PANDEMIA

"Hace más de cincuenta días que tengo síntomas de covid-19 y no remiten"

Los médicos no tienen respuestas para personas con patologías de la enfermedad desde hace semanas

Marc Toro
y Marc Toro

BarcelonaLa experiencia con el covid-19 ha indicado a los médicos que un 80% de los pacientes son leves y moderados y que, generalmente, pasarán la enfermedad y se recuperarán en un periodo aproximado de entre cinco y diez días. Pero a medida que pasa el tiempo, los profesionales están detectando que la sintomatología persiste en una parte de estos enfermos: fiebre leve, malestar, fatiga, tos, opresión en el pecho o dificultades respiratorias se alargan en algunos casos durante semanas. Varios testigos de esta situación explican al ARA que, como no han requerido ingreso hospitalario, no se les ha hecho ningún test ni han podido recibir ninguno de los tratamientos que se dan a otros pacientes. Las patologías que les tienen aislados en casa son a menudo invalidantes y la falta de respuestas, desesperante.

"Hace más de cincuenta días que tengo síntomas de covid-19 y no remiten", afirma Lara, vecina del Eixample de 45 años. El 17 de marzo, poco después de que su compañero fuera ingresado en el hospital por coronavirus -ahora ya ha recibido el alta-, empezó a tener un poco de fiebre, dolor torácico y se ahogaba por el simple hecho de hablar. Desde entonces los síntomas han ido a más o han disminuido según la semana, pero en ningún momento han desaparecido todos y muchos días no ha podido salir de la cama. Siguiendo las indicaciones de atención primaria, ha pasado cinco veces por el hospital, primero por el Hospital Dos de Maig y luego por Sant Pau. Le han hecho auscultaciones, radiografías analíticas y electrocardiogramas y, el jueves, más de siete semanas después del inicio de los síntomas, le hicieron una prueba serológica -para ver si ha pasado la enfermedad- y le encargaron la prueba de la tuberculosis. Aún no le han sabido decir qué le pasa.

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Sentimiento de incomprensión

La "incomprensión" que siente Lara es la misma que experimenta Àngela, vecina del Farró, en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi, de 34 años. "Posible o probable covid-19" es el diagnóstico que ha acabado recibiendo después de tener síntomas de la enfermedad oscilantes desde el 22 de marzo. La falta de aire, la fatiga, los pinchazos y la presión en los pulmones, el dolor de cabeza y la diarrea han formado su cuadro, junto con la fiebre leve. Tanto en urgencias de atención primaria como del Hospital Clínic le han hecho pruebas similares a las de Lara, y la prescripción ha sido que tenía que hacer reposo en casa, tomar paracetamol e "ir aguantando", explica. El viernes pasado se le redujo el malestar y el dolor de cabeza, pero la dificultad para respirar persistía. "Desde el CAP me dijeron que hay un grupo de gente que estamos todos así, que no saben por qué y que hasta ahora no se nos ha estudiado", afirma.

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La explicación se ajusta a la que dan los médicos de atención primaria y hospitalaria consultados por el ARA. "Somos muy conscientes de estos casos y cada centro puede que tenga cinco o seis", afirma Nani Vall-llossera, médico de familia del CAP Bon Pastor. "No cumplen criterios de gravedad pero arrastran síntomas que son invalidantes", añade, y admite un punto de "impotencia": "Hoy por hoy no somos capaces de dar una respuesta a estos pacientes". "No sabemos qué hacer. Han aparecido a medida que ha ido pasando el tiempo y, a pesar de la clínica leve y los resultados normales de las pruebas, no mejoran", coincide Meritxell Sánchez-Amat, médico en el CAP Besòs y presidenta del Fòrum català d'Atenció Primària. Las hipótesis que manejan los profesionales son que estos enfermos podrían estar experimentando una reacción inflamatoria al virus, manifestar secuelas de covid-19 o, incluso, tener otras patologías, apunta Joaquín López-Contreras, jefe clínico de enfermedades infecciosas de Sant Pau, que añade que la mejora debería ser "cuestión de tiempo". "No les podemos dar muchas cosas", reconoce. "El aspecto clave es descartar otras enfermedades importantes y que no se nos pase por alto nada. Y, una vez descartadas, esperar y ser pacientes", añade Lourdes Mateu, médico adjunta al servicio de enfermedades infecciosas del Hospital Germans Trias i Pujol, partidaria de estudiar estos casos.

