Dejar de comer para compensar las calorías del alcohol: así es la drunkorexia

Afecta sobre todo a chicas de 16 a 24 años con trastornos previos pero se confía en que sea una "moda" pasajera

Ara
y Ara

BarcelonaSe han empezado a detectar cada vez más casos de jóvenes de entre 16 y 24 años que dejan de comer para compensar las calorías que les aporta el consumo de alcohol. La drunkorexia,la combinación entre la palabra inglesa drunk (bebido en inglés) y anorexia, todavía no es un fenómeno que se aborde de manera ordinaria en los hospitales y las clínicas, y los expertos todavía no tienen cuantificado el alcance de esta conducta. Con todo, el jefe de departamento de epidemiología y salud pública de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Vic, Albert Espelt, advierte en una entrevista con Efe que empiezan a encontrarse más casos de jóvenes, sobre todo chicas, que restringen el consumo de alimentos en previsión de hacer una ingesta de alcohol.

Ante el repunte de casos relacionados con esta conducta, el epidemiólogo defiende potenciar la identificación como paso previo a catalogarlas como un trastorno psicológico relacionado con la alimentación. "Esperemos que sea una tendencia pasajera y que no sea algo que ha venido para quedarse", confía Espelt, a la espera de ver si esta nueva "moda" se consolida. Con la drunkorexia se sustituyen las calorías que proporciona la comida por las calorías vacías que aportan las bebidas alcohólicas. "Una botella de vino son casi 560 calorías, pero tenemos que tener en cuenta que son calorías vacías, que no aportan nada", explica Espelt. Y añade: "Si no comes para poder beber, este alcohol es todavía mucho más perjudicial para tu salud".

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Sin cifras todavía

Espelt apunta a que la drunkorexia es una patología dual, es decir, propia de personas que tienen más de un trastorno psicológico, y habitualmente se acompaña de síntomas de anorexia que empeoran por este consumo excesivo de alcohol. Los trastornos de la conducta alimentaria han aumentado en los últimos meses debido a la pandemia. En el caso específico de la drunkorexia, sin embargo, todavía no hay datos oficiales de prevalencia.

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Lo que sí que ha quedado demostrado es que la edad media de inicio de consumo de alcohol se ha ido reduciendo progresivamente y ya se sitúa en los 14 años. Según Espelt, la mejor estrategia para abordar trastornos como estos es la prevención y "hacer más difícil el acceso al alcohol a los más jóvenes", además de contar en los centros educativos con personas capaces de detectar este tipo de procesos.

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El confinamiento de marzo de 2020 disminuyó en un primer momento el consumo de alcohol, pero lo que se observa ahora, en ciudades como Barcelona, es un cambio en el patrón de consumo. "Antes no era un lugar de botellón, no había plazas llenas de jóvenes bebiendo, pero esto ha empezado a cambiar desde la pandemia", explica Espelt.

Aunque de momento ningún informe de las autoridades sanitarias apunta a un aumento del consumo de alcohol entre los jóvenes, el experto está más preocupado por la manera en la que se consume y las decisiones peligrosas que se pueden tomar para hacerlo. Por ejemplo, el hartazgo o binge drinking, que consiste en ingerir más de tres consumiciones en un periodo de tiempo corto y que puede provocar graves comas etílicos. O, como se está empezando a observar ahora, personas que dejan de comer antes de consumir alcohol.