Espacio público

Media Barcelona estrenará en marzo el plan que dobla la limpieza con agua en las calles

La ciudad empieza a desplegar el contrato que prevé renovar todos los contenedores y reforzar las brigadas con 400 nuevos trabajadores

Barcelona ya ha puesto en marcha la cuenta atrás para desplegar la nueva contrata de la limpieza, que hace tiempo que se presenta como la solución casi mágica para hacer frente a los problemas de suciedad en las calles: los cambios tienen que servir, según el gobierno municipal, no solo para limpiar más, sino también para hacerlo mejor con, por ejemplo, nueva maquinaria adaptada para peinar los carriles bici o con un incremento del 10% de la plantilla: 400 personas más dedicadas a limpiar y recoger residuos, que aumentan el total hasta los 4.400 trabajadores. Los cambios no son pequeños e implican la renovación de los más de 25.000 contenedores de la ciudad –entre 800 y 1.000 cada semana– o la puesta en marcha de una nueva flota de vehículos, en la que el 66% serán eléctricos para reducir las molestias de ruido a los vecinos y para hacer, también, más eficiente el trabajo de los operarios, que tendrán carretillas autopropulsadas para moverse de un lugar a otro. Y, por eso, el equipo de Ada Colau insiste que el despliegue no se hará de la noche a la mañana pero que la reivindicada mejora de la limpieza en las calles de Barcelona se verá ya desde el primer momento en los cinco distritos que empiezan a aplicar cambios el 7 de marzo. En la otra mitad de la ciudad, se desplegarán a partir de septiembre.

La nueva contrata, que recibió la luz verde del pleno ahora hace casi un año, se estrena en el Eixample, Ciutat Vella, Gràcia, Sant Martí y Sant Andreu. "El primer día ya veremos que incrementan las frecuencias de limpieza", enfatiza el regidor de Emergencia Climática, Eloi Badia, que detalla que al conjunto de la ciudad se doblará la limpieza con agua de las calles, que es la más eficiente, y que en los puntos donde hay un uso más intensivo del espacio público la frecuencia será más alta. Y esto, llevado a la calle, quiere decir que si hasta ahora se hacía una limpieza nocturna con agua freática cada quince días en las calles del Eixample –y en algunas partes, solo una vez al mes–, con la nueva contrata el mínimo será semanal, y en puntos como la superilla de Sant Antoni se garantizarán tres cada semana. O que en barrios de Ciutat Vella como el Raval, el Gòtic y San Pere - Santa Caterina la limpieza será diaria durante todo el año y no solo en temporada de verano, y la llamada barrida dual, que es la que combina trabajo manual y mecánico y utiliza agua, también duplicará su frecuencia. O que en algunas plazas de Gràcia la limpieza con agua pasará a ser diaria, por citar algunos ejemplos. "El plan se hace a medida para cada zona", remarca el regidor, que asegura que los cambios en la calle se notarán desde el primer día.

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La alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, que hoy ha presentado el despliegue junto a Badia y la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, ha defendido, en este sentido, que el refuerzo llegará en un "buen momento" para la ciudad, cuando empiezan a decaer las restricciones pandémicas y cuando elementos feos, como los bloques de hormigón de las terrazas, empezarán a sustituirse por propuestas definitivas: "Barcelona tiene que volver a latir". Colau ha pedido la corresponsabilidad de todo el mundo para "cuidar" la ciudad aprovechando la inyección en limpieza, que con el nuevo contrato –el más grande del Ayuntamiento– llega a los 122 euros anuales por habitante. En total, 2.300 millones de euros en ocho años, que suponen un incremento del 14% en relación con el contrato anterior.

El gobierno municipal ya tuvo que impulsar un plan de choque, con 70 millones extra de inversión, para paliar el malestar por la suciedad, y ahora defiende que el nuevo contrato permitirá limpiar más –con más días de limpieza con agua– y mejor, con vehículos expresamente pensados para cada zona, como las pequeñas máquinas para los carriles bici. Las zonas que empezarán antes a ver los cambios son las del centro y el este de la ciudad: de Sant Andreu y Sant Martí a Ciutat Vella, el Eixample y Gràcia, que son los cinco distritos donde el despliegue empezará ya el mes que viene. En las zonas oeste y norte se prevé introducir los cambios a partir de septiembre, porque se presentó un recurso contra la adjudicación que ha atrasado el proceso.

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Además de la suma de efectivos –habrá 400 trabajadores más, 225 de los cuales para la limpieza viaria–, el consistorio pone énfasis en los cambios que supondrá la electrificación de la flota. Se añadirán 600 vehículos eléctricos para llegar a los 870 y mantener solo un 7% de la flota con biodiésel. Remarca, también, el objetivo de adaptar mejor el tipo de limpieza que se hace en cada zona: a todas se prevé hacer más a menudo las limpiezas con agua, pero el refuerzo será más exhaustivo en puntos con mucho movimiento, y se centrará más en el horario de tarde, que es cuando se suele salir más a plazas y parques. Las brigadas pasarán a asumir también la limpieza de los parques, que hasta ahora quedaban bajo el paraguas de Parques y Jardines, y se prevé que esto pueda suponer que estas zonas se limpien dos veces cada día y no solo una: habrá turno por la mañana y por la tarde en los principales parques.

El contenedor marrón se mueve

También los contenedores vivirán cambios más allá de la renovación generalizada: se cambian 12.616 en la primera fase, que los hará más bajitos para mejorar la visibilidad y ya los dejará preparados para incorporar los chips que permitirán identificar a los usuarios. Lo que se modifica ya de entrada es su lugar en la calle, ya que el contenedor de materia orgánica, el marrón, pasa a jugar en el equipo que le toca. Es decir, se sitúa junto al resto de contenedores de recogida selectiva y no haciendo pareja con el gris. El Ayuntamiento considera que la recogida orgánica ya está bastante consolidada y que el hecho de agrupar los contenedores puede incrementar la tasa de reciclaje. Si es posible, se colocarán los cinco juntos, y si no hay bastante espacio el que se separará será solo el gris, como ya se ha probado en el barrio del Fort Pienc. El compromiso municipal es que nadie tendrá que andar más para tirar la basura y que ningún contenedor estará más lleno de lo que lo está ahora.

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Otro cambio, en cuanto a los contenedores, es el ataque frontal al mensaje "Si no eres envase, no sabes dónde irás". A partir de ahora se separa por material y no por objeto, y todo lo que sea de plástico irá al amarillo. Además, tendrán servicio de limpieza más a menudo: a partir de la entrada en funcionamiento del nuevo contrato, en temporada alta –de mayo a octubre– se limpiarán cada 15 días por dentro y cada semana por fuera, y esto supone doblar lo que se hace ahora.