FP o bachillerato: una elección en la que los jóvenes no son libres

La elección de estudios después de la ESO está condicionada por desigualdades socioeconómicas y educativas

BarcelonaVictoria sacaba buenas notas en secundaria y nunca se planteó otra cosa que no fuera estudiar bachillerato. En cambio, al acabar 4.º de ESO, Aida no tenía ni idea de qué hacer y se apuntó al ciclo superior de grado medio de curas auxiliares de enfermería, que le está gustando más de lo que se pensaba. Y Blanca, que optó por hacer bachillerato, se descolgó cuando hacía 2.º debido a la pandemia, pero no quiso dejar de estudiar y pasó a hacer un grado medio de sistemas microinformáticos y redes. Son tres estudiantes del Centre d'Estudis Roca, de Barcelona, que ejemplifican la diversidad de itinerarios de los estudiantes al acabar la educación obligatoria. Ahora que es época de elegir plaza y futuro el ARA ha hablado con profesores, alumnos y expertos para saber qué factores condicionan la que se considera que es la primera decisión elección real de los alumnos, después de 10 años de escolarización obligatoria. Los datos muestran, sin embargo, que esta elección no es del todo libre.

Cuando acaban la ESO, los estudiantes pueden escoger entre hacer bachillerato o un ciclo formativo de grado medio. Las dos opciones duran dos cursos y dan acceso a los ciclos de grado superior, y el bachillerato, además, también les permite acceder a la universidad si superan las pruebas de acceso, que están al caer (empiezan el día 14 de junio). Ante este enorme abanico de posibilidades, "la clave es hacer una buena orientación en la ESO, lo que depende del esfuerzo y sensibilización de los profesores", apuntan Xavi Muñoz e Íngrid Pifarré, jefe de estudios de FP y directora pedagógica del Centre d'Estudis Roca. En este colegio hacen ESO, bachillerato y también ciclos de grado medio y superior, y dicen que esto les permite esquivar la "perversión" en la que acaban cayendo muchos centros: "La mayoría de los institutos solo tienen ESO y bachillerato, y cuando orientan a los alumnos los marcan hacia bachillerato. No lo hacen por mala fe, sino por desconocimiento, porque es muy difícil orientar bien a los alumnos si no tienes claras todas las opciones".

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"No me explicaron nada de la FP"

Los alumnos lo corroboran: "Nunca me explicaron qué eran los ciclos. Me pensaba que el bachillerato era la única salida porque era lo único que conocía", dice Sofia, que estudia 2.º de bachillerato en el Instituto Pedralbes. Paula, que hace 1.º de bachillerato tecnológico en el mismo instituto porque tiene clarísimo que quiere estudiar ingeniería de las telecomunicaciones, lamenta que no se "de voz" a los ciclos de FP: "De los ciclos, solo te dan un folletín con todos los nombres. En cambio, del bachillerato te explican asignatura por asignatura y las modalidades que puedes hacer", compara. Esta carencia de concreción sobre la oferta de ciclos, dice, perjudica la visión que tienen los estudiantes de la FP, que lo consideran como un maremágnum indescifrable de opciones y grados. "Y esto es una lástima, porque hay trabajos en los que sales mejor preparado con un ciclo formativo que yendo a la universidad, como por ejemplo informática", añade Paula.

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Diferencias entre los perfiles de estudiantes de posobligatoria
Indicadores socioeconómicos de los estudiantes de bachillerato y FP de Barcelona durante el curso 2018-19

Este es un primer sesgo que condiciona la elección de los estudiantes. "El tránsito entre la ESO y el bachillerato es fácil, intuitivo y se da por sentado, mientras que el tránsito entre la ESO y la FP es mucho más difícil, porque te puedes quedar sin plaza pública, como se vio el año pasado o quizás tienes que cambiar de ciudad. No es que haya un interés maquiavélico de los profesores en contra de la FP, pero sí que se ha interiorizado que la vía normal es hacer ESO-bachillerato", afirma el investigador del Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona (IERMB) Andreu Termes. En el estudio Las transiciones a la educación posobligatoria en Barcelona: vías diferentes, itinerarios desiguales,Termes ha detectado más factores que condicionan la elección de los estudios posobligatorios. "A pesar de que hace prácticamente 30 años que se aprobó la Logse, que intentaba dignificar la FP y ponerla en igualdad teórica con el bachillerato, todavía continúan siendo dos líneas muy dispares en términos sociales y educativos, lo que convierte nuestro sistema educativo en un modelo binario. Elegir FP o bachillerato no es una elección en abstracto, sino que es la acumulación de un largo proceso educativo en el que se han acumulado desventajas sociales y educativos", explica.

