"Solo puedo ir al banco de enfrente": desalojan el asentamiento del Parc Joan Miró de Barcelona
En este punto del Eixample malvivían una cincuentena de personas sin hogar
BarcelonaAmbos salieron del mismo sitio, Marruecos. Abdunur, de 23 años, subió a bordo de una patera y recorrió el estrecho de Gibraltar. Un trayecto que no quiere recordar ni describir. Marwan, de 29 años, compró un billete de avión para ir hasta Turquía. Y desde allí empezó a andar. Una ruta a pie que duró meses hasta llegar a Barcelona, una ciudad donde vislumbraban un futuro mejor, donde esperaban "encontrar trabajo", pero que les ha llevado a ser vecinos de tiendas de campaña en el Parc Joan Miró. Este martes por la mañana, cuando el sol todavía no había salido, las luces policiales les han despertado. Los agentes pidieron que recogieran todas sus pertenencias y se marcharan. "¿Dónde iré? En el banco de enfrente, o en otro parque", dice Abdunur, quien explica que aún le quedan ocho meses de espera para poder acceder a una cama de un albergue.
Como él, una cincuentena de personas se han levantado y han abandonado lo que había sido durante semanas su casa. O meses. Abdunur ya lleva un año en este asentamiento instalado a los pies de la Biblioteca Joan Miró, aprovechando unos porches y una balsa vacía. Marwan está ahí desde hace un par de meses. La Guardia Urbana de Barcelona, en colaboración con los Mossos d'Esquadra, ha iniciado este martes por la mañana su desalojo. La semana pasada el Ayuntamiento de Barcelona les avisó ya. Fuentes de entidades que ayudan a esta cincuentena de personas sin hogar explican que este lunes por la noche, sabiendo que al día siguiente los desalojarían, acudieron al asentamiento y movieron a buen recaudo a un niño de 18 meses, un menor de 15 años y su familia, que malvivían en este punto del E.
"Solo quiero saber si puedo guardar en algún sitio mis cosas", va diciendo Abdunur. Tiene toda una vida guardada en una carretilla, lo mismo que utiliza para mover la chatarra que le da algún dinero. Abdul sólo lleva una mochila pequeña. "No tengo más", lamenta. Hace dos semanas abandonó Italia tras no encontrar la nueva vida que buscaba al dejar su país de origen, Níger. Tiene cita con los servicios sociales en un mes. La mayoría de los sinhogares de este asentamiento son personas de origen africano, hombres jóvenes que se dedican a la chatarra, y que ahora buscan un nuevo lugar donde dormir. Algunos hablan de Montjuïc. Otros del mismo parque del que este martes les han echado.
Debate político
Este asentamiento ha estado en el centro del debate político y vecinal en los últimos años. Hace dos semanas, en un pleno del distrito del Eixample, los grupos de Junts y el PSC –que gobierna la ciudad catalana– acordaron un texto en el que solicitaban un dispositivo para solucionar esta situación. Hace años que existe y los dos grupos habían pactado el texto que pedía soluciones lo antes posible. El dispositivo no tardó en llegar.
Las asociaciones de vecinos, como la del Eixample Izquierdo o el Eixample Acull, no se quejaban de su comportamiento. Más bien pedían soluciones para que tuvieran un aseo o un sitio donde ducharse. Algunos de ellos tienen carnet de la biblioteca y entran para ir a los servicios, pero también para leer. De hecho, hicieron un club de lectura. Abdunur da clases de catalán y de castellano y juega al fútbol una vez a la semana en un campo de Montjuïc. De hecho, hace apenas dos semanas, por la fiesta mayor del barrio, las asociaciones vecinales realizaron un torneo de fútbol en el mismo parque, y cinco equipos venían del asentamiento. No todos jugaron, pero sí que todos pudieron ducharse en los vestuarios. Ahora estos vecinos lamentan que la solución haya sido echarlos, sin buscar otras alternativas. Los agentes de la Guardia Urbana han acabado haciendo un listado de sus pertenencias, con fotografías, y las guardarán en un almacén en el Mercat de Sant Antoni, donde podrán ir a recogerlas.
Alternativas
La mayoría de las personas son hombres que están solos y usuarios del Servicio de Atención a Inmigrantes, Emigrantes y Refugiados (SAIER). Según fuentes consultadas por el ARA, desde los servicios sociales se están coordinando con el SAIER para que puedan atenderlos. Las asociaciones pidieron que abran uno de los pabellones de la Fira para darles un techo, pero añaden que, de momento, el Ayuntamiento les ha denegado esta petición. El teniente de alcaldía de Seguridad de Barcelona, Albert Batlle, ha asegurado este martes al mediodía que el Ayuntamiento no permitirá que se "consoliden" estos asentamientos y que seguirá trabajando para que no se haga una "ocupación invasiva y abusiva del espacio público".
En este sentido, ha dicho que la actuación municipal quiere "garantizar el funcionamiento adecuado de la biblioteca y permitir el restablecimiento de la normalidad en los usos". Por su parte, la directora del CUESB, Maribel del Moral, ha explicado que han atendido a una veintena de personas y han prestado una atención más personalizada a dos personas derivadas al SAIER, y una tercera al Servicio de Orientación y Atención Social al Sinhogarismo.
La síndica de agravios, Esther Giménez-Salinas, también se fijó en la situación de este parque. Concretamente, pidió al gobierno municipal las previsiones para que el Parc Joan Miró vuelva a cumplir su función social y ambiental "en condiciones de dignidad y seguridad". La síndica había recibido quejas sobre el estado de ocupación y conservación de este espacio. Algunas eran vecinos que mostraban su malestar por la pérdida de espacios verdes, por la falta de mantenimiento general del parque y por la ocupación prolongada de una parte del espacio, con las instalaciones del cuartel de Bomberos, las obras de la línea L8 de Ferrocarriles de la Generalitat y las actuaciones sobre la red de agua freática. Las quejas también incluían críticas a la situación de quienes malvivían en el parque "en condiciones inadecuadas".