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Demasiada burocracia y un alud de mejoras difíciles de digerir: hablan los directores de escuela

Cinco responsables de escuelas e institutos valoran a ARA el momento en que vive la educación en Cataluña

BarcelonaCuando hablamos de educación pedimos responsabilidades al departamento que ahora lidera la consejera Anna Simó, y cuando hablamos de escuelas e institutos siempre imaginamos a profesores y maestros que dan clase en las aulas. Pero entre el departamento y los docentes existe un cargo que asume tareas de organización, gestión y burocracia y que también debe tomar tomar decisiones troncales sobre la estrategia pedagógica a seguir. A pocos días para empezar el curso, hablamos con directores que han asumido liderazgos educativos dentro y fuera del centro para saber cómo ven el momento en que vive la escuela catalana.

DOMI VIÑAS: "El departamento no está siendo claro con las medidas para defender a los directores que luchan por el catalán"

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Lleva siete años directora del Instituto Escuela El Til·ler de Barcelona. En sus 34 años de experiencia ha hecho de jefe de estudios y coordinadora en varios centros. El curso 2021-2022 fue una de las impulsoras de la plataforma Clam Educatiu.

"Una directora debe tener sobre todo la habilidad de acompañar y conseguir que no haya una sensación de fracaso en el centro". Así define su labor Domi Viñas, directora de un instituto escuela del barrio barcelonés del Bon Pastor. Ella no ha llegado al cargo de dirección por casualidad: "Ha sido una carrera de relevos, siendo coordinadora y jefe de estudios en varias ocasiones. Soy una apasionada de la educación y la inquietud por innovar siempre me ha acompañado". Explica que en los últimos años la función del instituto ha cambiado mucho: "Antes sólo debía ocuparse de la misión del aprendizaje, ahora es un espacio en el que el alumno puede encontrar respuesta a sus dificultades emocionales" . Según Viñas, las cuestiones de salud mental se han complicado mucho y ahora "activar los protocolos de suicidio o tratar problemas de trastorno mental está a la orden del día". Aquí también entran los casos de bullying,que considera que "más que ir a peor, han aflorado". Ante estas situaciones, echa de menos más herramientas: "Estamos lejos de tener todos los recursos personales y materiales que hacen falta para gestionarlas".

En cuanto a la defensa del catalán en la escuela, alerta de que cada vez se hace menos uso de la lengua catalana en los centros. También critica que con la imposición del castellano en las aulas "el deseo individual pasa por delante del colectivo" y que las direcciones se encuentran "desamparadas" porque el departamento "no está siendo claro con las medidas para defender a los directores". Aún con respecto a la relación con el departamento, apunta: "Ha llegado el momento de que los profesores podamos estar tranquilos". Se refiere a que parte de la desmotivación docente viene dada por los "cambios sobrevenidos que se han implantado últimamente" y por la falta de interlocución con los responsables de dictarlos. "Se toman decisiones sin tener en cuenta nuestra opinión, y eso también va en detrimento de la satisfacción", lamenta Viñas.

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XAVIER LÓPEZ: "Han llegado mejoras buenísimas, pero con tan poco tiempo de reflexión han provocado una saturación en las escuelas"

Lleva ocho años director de la Escuela Octavio Paz de Barcelona. Después de cambiar toda la estrategia pedagógica del centro, ahora se marcha para liderar el Centro de Recursos Pedagógicos de Cornellà - Sant Joan Despí. Ha escrito el libro Liderazgos valientes (Columna Ediciones)

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"Soy una persona de retos y liderar y tener esa mirada más panorámica del centro y del sistema siempre me ha gustado". Un ejemplo de esta convicción es que la primera vez que Xavier López formó parte de un equipo directivo fue asumiendo el cargo de jefe de estudios de un centro de máxima complejidad. Después de cinco años, dio el salto para ser director de la Escuela Octavio Paz. "Era una escuela tradicional al 100% que esperaba un cambio. Yo vine con unas ideas y un bagaje, y la escuela y el equipo tenían otros. A partir de ahí, durante estos ocho años, lo hemos ido transformando profundamente". El giro fue radical: ahora la escuela trabaja sin asignaturas y sin cursos. Un cambio que tuvieron que explicar muy bien a todo el mundo, y sobre todo a las familias. "Hay que defender que tú eres el experto y quien tiene una formación. Al igual que no cuestionas a un médico cuando opera no debería cuestionarse a los docentes".

