, multiplicó los resultados de Díez, que además tuvo que afrontar una crisis interna después del pacto fallado con Cs. Díez y Rivera se reunieron en varias ocasiones, pero nunca llegaron a un acuerdo. En las generales de 2016, UPyD tampoco obtuvo ningún diputado: tan solo consiguió 50.282 sufragios, junto a los 1.143.225 que había obtenido en 2011. Con el partido en plena derrota, Cs acogió a algunos desertores de UPyD, como años después hizo el PP con exdirigentes de Cs, algunos de los cuales, como Toni Cantó, han pasado por los tres partidos.
El acuerdo llegó finalmente en 2019, cuando UPyD todavía tenía cuatro eurodiputados y Cs dos. Los dos partidos concurrieron juntos en las europeas y en las generales de noviembre. Ya desvinculada del partido, Díez pidió el voto para el líder conservador, Pablo Casado. En aquellos comicios, Cs perdió 47 escaños y empezó a rodar cuesta abajo. Ahora son diversas las voces que alertan de que el partido naranja podría correr la misma suerte y acabar integrado en el PP, un destino al cual la actual líder, Inés Arrimadas, se resiste.