Collboni tropieza con los presupuestos
El gobierno municipal retira las cuentas después de que la oposición también haya rechazado por unanimidad las ordenanzas fiscales
BarcelonaEl primer gran examen del mandato de Jaume Collboni ha terminado este miércoles con un suspense y una cita con la repesca. El gobierno municipal ha frenado a última hora el debate sobre los presupuestos a raíz de la falta de apoyo entre la oposición, que minutos antes ya le había rechazado por unanimidad en la comisión de economía las ordenanzas fiscales. Ahora el ejecutivo del PSC comienza una nueva fase con una doble negociación. Una más urgente –si quiere aprobar las ordenanzas debería conseguir apoyo antes del pleno del próximo viernes– y una de más largo recorrido: la búsqueda de un socio con el que poder sacar adelante los primeros presupuestos de su mandato.
El teniente de alcalde de Economía, Jordi Valls, ha topado este miércoles en persona con el muro que desde el primer día del mandato han levantado los principales grupos de la oposición y que pasa, básicamente, por empujar a Collboni a elegir con qué socios quiere sacar adelante el mandato: si con el bloque formado por los comunes y Esquerra o con un acuerdo con Junts per Catalunya. El anhelo del PSC de seguir gobernando solo al menos un tiempo y hacer pactos a ambos lados dependiendo del debate ha chocado este miércoles con la realidad.
Las conversaciones de última hora de Collboni con los grupos no han conseguido, pues, desatascar una votación clave para el gobierno municipal. Tras retirar el debate de los presupuestos del orden del día, Valls ha lamentado que la discusión sobre si entrar o no en el gobierno municipal haya contaminado la negociación. "Sobre la condición constante de entrar en el gobierno o paralizar el diálogo, me parece muy difícil", ha apuntado, y ha admitido que con la retirada de las cuentas el ejecutivo gana "más tiempo para hablar".
De acuerdo con el debate que se ha vivido este miércoles en el Ayuntamiento, el acuerdo con alguno de los bloques no parece próximo. Uno tras otro, los grupos han criticado la actitud del gobierno socialista en esta negociación. "Tienen diez concejales y actúan como si tuvieran mayoría absoluta", ha censurado Ramon Tremosa (Junts), mientras que desde los comunes Jordi Martí ha calificado de "fracaso indiscutible" que el gobierno de Collboni haya tenido que retirar los presupuestos después de perder la votación de las ordenanzas fiscales. Desde Esquerra, Jordi Castellana ha subrayado también la "soledad" del PSC.
A pesar de compartir gobierno hace menos de cinco meses, el debate de este miércoles ha evidenciado también la distancia entre Valls y el grupo de los comunes, con quienes en declaraciones a los periodistas tras el debate ha apuntado que le ha costado más "conversar" por su voluntad de centrar la negociación en un acuerdo de gobierno.
Tirantez con las ordenanzas
La tirantez entre la oposición y el gobierno municipal ya se había visto en el debate sobre las ordenanzas, que Valls ha querido votar separadamente en un intento de evidenciar las "contradicciones", ha dicho después, de los grupos, a los que ha impedido votar toda la ordenanza en bloque para forzarles a rechazar puntos concretos como el incremento del recargo municipal de la tasa turística a cruceros de corta estancia o el nuevo modelo progresivo de la tasa de terrazas.
Antes, Valls había defendido la su propuesta recuperando el argumento que ya utilizó hace una semana cuando presentó las cuentas: que no incrementan la presión fiscal sobre la ciudadanía, sino que buscan ampliar la carga sobre la actividad turística. En concreto, el proyecto del gobierno fijaba una subida al máximo –hasta los 4 euros– de la tasa turística en las viviendas turísticas y en los cruceros de corta estancia que pasan menos de 12 horas en la ciudad, y el fin de la bonificación del 75% de la tasa de terrazas, que se quiere sustituir por un modelo progresivo que penalice más a quien más espacio público ocupe.
Este nuevo modelo, y el acuerdo que alcanzaron el martes el gobierno del PSC y el Gremio de Restauración, ahora peligra. Para poder sacar adelante las ordenanzas y que entren en vigor el 1 de enero es imprescindible que el pleno de octubre las apruebe, una opción que ahora mismo Collboni no tiene ni mucho menos garantizada. Necesitaría, de hecho, convencer en los próximos diez días a uno o más grupos para que cambien de posicionamiento en el pleno. Tras el debate, Valls subrayó que continuarán negociando para salvar las ordenanzas, pero admitió que en caso de fracasar analizarán las vías para poder aprobar la nueva tasa de terrazas.