Esta transformación también ha ido de la mano de los nuevos currículums recientemente aprobados. "Son buenísimos porque tienen en cuenta lo más experimental y competencial, pero tengo dudas sobre si se han implantado bien", admite el hasta ahora director. Justamente, ésta es una de las críticas que López hace de las políticas de los últimos años: "Nos han llegado muchas mejoras que son buenísimas, pero son tantas y con tan poco tiempo de reflexión que han provocado cierta saturación en las escuelas". También asegura que todos estos cambios propician que la función del director "quede eclipsada" por la burocracia: "Llegan unas necesidades a nivel de sistema que, como centro, debes cumplir, y eso te quita mucho tiempo de reflexión pedagógica", lamenta.

Desde el 1 de septiembre López ya no es director de escuela, pero sigue siendo director, ahora del Centro de Recursos Pedagógicos de Cornellà - Sant Joan Despí. Con el nuevo cargo, quiere dinamizar la formación de los centros educativos y de los maestros. "Quiero estar sobre el terreno acompañando y dando un servicio a los centros para que detecten sus necesidades y puedan diseñar su propio plan". Esta formación es la que cree necesaria para tener buenos liderazgos en el mundo educativo. "Hay muy buenos líderes, pero es necesario profesionalizar su función". Según su experiencia, la clave para dirigir una escuela es el equipo: "Hay que conseguir que cada uno se sienta líder de su área y trabajar para potenciar el sentimiento de pertenencia del centro", un objetivo que, según explica, es difícil de alcanzar con los cambios constantes en la plantilla, que no dependen de las direcciones de los centros.

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CARINA PUIGDEVALL: "En la rural tenemos problemas que en una escuela ordinaria harían reír"

Lleva 22 años siendo maestra y desde hace seis cursos es la directora de la escuela rural de Ullastret, un centro con 32 alumnos. Durante su vida laboral ha pasado por 14 escuelas distintas.

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"En general la labor de directora es de mucha responsabilidad, pero en una escuela rural todo se multiplica. Debemos hacerlo todo nosotros. Desde hablar con las familias hasta cambiar un grifo", explica Carina Puigdevall. Lleva seis años siendo directora de la escuela rural de Ullastret, donde antes fue secretaria. "No hacía mucho que había entrado y ya me lo propusieron. Como hay tan poca gente, no hay muchas alternativas", asegura. Algo parecido ocurrió en el momento de ser directora: "Yo no lo habría elegido. Creía que no tenía madera de directora, si es que se necesita, pero era eso o cambiar de escuela". Insiste en que los problemas de un centro rural "en una escuela ordinaria harían reír". Son derivados sobre todo de tener muy pocos alumnos. "En el ámbito social los niños se encuentran con que quizá no haya nadie de su misma edad, y eso provoca conflictos, como un niño puede no encontrar a nadie a quien le guste jugar al fútbol. En una escuela ordinaria sería uno problemete, pero aquí es más complicado".

Puigdevall critica que las órdenes que normalmente se envían a los centros escolares muchas veces no contemplan su casuística. ¿Un ejemplo? Los requisitos para organizar salidas. "Hay que ir con dos maestros, pero para nosotros siendo cuatro docentes es inviable. Para cumplir la norma debemos pedir a un padre que nos acompañe, cuando por el entorno privilegiado que tenemos seguramente no sería necesario", lamenta. Una de las preocupaciones de cara al futuro es la bajada de la natalidad. "La situación es delicada porque las escuelas rurales sólo podemos tener alumnos que estén empadronados en el pueblo, y el mero hecho de que falten dos niños ya se nota mucho. Es un pez que se muerde la cola". En cambio, ser pocos alumnos permite una educación casi individualizada. "Aquí podemos tratar los problemas uno por uno, pero para ello necesitamos que se haga una formación específica a los docentes que llegan. Vienen porque les toca, no porque estén familiarizados con la escuela rural, y muchas veces no saben cómo afrontar un aula con alumnos de varias edades".

