Un año de prisión para los cinco acusados de la muerte de una niña de 4 años en la piscina de Ripoll

Las cuatro monitoras y el director de la equipación han reconocido que hubo una negligencia y todas las partes han llegado a un acuerdo

GironaSentencia de conformidad en el juicio por la muerte de una niña de 4 años en la piscina de Ripoll en mayo de 2017. Las partes implicadas han pactado una condena de un año de prisión para las cuatro monitoras y el director de la equipación, que han reconocido que la pequeña se ahogó porque "desatendieron” sus funciones. Ninguno de ellos tendrá que ir a la prisión porque no tienen antecedentes ni tampoco se los inhabilitará para trabajar como monitores o socorristas ni para dirigir instalaciones deportivas. En cuanto a la indemnización, los seguros ya han ingresado los 166.000 € a la familia de la menor.

El padre de la niña, Francisco Medina, ha celebrado que todas las partes hayan llegado a un acuerdo y ha expuesto que, para ellos, “es muy importante” que los cinco responsables hayan “admitido su culpa”, a pesar de que no los han acabado inhabilitando, como quería la familia. Medina ha pedido que sea obligatorio que todas las piscinas públicas y las que están en hoteles y campings tengan un socorrista. “Han muerto muchos niños ahogados, es verdad que a veces por algún descuido de los padres, pero si hay un socorrista los pueden coger a tiempo y salvarles la vida”, ha recalcado. 

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Como las partes han llegado a un acuerdo, el juicio ha sido rápido, hecho que la familia de la pequeña ha agradecido para evitar tener que revivir los hechos. También el abogado de tres de las acusadas, Francesc Jofresa, ha considerado que si se hubiera celebrado todo el juicio “habría sido un mal peor” que la pena pactada: “Todos reconocemos que hubo una negligencia que dio lugar a los hechos. Es una solución judicial globalmente satisfactoria”, ha valorado. 

Un descuido mortal

Los hechos tuvieron lugar el 19 de mayo de 2017, cuando en la piscina de Ripoll se hacía una de las sesiones del curso de natación con los alumnos de P4 de la escuela CEIP Pirineu de Campdevànol. Ese día, según el cuadrante del director, tenían que hacer el cursillo cuatro monitoras, pero dos no pudieron ir, y el director las sustituyó a pesar de que una de las responsables tenía que hacer también de socorrista. Los responsables se repartieron a los niños que tenían que vigilar entre la piscina grande y la pequeña.

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Una vez acabada la actividad, las monitoras desalojaron la piscina sin asegurarse de que todos los alumnos habían salido del agua. De hecho, no se dieron cuenta de que faltaba la víctima hasta que la profesora de la escuela vio que, en el banco donde los niños habían dejado sus cosas, estaban el albornoz y las chanclas de la niña que murió. Poco después la encontraron inconsciente en la piscina y, a pesar de las maniobras de reanimación, no pudieron hacer nada para salvarle la vida.