Un sastre que no pudo estudiar deja la herencia en el instituto del pueblo para salvar al catalán

GeronaAntoni Rossell Terris falleció hace cuatro meses, a la edad de 88 años, en Sant Hilari Sacalm, la Selva. Al hacerse público su testamento, todo el pueblo conoció una noticia emocionante: todo el dinero que había ganado durante su vida lo dejaba en el Instituto Anton Busquets y Punset para que los jóvenes hilarenses puedan estudiar y disfrutar de una formación de calidad. Rossell Terris, que no tuvo hijos pero sí muchos sobrinos, de muy joven aprendió el oficio de sastre, con el que hizo fortuna, pero nunca tuvo la oportunidad de realizar estudios superiores; una espina clavada que, a través de esa donación, quiso reparar pensando en las nuevas generaciones.

El testamento se ha legado directamente al departamento de Educación, que gestionará los trámites porque, tal y como Rossell Terris manifestó expresamente, el dinero llegue al instituto de Sant Hilari. La aportación se traducirá en cuatro becas anuales de 5.000 euros para estudiantes de segundo de bachillerato. En principio ya estarán operativas el próximo curso: tres serán para las mejores calificaciones en lengua y literatura catalana y una será para la excelencia académica. Eso sí, los alumnos beneficiarios tendrán que comprometerse a continuar estudiando después del instituto, ya que están pensadas para sufragar los gastos, al menos del primer curso, de una futura carrera universitaria o de un futuro grado superior.

Ningún miembro de la familia conocía esta decisión, excepto Judit Rossell, sobrina y albacea de la herencia. "Hacía tiempo que lo sabía. No podía decirlo, pero me hacía muy feliz. Es un gran acto de generosidad", explica. También destaca la importancia de que tres de las becas sean para el ámbito del catalán: "Antoni estaba muy preocupado por la lengua y la cultura. Sabía que no pasaban por un buen momento y era un gran patriota", dice. Inicialmente, la idea era ofrecer dos becas para lengua catalana y dos para las mejores notas, pero, ante la regresión del uso del catalán en el país, meses antes de su muerte decidió cambiarlo a tres y una.

Antoni Rossell Terris nació en plena Guerra Civil Española y creció durante la posguerra. Con sólo 12 años, sus padres le enviaron a hacer de aprendiz en una sastrería del pueblo. Más adelante se trasladó a Barcelona, ​​montó su propio negocio y, entonces, vivió en Arenys de Mar, donde siguió ejerciendo de sastre, trabajando siempre con los mejores profesionales de Cataluña y de Francia. Finalmente, ya mayor, regresó a Sant Hilari. "No puedo decir cuánto dinero ha dejado, pero sí puedo afirmar que habrá becas para muchos años", dice su sobrina.

Un honor para el instituto

Como no podía ser de otra forma, el Instituto Anton Busquets y Punset ha recibido la noticia con alegría: "Es un mensaje muy bonito, porque transforma el duelo y la pérdida en esperanza y confianza en la juventud", dice el director del instituto, Josep Broch.

Rossell Terris conocía muy de cerca la realidad del centro educativo de secundaria de Sant Hilari, ya que su primo, Xavier Rossell –padre de la sobrina albacea–, fue el primer alcalde democrático del pueblo y, a finales de siglo, batalló para conseguir los terrenos, entonces el instituto. "Este legado es un reconocimiento al trabajo realizado por el instituto y refuerza el proyecto del bachillerato, ya que a veces nos encontramos con alumnos que deben marcharse fuera del municipio, pero esta ayuda nos da un prestigio y ofrece a los jóvenes un incentivo para obtener buenas notas", concluye Broch.

Además, la beca Terris no es la única del instituto: desde el 2015 existe la beca Toni Guzmán, impulsada por los padres de un alumno que falleció a causa de una enfermedad degenerativa. Cada año, con el apoyo del Ayuntamiento, le otorgan una ayuda de 500 euros al mejor alumno de secundaria.