VERONICA BASSA: "Yo habría preferido quedarme en el aula, pero ahora asumimos el proyecto con mucha ilusión"

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Después de más de 20 años siendo profesora, este curso da un paso adelante para asumir el cargo de directora de la Escuela Doctor Arruga de Begur, un centro con unos 200 alumnos y una sola línea. Antes había sido jefe de estudios en dos ocasiones.

"Constaté que soy una persona de aula y que lo que me gusta es estar en primera línea de fuego". Ésta es la principal conclusión que sacó la profesora Veronica Bassa tras ser jefe de estudios en dos ocasiones. Sin embargo, este curso lo comienza algo más alejada de las aulas asumiendo el cargo de directora de la escuela de primaria donde lleva más de 15 años trabajando. "El equipo directivo acababa el mandato y nadie quería presentar un proyecto. Viendo que el tiempo se nos echaba encima decidimos dar el paso con dos compañeras". Sin embargo, Bassa es clara: "Yo habría preferido quedarme en el aula, pero todos amamos mucho la escuela y por eso hemos asumido el reto".

El equipo directivo recién estrenado empezó a preparar el curso en el mes de abril. "Nos llegó un auténtico tsunami de burocracia desbordante, pero hemos podido poner sobre la mesa los objetivos pedagógicos que tenemos buscando una visión común hablando con la AFA, el ayuntamiento y la comunidad educativa", explica. A la espera de lo que pueda ocurrir durante el curso, Bassa explica que lo que más le preocupa del nuevo reto es "que haya buena armonía entre la comunidad educativa y saber gestionarlo". Esto y que no les sobrepasen "los aspectos externos a la escuela para tener tiempo de reflexionar y seguir mejorando". Entre los objetivos que quiere alcanzar, considera prioritario "aumentar el rendimiento académico de los alumnos en los aprendizajes instrumentales, mejorando mucho el nivel de lectura y las habilidades matemáticas y apostando por metodologías educativas innovadoras."

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ORIOL BLANCHER: "En la concertada el director es un gestor de una empresa de servicios"

Lleva 18 años director de la Escuela IPSI del Eixample de Barcelona. Además, desde hace 12 años es el presidente de la Agrupació Escolar Catalana (AEC), la patronal de escuelas concertadas laicas de Catalunya.

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"Es un trabajo fastidioso, estás muy solo", reconoce el director de la Escuela IPSI, Oriol Blancher, que define al director de una concertada como "un gestor de una empresa de servicios". Explica que el hecho de que las escuelas concertadas sean una empresa requiere que el equipo directivo sepa hacer cosas que en una pública no son necesarias. "Debemos tener personal que sepa hacer nóminas, selección de personal, áreas de calidad, atención al cliente..." Dice que con este trabajo extra es necesario tener potentes direcciones pedagógicas: "Yo tengo un director de infantil, uno primaria y uno secundaria. Ellos son los que garantizan que el proyecto educativo sale adelante", reconoce.

La gestión económica es una de las principales preocupaciones que trasladan otras direcciones a Blancher como presidente de la AEC. "Uno de los problemas que tenemos en este país es que no hemos sabido encajar la doble red de escuelas que tenemos. La sociedad se queja y reclama que desaparezca la concertada, pero el sistema no es capaz de dar respuesta con un servicio público educativo sólo de titularidades públicas", critica, e insiste: "A mí me encantaría que mi escuela fuera gratis y que recibiera el dinero que cuesta educar a un alumno, pero no lo recibimos; por tanto, la única opción son las cuotas". En el otro lado de la balanza, Blancher reconoce que los centros concertados "tienen mucha más libertad a nivel educativo que la escuela pública". Esto permite, por ejemplo, "que si alguien quiere impulsar un proyecto que tenga en cuenta mucho la música como una herramienta de aprendizaje, se puede tirar a la piscina sin pedir permiso a nadie". Sin embargo, advierte que la situación general hace difícil la labor de docente: "Un docente tiene la obligación de vender esperanza y con el mundo hostil que tenemos en estos momentos cuesta mucho", lamenta.