Venta ilegal, drogas y suciedad en Sant Antoni: "O lo denunciamos ahora o irá a peor"
Vecinos, entidades y comerciantes alertan de un grave incremento de la degradación en el barrio barcelonés
BarcelonaVenta ambulante ilegal, drogas en la vía pública y un aumento disparado de suciedad. Es lo que denuncian que vienen viviendo desde hace meses muchos de los vecinos y comerciantes del barrio de Sant Antoni de Barcelona. "Hemos llegado al límite: o lo denunciamos ahora o irá a peor. Queremos que haya una reacción en el ámbito político", afirman desde Sant Antoni Encants, una de las asociaciones del barrio que el lunes emitieron una carta dirigida a las concejalías del Eixample y Ciutat Vella para expresar el descontento por la "degradación que sufre". En él detallan que el incremento de conductas incívicas afecta a la convivencia vecinal y, de rebote, repercute directamente en los comercios locales.
En la carta dicen que en algunas ocasiones ha habido venta de pescado y verduras —sin licencia ni control sanitario— en las proximidades del Mercado de Sant Antoni. Esto incomoda a los comerciantes del centro porque da "mala imagen" de este espacio. En el escrito emitido en las concejalías también se denuncia la venta de objetos (extraídos de los contenedores) en la ronda Sant Pau, lo que ha podido comprobar el ARA y que las entidades de comerciantes aseguran que se ha convertido en una práctica habitual muchas tardes.
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"Los comerciantes estamos a pie plano de la calle, si este espacio no da seguridad a la gente, no tenemos clientes", lamenta Jordi Arias, presidente de Sant Antoni Comerç (SAC). Se refiere a la presencia de personas sin hogar, drogodependientes o con problemas de alcoholismo en el umbral de los establecimientos. La presidenta de la Unión de Comerciantes SOM Sant Antoni, Lídia Núñez, comenta que decidieron enviar la carta para "decir lo suficiente" y considera que se está normalizando el incivismo: "En los últimos meses han aparecido jeringuillas en parques infantiles con más frecuencia y cada vez vemos a más gente que consume sustancias estupefacientes". El texto señala este hecho como una "consecuencia directa de situaciones de vulnerabilidad sin redes de soporte ni tratamiento".
Para Imma, que trabaja en un comercio cercano a ronda Sant Antoni, el barrio ha ido a peor tras el confinamiento por la cóvido en el 2020, porque comenta que se han acentuado los problemas relacionados con la falta de recursos y la salud mental. Además, denuncia que desde que pusieron unos contenedores —que antes estaban al otro lado de la calle— frente a la tienda en la que trabaja, el espacio se ha convertido en una zona de captación donde se acumula mucha suciedad. Aparte, relata que hay personas drogodependientes que vomitan o defecan en la puerta de su comercio y también asegura haber sufrido robos: "Incluso nos han amenazado con cuchillos en el local".
Tras denunciar esta situación públicamente en las redes sociales, la respuesta del Ayuntamiento fue devolver los contenedores al sitio anterior, solución que ve insuficiente. "Tenemos un problema sistémico de ciudad que viene de muchos años atrás, no de los últimos gobiernos", explica. En cuanto al sinhogarismo, señala la especulación inmobiliaria como agravante, porque ha complicado mucho el acceso a la vivienda. "Estas personas sin hogar deberían poder acceder a un trabajo y tener una vida digna, pero es un problema estructural y ya vamos tarde", concluye.
Soluciones a largo plazo
Aunque las entidades comerciales con las que se ha puesto en contacto el ARA coinciden en "no estigmatizar la pobreza" y abordar el sinhogarismo desde una "vertiente social", la situación general del barrio también ha levantado algunas quejas y malestar entre los vecinos Hace algunas semanas alguien enganchó en varios blogs una carta donde se anunciaba una carta donde se anunciaba la hora de abordar cuestiones como "la creciente inseguridad, el deterioro urbano y los problemas de convivencia" Poco después, un vecino emitió un escrito titulado Por qué no quiero firmar la carta que he encontrado pegada a las paredes de cada casa, que también se viralizó, donde explicaba que no estaba de acuerdo con la iniciativa porque consideraba el problema "estructural".
Respecto a esta situación, desde la ONG De Veí a Veí —que se encarga de apoyar a los vecinos y vecinas en riesgo de exclusión social en todas sus necesidades básicas— piden que no haya "confrontación" entre vecinos y se vaya a una para dar respuesta al sinhogarismo a través de las instituciones. Además, ponen énfasis en que los servicios sociales del barrio están "infrafinanciados".
Jordi Mir, profesor universitario que ha trabajado el sinhogarismo desde una perspectiva de la filosofía política, admite que a menudo la presencia de gente sin techo puede resultar molesta para la comunidad de la zona. Sin embargo, él, que también es vecino de Sant Antoni, explica que en el barrio lleva años viviendo gente en la calle y no considera que sean "peligrosas" por la convivencia. Por eso pide actuaciones políticas con "más recorrido" y no optar por la vía rápida, que muchas veces consiste en echarlos del espacio donde duermen sin tener en cuenta que la base del problema es que no tienen ningún lugar al que ir.
En esta línea, Sandra, vecina de la zona, apuesta por evitar generar más alarma de lo que son "los problemas de un barrio gentrificado": "Los debates no se pueden centrar en analizar quiénes son y qué hace la gente sin techo, sino ver la raíz del problema. La situación económica actual es lo que aboca a estas situaciones drásticas". La Asociación de Vecinos de Sant Antoni comparte la opinión de vecinos y entidades: "Pedimos que el Ayuntamiento ponga los medios sociales para poder dar una situación más digna a las personas más vulnerables", explican en el ARA.
Refuerzo del servicio
El Ayuntamiento asegura que "hace meses" que ha reforzado todos los servicios que trabajan en Sant Antoni y se ha incrementado el patrullaje a pie de los Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana para contrarrestar la "posible sensación de inseguridad en el barrio". la entidad como algunos vecinos aseguran que con el paso de los meses ha ido a la baja por falta de efectivos y no desaparece la sensación de "inseguridad". Por el contrario, el Ayuntamiento remarca que la curva de delitos es descendente y con tendencia a la baja. sin hogar o drogodependientes. En esta línea, asegura que actualmente trabaja en un "plan operativo para dar respuesta a las demandas expresadas por las entidades", aunque todavía no se han concretado las medidas.