El gasto en clases particulares se triplica en diez años: uno de cada cuatro alumnos va a repaso

Un estudio pionero concluye que incluso en tiempo de crisis hacer repaso ha sido una prioridad para muchas familias

L.V.
y L.V.

BarcelonaSe denomina "educación en la sombra". Son las clases no formales ni reguladas que los alumnos hacen en horario extraescolar, por las cuales no reciben ningún diploma ni certificado y que se pagan y cobran en negro. Por primera vez un estudio ha calculado el peso de las clases de repaso en España: el 24% de los niños hacen y, esquivando los efectos de las crisis económicas, la inversión de las familias se ha triplicado en una década, de los 246 millones de euros que se invirtieron en 2006 a los 732 del 2017. "Ha pasado de ser un bien de lujo a un bien de primera necesidad", afirma el estudio, elaborado por el analista del Centro de Políticas Económicas (EsadeEcPol) Juan Manuel Moreno. Según el informe, cada familia española paga de media 751 euros anuales por las clases particulares.

En el fondo, todavía existe una enorme brecha social: las familias ricas gastan cinco veces más que las que son más pobres. Ahora bien, también es cierto que una de las conclusiones que más ha sorprendido al autor es que, proporcionalmente, donde más crece la inversión es entre las familias con rentas medias o medio-bajas. Incluso durante la pandemia, cuando en general las familias ahorraron bastante, el gasto de los hogares más pobres en las clases de repaso "se vio afectado mínimamente". "Tiene sentido que la momentánea reducción de la oferta de la educación en la sombra tenga más impacto sobre quien más gasta, pero sigue sorprendiendo que la inversión se resistiera entre quien tiene menos poder adquisitivo", sostiene el informe.

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Hay varios motivos que lo explican, como por ejemplo "la conciencia cada vez más generalizada" en todas las clases sociales de que invertir en clases de repaso es una "condición para asegurar el acceso a las oportunidades de futuro de los hijos", la "percepción creciente" de que la calidad de las escuelas "ha bajado y hay que compensarlo", la mayor competencia para entrar en las universidades, el hecho de que las familias tengan cada vez menos hijos y, por lo tanto, más dinero para invertir en cada uno de ellos o el poco tiempo de las familias para ayudar con los deberes escolares.

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"Parásitos" de la educación

El estudio alerta de los riesgos que el crecimiento excesivo de este sector "parasite" la educación que se hace en la escuela y el instituto: las desigualdades educativas podrían acentuarse, sobre todo si se crean "incentivos perversos" y se deja de considerar imprescindible incrementar la financiación pública en la educación formal. "Aumentar la confianza pública en las escuelas será la vía para evitar que la educación en la sombra se imponga como norma social", dice el autor, que propone políticas educativas de gran alcance, sobre todo en materia de evaluación, certificados, orientación e itinerarios formativos variables para conseguirlo. Es decir, mejorar la oferta de la educación formal para contener la demanda de la informal.