Gracia busca el antídoto contra la masificación de la fiesta mayor
Los festeros promueven una noche tranquila y un cambio en los premios para minimizar las molestias
BarcelonaA tres meses de la fiesta mayor de Gràcia, los festeros ya trabajan a contrarreloj con un doble objetivo: encauzar los adornos con los que intentarán convertir su calle o plaza en el ganador del concurso de este año y encontrar la receta para hacer frente en la masificación. Hace años que esta cita clave del verano barcelonés sufre los efectos de un alud de visitantes que hace que muchos vecinos opten por marcharse del barrio estas fechas y que amenaza con hacer que la fiesta mayor acabe muriendo de éxito.
Lina López es la presidenta de la Fundación de la Fiesta Mayor de Gràcia. En conversación con el ARA explica que hace tiempo que se abrió una "reflexión interna" y que las comisiones debaten propuestas para combatir una masificación que, admite, en los últimos años ha hecho que incluso los festeros y festeras no puedan disfrutar de la fiesta mayor como es debido. Es consciente, sin embargo, que el exceso de visitantes no es un problema que se pueda "resolver de un día para otro".
Si nada cambia, de momento este año se pondrán a prueba dos medidas para intentar descomprimir las calles de Gràcia. La primera tiene que ver con la entrega de premios en las calles engalanadas. A diferencia de cómo se había hecho hasta ahora, la idea de los organizadores es que los galardones no se hagan públicos hasta el último día de la fiesta. De este modo, apuntan, se quiere evitar las aglomeraciones que se producían en los últimos días de la fiesta en las calles premiadas y facilitar que los visitantes se repartan más equilibradamente entre todas las vías engalanadas.
La otra iniciativa que se quiere llevar a cabo es la de celebrar una "noche tranquila". Es decir, una noche sin conciertos ni actas con amplificadores de volumen. "No quiere decir una noche en silencio. Se podrá hacer un cine al aire libre, un teatro, una cena de hermandad...", apunta López. La idea, explica, es minimizar las molestias que el ruido puede provocar a los vecinos y promover actividades que contribuyan a hacer comunidad y ayuden a los vecinos a sentirse suya la fiesta.
También se mantendrán medidas que ya se habían aplicado en los últimos años, como que las calles guarnecidas sean unidireccionales para evitar el colapso que se producía a menudo en medio entre los que habían entrado por un lado y los que habían accedido a él el otro. La Fundación ya está hablando con otras entidades que participan en la fiesta mayor en un intento de ir todos a la par.
Sobre la mesa ha habido más propuestas que todavía no están suficientemente maduras o que necesitan la colaboración del Ayuntamiento. Una de ellas, por ejemplo, era mover la fecha del pregón de inicio de la fiesta. Los vecinos plantean que se pueda hacer un día más tarde, ya que ahora se hace la tarde antes de que las calles estén engalanadas, lo que hace que muchos visitantes ya vayan y dificulten el trabajo de los festeros que todavía hacen los últimos retoques en los decorados.
También se ha planteado la posibilidad de incentivar la celebración de algún otro evento aquellos días en Barcelona para impedir que la única oferta de ocio sea la fiesta mayor de Gràcia y favorecer así que los visitantes se repartan. "Cuando coincidimos algún día con la fiesta mayor de Sants notamos mucho que la afluencia de gente se reparte", apunta López.
Calles que irán más allá
Todo ello busca evitar episodios como los del pasado verano, cuando las largas colas y las aglomeraciones hicieron impracticables los actos en algunas calles. Ramon Ortiz forma parte de la comisión de la calle Progrés, uno de los más activos. Admite que, aunque hace tiempo que los visitantes desbordan la fiesta mayor, el pasado año la masificación se hizo mucho más evidente.
Lo corrobora Sergi Font, presidente de la Asociación de Vecinos de la Calle Verdi del Mig, quien explica que este año han decidido ir más allá de las dos medidas que se han pactado en la Fundación porque el año pasado estuvieron a punto de plegarse por el gran desgaste que supone gestionar la fiesta. En su caso, no programarán ningún concierto de noche. El año pasado ya hicieron algunos por la tarde y vieron que el ambiente era "mucho más sano" y que no se saturaba la calle.
Desde el distrito, que trabaja con la Fundación para reducir la masificación, subrayan que "hace años que se toman medidas para gestionar las aglomeraciones, con el establecimiento de itinerarios para visitar los guarnecidos y circuitos para garantizar el desalojo cuando se 'acaba la programación", y apuntan a que se mantiene "un diálogo abierto y constructivo" para encontrar nuevas soluciones que "permitan a vecinos y visitantes seguir disfrutando de la fiesta mayor".