Antoni Sisó, médico en el CAP les Corts y presidente de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria, cree que lo que habría sido necesario ante la persistencia de los síntomas era "comprobar si es covid-19 o no", pero recuerda que durante mucho tiempo la atención primaria, que atiende a los pacientes leves, no ha podido hacer pruebas PCR. A los enfermos que ya llevan cuarenta o cincuenta días afectados, en todo caso, Sisó cree que se les debería hacer pruebas serológicas para determinar si han pasado o no el virus y la posibilidad de que ahora puedan estar sufriendo secuelas de tipo crónico. "Hay que estudiar bien cada caso", dice.

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El test serológico fue la solución a la que se agarró Natalia, vecina de Gracia de 50 años, ante una "montaña rusa" de síntomas. Hace más de dos meses que, junto con décimas de fiebre, tiene tos seca que la deja sin voz, malestar y cansancio, y durante unas semanas perdió el gusto y el olfato, señales propias del coronavirus. "Pagué para hacerme una prueba y salió que tenía anticuerpos; es decir, que había tenido el virus". Esto le sirvió para tener más información, pero no mejoró. El jueves fue a Sant Pau y le hicieron un nuevo test serológico, que también salió positivo. Y el sábado, como se encontraba peor, volvió e insistió hasta conseguir que le hicieran una PCR. Mientras espera los resultados, la enviaron a casa y sólo le recetaron paracetamol y Nolotil.

La mayoría de los casos a urgencias

La jefa de urgencias de Sant Pau, Mireia Puig, reconoce que la "mayoría" de los pacientes que les llegan ahora mismo al servicio son enfermos a los que la enfermedad o los síntomas se les están alargando. Muchos tienen cansancio, fiebre, dolor en el pecho o afectaciones respiratorias prolongadas -un cuadro que puede ser derivado de una neumonía, explica-, y la recomendación que se les hace si no requieren ingreso es que vuelvan a consultar si hay complicaciones. Andrés (nombre ficticio), de 12 años y de Badalona, acabó ingresado la semana pasada en el Germans Trias i Pujol después de tener ataques de tos seca -que le causaron un esguince en los pulmones-, dolor de cabeza y décimas de fiebre desde el 17 de marzo. A las cuatro semanas le hicieron el test PCR y dio negativo, y también de problemas en los riñones y mononucleosis. Depués de dos días en el hospital, y siete semanas de síntomas, finalmente le dieron el alta. Su madre lamenta ahora que no se le hiciera la prueba del coronavirus antes. "Si hubiéramos sabido que no tenía covid-19 nos habríamos ahorrado un aislamiento muy duro emocionalmente [...]. Pero entiendo que no éramos prioridad porque su caso era leve", dice.

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Todos los testigos consultados tienen una sensación similar. "Es un abandono total, y estamos recuperándonos peor que gente que ha sido ingresada en la UCI", dice Lara, que no ve el final de su situación. "Pienso: ¿estoy grave o no estoy grave? ¿Hasta qué día me tendré que preocupar por el hecho de no poder respirar o hablar?", se pregunta Àngela. "¿Estaré así toda la vida?", se suma Natalia. Algunos médicos alegan ahora los pocos conocimientos que tienen del coronavirus, pero fuentes de atención primaria que prefieren mantener el anonimato critican como se ha tratado a los pacientes de larga duración: "Muchos se contagiaron al principio de la pandemia y no fueron hospitalizados ni tratados farmacológicamente porque no tenían criterios considerados de gravedad [...]. Pero en ningún momento han sido asintomáticos, no se han curado de covid-19 y, desde que comenzó el sufrimiento, no han recuperado la salud ni pueden hacer vida normal", dicen. "El sistema sanitario no les ha ofrecido ningún tratamiento ni estudio", concluyen.