Urbanismo

De zonas fantasma a barrios: el plan de Barcelona para los polígonos

La ciudad busca relanzar los espacios industriales con mejoras urbanísticas y reclamos a nuevos sectores tecnológicos

BarcelonaBarcelona quiere mantener y reforzar sus polígonos industriales pero integrarlos mejor dentro de la trama: que dejen de ser espacios con unos estándares urbanísticos mucho peores que los del resto de barrios y que puedan atraer nuevas empresas de nuevos sectores tecnológicos y a más trabajadores. Este es el punto de partida de la estrategia que está diseñando la ciudad para regenerar los tejidos productivos al margen del Besòs. Es decir, los polígonos del Bon Pastor, el Torrent de Estadella, la Verneda Industrial y Montsolís, a caballo de Barcelona y Sant Adrià de Besòs. Un ámbito de unas 175 hectáreas que actualmente está dominado por pequeñas y medianas empresas (solo el 9% de las 739 tienen más de 50 trabajadores) y en los que en los últimos años ha ido ganando terreno la actividad logística –básicamente, almacenes–, sobre todo por la deslocalización de la producción hacia otras comarcas y países, y existe un 6,9% de naves vacías (51) y poca relación entre unas empresas y otras.

El Ayuntamiento tiene claro que quiere mantener el uso industrial en estos espacios –y no fomentar usos económicamente más rentables como la vivienda– pero que hay que seducir nuevos negocios de la industria 4.0 y la economía verde y circular sin que esto suponga expulsar a los que ya hay. Una de las premisas es que hay que llevar al menos un 50% más de los 10.000 trabajadores que hay ahora y más actividad en forma de equipamientos públicos o privados, pero no nuevas viviendas dentro de lo que son los polígonos.

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Los polígonos del Eix Besòs de Barcelona
Situación, actividades i cifras de la zona

"Más masa crítica", en palabras de la teniente de alcaldía de Urbanismo, Janet Sanz, para que estos espacios no sean el Far West a partir de la noche o cada fin de semana, como remarca Ramon Gras, CEO de Aretian, la empresa estadounidense que redacta el masterplan sobre el tejido industrial del Besòs y que esta semana ha participado en las jornadas que se han realizado sobre el tema. Aparte de gente, también se considera que le faltan proyectos tractores en nuevas tecnologías que atraigan a otros y eviten que la zona se convierta en una especie de complejo de almacenes. Hasta ahora el Ayuntamiento ha anunciado la compra de dos naves con el objetivo de instalar proyectos de este tipo.

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33.000 nuevos vecinos

No se prevé más vivienda dentro de los polígonos, pero sí muchos más en los barrios vecinos a partir de proyectos como el de la urbanización de la antigua Mercedes, en el Bon Pastor, la operación de La Sagrera, la ampliación del centro comercial de La Maquinista, el sector Prim o las Casernes de Sant Andreu. En total, el Ayuntamiento calcula que en los próximos años en la zona habrá un crecimiento de población de 33.000 personas y 14.000 nuevos puestos de trabajo, que deben contribuir a llevar más movimiento a los polígonos.

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La otra pata clave es la mejora del espacio público y aquí el gobierno de Colau vuelve a apostar por el concepto supermanzana, ahora ya no entendido como la cuadrícula de calles con vías principales y otras reservadas a los vecinos, que es la idea urbanística original, sino como una visión general de cómo mejorar las calles (más verde, nuevos espacios, mejor movilidad...). Es lo que han bautizado como "superilla productiva".

Se quiere que esta estrategia sirva para acabar con el aislamiento tradicional de los polígonos y que pasen a estar realmente conectados con el resto de la ciudad, vincularlos al resto de la trama urbana. "La clave es que estas zonas sean atractivas, que las empresas que ya hay no quieran irse y que las nuevas se planteen el eje del Besòs como una buena ubicación, que sean barrios y no polígonos", relata Sanz. Y los participantes en las jornadas sobre el proyecto también coincidieron en remarcar como puntos fundamentales la clusterización de la zona, es decir, que las empresas y las instituciones de este ámbito establezcan vínculos entre ellas y compartan conocimiento, y la colaboración público-privada para relanzarlo.

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La idea es que, como ocurrió en el 22@, haya una asociación de empresas de la zona que lidere la transformación y que se establezcan alianzas con espacios cercanos como el campus Diagonal-Besòs de la UPC, el distrito 22@ o el Parque Tecnológico de Barcelona Activa o el futuro proyecto en las Tres Xemeneies del Besòs, donde se prevé un polo audiovisual, o las sedes universitarias que se prevén en el antiguo recinto de la Mercedes en el Bon Pastor.

Lo que se quiere evitar es que, como exponía Lorenzo Di Pietro, director ejecutivo de emprendimiento de Barcelona Activa, ahora haya una empresa de aeronáutica que se pasa cinco años en la incubadora y que cuando sale no encuentra un lugar adecuado donde instalarse en Barcelona. O, como añadía el rector de la UPC, Daniel Crespo, que las universidades de la ciudad generen licenciados y másteres muy bien valorados y que se marchan a trabajar fuera y luego no se les puede traer de vuelta a Barcelona.