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¿A qué desventajas se refiere? En el informe, Termes concluye que "el origen social es un factor clave" a la hora de decidir entre una vía académica –bachillerato– o profesional –FP–. El estudio constata que el perfil de alumno de bachillerato es una chica (54%), autóctona (92%), con una renta familiar alta (de 124, cuando la media de Barcelona es de 100), que ha ido a centros de baja complejidad (82%) y no ha repetido curso (94%). Un perfil completamente diferente del de FP: en los ciclos hay más presencia de alumnado masculino (64%), extranjero (un 15%, ante el 8% de bachillerato), de renta familiar por debajo de la media (96 sobre 100), que proviene de centros de alta complejidad (39%) y repetidor (33%). "Romper con todo esto es muy difícil, porque se trata de prejuicios que están interiorizados y de estereotipos muy normalizados", afirma Termes. Hace falta, dice, un cambio radical en las escuelas e institutos: reducir la tasa de repetición, limitar las agrupaciones de estudiantes según su nivel y una orientación no tan academicocentrista. Entre las recomendaciones que incluye el informe está también reducir los precios de la FP, flexibilizar los itinerarios para favorecer el acceso y aumentar la oferta pública.

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De hecho, además de la mochila de desigualdades sociales y educativas, los estudiantes que finalmente escogen un grado medio en lugar del bachillerato se encuentran con otro impedimento. Para después poder acceder a un grado superior, el 60% de las plazas están reservadas para alumnos de bachillerato, el 20% para los que han hecho un ciclo medio y el 20% restante para los que hacen las pruebas de acceso (que normalmente son mayores de 25 años). Los responsables del Centre d'Estudis Roca dicen que hay algunos casos en los que la reserva de plazas está justificada: por ejemplo, el 64% de los estudiantes del ciclo superior de educación infantil de esta escuela provienen de bachillerato y es importante que sea así porque no hay ningún grado medio previo que se asemeje. En cambio, el 96% de los alumnos del grado superior de desarrollo de aplicaciones multiplataforma provienen de un ciclo medio y muchos sufren por no encontrar plaza.

Una reserva de plazas "injusta"

Precisamente los alumnos de los ciclos de informática del Pedralbes denuncian esta "injusticia". "Si haces bachillerato, puedes ir a la universidad o hacer un grado superior, pero los que hacemos un grado medio solo tenemos los superiores después. ¿Qué más podemos hacer si no?", dice en Jordà, que este año acaba el ciclo medio de sistemas microinformáticos y redes en el Pedralbes. Se reivindica: "Una persona que ha hecho nuestro grado está mucho más preparada para hacer el superior que alguien que viene de bachillerato, que no ha tocado nunca un servidor ni ha hecho nada de programación". Iker, un compañero suyo de clase, lo argumenta así: "Ya que los de ciclos medios tenemos un camino más largo, pedimos que no nos lo pongan más difícil. Parece que con el bachillerato todas las puertas se te abren y que con el grado medio las tengamos todas medio cerradas".

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Los datos les dan un poco la razón. En uno de los grupos de 2.º de bachillerato de este instituto solo dos de los 31 alumnos quieren estudiar el año que viene FP y en otro grupo no hay ningún interesado porque todos quieren ir a la universidad. En cambio, en la clase de Iker y Jordà, todos quieren hacer un grado superior. Solo tendrán dos de cada 10 plazas reservadas y tendrán que cruzar los dedos para que las que se guardan para los de bachillerato no se llenen. Una contradicción de un sistema que desde hace años intenta vender, con razón, la FP como una salida tan digna como el bachillerato. En Catalunya, hay unos 98.000 estudiantes de bachillerato, unos 66.000 haciendo ciclos medios y unos 68.000 haciendo ciclos superiores.