Cincuenta nuevos radares en Barcelona para reducir la velocidad en puntos céntricos como Aragó o la Gran Vía

BarcelonaLos meses de confinamiento pusieron de manifiesto en Barcelona que, con las calles más vacías, muchos conductores se sintieron legitimados para pisar más el acelerador y se detectaron el doble de excesos de velocidad que el año anterior: se pasó de 347.173 denuncias por este motivo a 604.104. Y las calles donde se cazaron más conductores in fraganti fueron aquellas donde se da más facilidades al vehículo privado, con más carriles y semáforos coordinados a favor de los conductores, como Aragó. Hoy el Ayuntamiento de Barcelona ha concretado su anunciado plan de radares, que busca combatir estos excesos y que se traducirá, este año, con una cincuentena de nuevos radares en puntos céntricos y muy transitados, como la calle Aragó, que tendrá tres nuevos, Balmes, donde también se pondrán tres, o la Gran Vía, también con tres. Hasta ahora la ciudad tenía diez radares de punto, todos en accesos o rondas, y ahora se instalarán en el centro.

"En Barcelona tenemos que levantar el pie del acelerador", ha defendido en rueda de prensa la regidora de Movilidad, Rosa Alarcón, que ha detallado que el plan de radares se suma a la estrategia que el Ayuntamiento ya tiene en marcha para acabar el año con un 75% de las calles de la ciudad con la velocidad limitada a 30 km/hora; ahora lo está en el 67%. Las ubicaciones que se han escogido para los nuevos radares son aquellas que se ha detectado que pueden suponer un riesgo para la seguridad viaria, como la misma calle Aragó, que encabeza el ranking de lugares donde se habían detectado excesos de velocidad y que ahora tendrá un radar entre Urgell y Casanova, otro a la altura de la calle Corunya (al lado de la Meridiana) y uno entre Bruc y Passeig de Gràcia. Este último se enmarca en el programa municipal de protección de entornos escolares y busca garantizar que se cumplan los 30 km/hora fijados ante las escuelas Lestonnac y Escolapias de Llúria.

De hecho, de los 50 nuevos radares que el consistorio quiere desplegar durante este 2021, 12 se enfocan a garantizar el límite de velocidad fijado en el entorno de las escuelas protegidas. Habrá, por ejemplo, en la calle Entença (Escuela Xirinacs), Numancia (escuelas Itaca y Aglesola), Mallorca (escuelas Dominiques y Dovella), Balmes (Escola Pia y Poeta Foix) o Sardenya (Escuela de las Aigües).

El resto de nuevos radares son 32 de punto, que son los que se instalarán en ubicaciones céntricas como la Diagonal con Roger de Llúria y con Numancia, o el Paral·lel con Palaudàries y la ronda General Mitre con Ganduxer; y tres radares de tramo, que son los que calculan la velocidad mediana a que se ha circulado durante un trayecto: en marzo está previsto que entre en funcionamiento el que controlará la velocidad en los dos sentidos del túnel de la Rovira, que será el segundo radar de este tipo que funciona en la ciudad después del que se colocó hace cinco años en la ronda de Dalt. La previsión es poner, también, en los dos sentidos al túnel de Badal entre la plaza Cerdà y la Diagonal; y ya el año que viene en la ronda Litoral entre la Barceloneta y Miramar, en los dos sentidos de la marcha. Los radares de tramo, que se habían anunciado para el año pasado, cuestan de media 250.000 euros, mientras que los de punto cuestan unos 30.000. El plan municipal, pues, supone una inversión de cerca de dos millones de euros.

Radares pedagógicos

El programa que se ha detallado hoy también cuenta con la extensión de los radares pedagógicos, que son aquellos que no comportan ninguna sanción pero que sí que avisan los conductores que están superando los límites de velocidad permitidos. Estos radares se van desplazando de lugar de manera regular porque el Ayuntamiento tiene comprobado que consiguen el objetivo de reducir la velocidad durante tres o cuatro semanas. Hasta ahora y desde que se estrenaron, en 2013, se han colocado en 105 lugares diferentes y durante este año está previsto utilizarlos en una treintena de ubicaciones.

El gobierno municipal defiende que no se trata de una estrategia recaudatoria porque los radares estarán anunciados, sino que se confía que consiga una reducción generalizada de la velocidad y, por lo tanto, de la siniestralidad.